TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

La imagen que tenía Colima hace años, se perdió. Aquella ciudad limpia en la que las personas salían a barrer la parte de calle que les tocaba, es raro verla hoy. Muchas son las personas que indiscriminadamente barren con el chorro de la manguera y aunado a ello, sacan a tirar su basura fuera del tiempo establecido por la autoridad municipal. Crece la ciudad y con ello, las necesidades, banquetas rotas o incompletas, amontonamiento de basura en muchas esquinas, bollas despintadas, árboles con un crecimiento desmedido y que afectan cables y paso peatonal, lotes baldíos llenos de basura y maleza, etc. Los anteriores son temas que rebasan a la autoridad de cada municipio, pues hablo del estado.

Reconozco el esfuerzo que hacen algunas autoridades, sin embargo, veo que los ciudadanos cooperamos poco. Es necesario que sumemos, conjuntar esfuerzos de manera propositiva y con acciones claras, nos lleva a buenos resultados.

Traigo a mi memoria cuando administraciones pasadas, tenían la costumbre de barrer y pintar las calles por donde pasaba el presidente de la república en turno, durante su corta visita a nuestro estado. La fiesta se celebraba en grande y después, la basura volvía cubrir las calles recorridas con papeles de colores, confeti y serpentinas, que los ciudadanos felices arrojaban al camión donde iba el presidente.

“Qué tiempos aquellos señor Don Simón”, diría mi madre. Hay quienes aseguran que a los perros, los amarraban con tiras de longaniza y no se la comían. Pero esa, dijo la nana Goya, esa es otra historia.

Hoy se vive de una forma distinta, la sociedad está politizada y ha tomado partido en la lucha estéril que surge entre algunos políticos que solo ambicionan poder.

Una tarde, el presidente Luis Echeverría visitando Colima, concluyó su gira de trabajo con una comida en el parque Hidalgo. Una guapa mujer amenizaba con su voz el convivio y en algún momento de pausa, preguntó a los asistentes, al infelicerío pues, diría Paz Angelica, ¿Ya comieron? La respuesta inmediata no se hizo esperar… ¡Nooooooooooo! Y preguntó de nuevo, ¿Tienen hambre? ¡Siiiiiiiiii! Bueno, pues les voy a cantar una canción mientras les sirven. Del señor Rosendo Montiel, ¡Hambre!

Sobra decir que la comida nunca llegó al pueblo, solo sirvieron a los políticos de guayabera blanca. Era la moda impuesta por el presidente Echeverría y había que quedar bien, “imitar su ejemplo”, decían. La gente respetaba a sus autoridades, veían con gusto a sus gobernantes, no todos ni a todos, al margen de los acarreados, mucha gente iba por voluntad propia, para ver si saludaban al presidente. Aun cuando los guardaespaldas de casi dos metros de estatura no les dejaran acercarse, pues hay que reconocer que los guardias presidenciales eran eficientes repartiendo golpes y rompiendo cámaras fotográficas, entre otras linduras. Su puesto, exigía demasiada disciplina y sobre todo, ojo, mucho ojo.

Conclusión, a Colima le falta modernidad ecológica, lo demás, es lo de menos.

ABUELITAS:

Las alumnas del centro de economía Domestica que funciona en la casa de los jubilados del snte 39 están tristes porque las corrieron de ahí. La casa hasta hace un tiempo estaba medio abandonada, llegaron las alumnas y la limpiaron, la pusieron funcional pues, bueno, ahora llegan las y los jubilados para decirles que se acabó, que ya no más préstamos y que busquen en donde seguir con sus clases. Seguramente que el titular de la sección 39 habrá de buscar que la tolerancia y la colaboración interinstitucional fructifiquen por la educación al servicio del pueblo. Es cuánto.