Amelia Zamora 60 años al servicio de la educación

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Pupitre al Fondo

Por: Blanca F. Góngora

Fue en 1963, a punto de cumplir 20 años de edad, que la maestra Amelia Zamora inició su labor docente en secundaria dando la clase de Tecnologías, específicamente Corte y Confección y poco después Conservación de Alimentos. Los maestros que llegaban a las secundarias, cuenta la maestra, eran generalmente de otros Estados, pero llegaban aquí porque los enviaban desde México y en Colima se contrataba a los que daban Tecnologías: Fundición, Corte y Confección, Electricidad, entre otras. Anduvieron buscando en los talleres a personas que supieran el oficio para que lo enseñaran en las escuelas.  Su papá tenía una carnicería cerca de un mercadito a donde iban a desayunar los maestros y empezó a entablar amistad con ellos y a compartirles tacos de carne que él mismo asaba o desayunos porque a veces a los maestros no les pagaban y su papá los invitaba a comer.  Ahí la conocieron y supieron que ella estaba estudiando en la Normal para ser maestra y que estaba a punto de graduarse. La veían que cosía porque remendaba ropa de sus hermanos entonces la invitaron a dar clases y dijo que sí, aclarándoles que ella solo sabía de corte lo que le enseñaron en la secundaria y lo que enseñaban en la Normal, aunque también trabajaba con una costurera de su colonia ayudándole a hacer bastillas y cosas a mano.

Al año siguiente de empezar dando clases le ofrecieron horas de Español y estuvo 27 años frente a grupo, pues aunque a los años se volvió subdirectora primero y directora después, en la misma secundaria “Enrique Corona Morfín”, seguía dando clases porque así se estilaba en aquellos tiempos: una plaza de subdirección incluía también doce horas de clase y una plaza de dirección incluía 8 horas de clase. La docencia en sus inicios era de todo el día, iban en la mañana, salían un poco al mediodía a comer y bañarse y regresaban a seguir dando clases. Esa secundaria ha sido su casa, le tocó estar ahí siempre, incluso antes de que la escuela estuviera ubicada donde ahora está. Esta escuela ha visto el desarrollo de la maestra Amelia y la maestra ha visto crecer y extenderse a la escuela, desde la construcción del primer edificio hasta la construcción posterior de cada uno de sus espacios.  Creo que ambas se pertenecen. Es supervisora de otras secundarias también, pero la “Corona Morfín” fue el punto de donde se extendieron sus raíces y donde ejerció frente a grupo siempre.

La maestra Amelia decidió ser maestra pese a que su mamá no estaba de acuerdo en que estudiara porque en casa había mucho quehacer y quería que ella se quedara a ayudarle. Fue la mayor de 8 hermanos y gracias a una tía, que convenció a su mamá, la dejaron estudiar. Iba a la escuela y regresaba a hacer quehacer y cuidar a sus hermanos, tortearles, hacer comida, coserles ropa. Quería trabajar pronto porque veía la necesidad en su casa. No había muchas opciones en Colima, solo se podía ser contadora, enfermera o maestra. Ella eligió esta última, profesión que conoce a fondo porque ha sido también  Jefa de Enseñanza de Español de todo el Estado. Entre las cuatro funciones mencionadas (docente, subdirectora, directora, jefa de enseñanza) pasaron sus primeros 30 años de servicio y lleva 30 más desempeñándose como Supervisora.

Le ha tocado ser parte de la implementación de distintos planes y programas de estudio, ha visto pasar más de una docena de secretarios de educación en Colima, ha visto jubilarse a muchos colegas, ha presenciado la evolución y cambio social que los docentes, padres de familia y estudiantes van viviendo. Cuenta que los alumnos de antes y de ahora son distintos porque así distinta va siendo la vida. Han cambiado incluso el lenguaje, la forma de expresarse, la manera de ver las cosas tanto de maestros como alumnos. Ha habido mucho cambio, incluso hasta en las formas de vestir. Todo va cambiando, pero lo que siempre debe mantenerse es el interés por el alumno.

A pregunta expresa de qué le gustaría que sucediera en la educación me contestó: que todos fuéramos con gusto a la escuela, tanto los alumnos como los maestros también. De pronto vemos que los docentes tienen una vida muy estresante, algunos trabajan hasta en 3 escuelas, en secundaria es así, es distinto que en primaria, esto mismo dificulta el trabajo por proyectos porque los maestros entran y salen a las escuelas y es difícil que coincidan. La carga administrativa sigue y los docentes, directivos, supervisores tienen que subir muchos documentos y llenar muchos formatos, eso complica un poco la labor. No es fácil por ejemplo ser director de secundaria, hay muchos cambios y muy rápidos, antes había Acuerdos Oficiales muy sólidos que duraban más, por ejemplo, el Acuerdo número 17 de Evaluación que rigió por muchos años y no se modificaba, duró como 20 años, ahora ya no es así, dice la maestra Amelia.

Le gusta ser supervisora, no aspiró nunca a otro puesto porque le gusta estar en el campo de batalla, afirma que “ha visto de todo en la educación” y cree que ante todo   siempre hay que pensar en el niño. La maestra Amelia cumple 60 años y su bagaje histórico, educativo y cultural es tan vasto que no debería ser desaprovechado por las autoridades educativas. Creo que supervisores como ella deberían ser más consultados y escuchados.

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*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.