2023: el reto es la violencia 

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PARACAÍDAS 

Por Rogelio Guedea

La crisis de salud y financiera de nuestra entidad están, sin duda, en el nivel de prioridad del gobierno estatal y los municipales para este año que comienza, pero la crisis generada por la inseguridad está en el nivel de prioridad más alto que cualquier otra. Colima ocupa ahora el primer lugar a nivel nacional en feminicidios, homicidios dolosos y violencia familiar. Sólo en el tema de los homicidios dolosos la cifra es escandalosa: casi mil quinientos muertos en el año que acaba de terminar, además de las casi cien fosas clandestinas que se encontraron en diversos puntos del estado y las casi 700 denuncias por desaparición forzada que se contabilizaron durante el periodo. La violencia ha escalado a niveles alarmantes de terrorismo y por eso se está haciendo ya común escuchar episodios en los cuales se arrojan granadas de fragmentación en lugares públicos, generando con esto pánico en la población. Por esta y otras razones no es gratuito que la gobernadora Indira Vizcaino se encuentre en los lugares más bajos de aceptación de la población colimense y que, por tanto, tenga que verse obligada a realizar un reajuste urgente no sólo de la ahora notoria fallida estrategia de seguridad sino también de su gabinete, al que se le ha acusado de no contar con los funcionarios (en su mayoría) apropiados para cumplir con eficiencia sus encomiendas.

La violencia no solamente genera más violencia sino que también inhibe el desarrollo económico, social y cultural de una comunidad, y esto se ha visto reflejado en una especie de estatismo en estos rubros tan importantes para el desarrollo y bienestar de nuestra entidad. Los retos que impone, pues, este año en el ámbito de la seguridad, en donde Colima ha asombrado a propios y extraños a nivel nacional (en donde hemos sido nota de primera plana), tendrán que llevar a la gobernadora Indira Vizcaíno y a los ediles capitalinos, con los que deberá de coordinarse, a trabajar de verdad de forma intensa en redireccionar esta avanzada sangrienta para recuperar a aquel Colima en el que todavía se podía caminar tranquilamente sin el temor de sufrir ninguna calamidad. Tenemos, de verdad, todavía, uno de los estados más bellos del país, con montaña y mar, con una zona centro entrañable y una diversidad gastronómica de presumirse, pero esto podría llegar a ser un mero recuerdo de no tomar conciencia las autoridades correspondientes y actuar en consecuencia.

Es verdaderamente lamentable escuchar todos los días noticias de crímenes, desaparecidos, etcétera, en medio casi de la indiferencia y la trivialización de gobiernos y población en general. Este año será crucial para poder cambiar esto y al menos tener la esperanza de que algún día no lejano volveremos a gozar de la tranquilidad que alguna vez tuvimos, ahora tan necesaria para todos.