No se Olvida la Explosión en Guadalajara

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    La población de Guadalajara y el gobierno de Jalisco esperan que las declaraciones realizadas recientemente por Jordy Herrera, director de Pemex Gas y Petroquímica Básica, sobre los peligros que corre Guadalajara con el gasoducto de gas LP conocido como LPG 14′, no se queden en el papel y que antes del 22 de abril, 18 aniversario de la gran explosión en el Sector Reforma de la capital tapatía, se emita la resolución correspondiente para clausurar el peligroso gasoducto.

    Las constantes denuncias en relación con fugas de gas natural y, sobre todo, la operación del ducto LPG 14′, que atraviesa la zona metropolitana de Guadalajara y que ya cumplió su vida útil, mantienen a la población en permanente zozobra ante nuevas explosiones.

    Los hechos más dramáticos por la presencia de hidrocarburos en el subsuelo de Guadalajara ocurrieron el 22 de abril de 1992, poco después de las 10 de la mañana, dejando 209 personas fallecidas, 500 heridas, 15 mil sin hogar y destrucción en ocho kilómetros de calles, con daños materiales que fueron cuantificados, en aquel año, en mil millones de dólares.

    Este tipo de accidentes en Guadalajara han sido recurrentes, ya que el 25 de marzo de 1983 se produjo una explosión que destrozó 800 metros de la calle Sierra Morena, junto al Centro Médico de Occidente, lanzando automóviles por los aires, dañando fachadas y dejando por lo menos 20 personas lesionadas.

    En octubre de 1991 se presentó una explosión más que hizo volar las tapas de las alcantarillas en la colonia Valle del Álamo. Sin embargo, el día que marcó para siempre las conciencias de los jaliscienses fue el 22 de abril de 1992, cuando las proporciones de la tragedia fueron verdaderamente impresionantes. Y lo peor fue que las autoridades, como de costumbre, no encontraron responsables de lo ocurrido y sólo se limitaron a generar una guerra de oficios en donde las autoridades federales y estatales trataban, sin lograrlo, de explicar lo sucedido.

    Las diversas instancias de gobierno, tales como la Procuraduría de Jalisco, la General de la República y autoridades de Pemex, reconocieron en aquél año que en el sistema de ductos instalado en el subsuelo de Guadalajara presentaba y presenta todavía innumerables fugas que derraman el combustible en grandes cantidades con las consabidas consecuencias. El derrame más reciente encontrado se presentó en San Pedro Tlaquepaque hace apenas unas semanas al construir un puente cerca del fraccionamiento El Álamo.

    Lo peor de todo es que la memoria histórica es muy corta, porque a pesar de que hoy en día subsisten grandes riesgos para la población por el deficiente mantenimiento de los ductos y, sobre todo, por la operación del gasoducto LPG 14′, que pasa en medio o a un lado de grandes asentamientos urbanos, las autoridades apenas se han pronunciado al respecto.

    Es por ello que tanto autoridades locales como la población de Guadalajara esperan que los pronunciamientos de Jordy Herrera no se queden tan sólo en buenas intenciones y que antes de que se cumpla otro aniversario más del fatal accidente registrado en 1992 se de a conocer el cierre definitivo del ducto LPG 14′.