Por: Gustavo L. Solórzano
CORTOS:
«Ahí en Tepeaca, (Tepeyacac) donde ahora está la iglesia que usted mandó construir hacían muchos sacrificios a honra de una diosa de nombre Tonantzin…”.
El doce del presente, terminó un festejo mas en honor de Guadalupe, la morenita del Tepeyac. Controversial hasta nuestros días, la fiesta se remonta al 12 de diciembre de 1535, cuando por cuarta vez la virgen se manifiesta a Juan Diego, según narra la historia. Verdad o no, la sustituta de Tonantzin vive arraigada a la fe de los mexicanos, reuniendo entre seis y ocho millones de católicos. La historia del cerro del Tepeyac es otro ejemplo más del sincretismo cultural que caracteriza a tantas costumbres, tradiciones y creencias mexicanas.
Hoy en día esta famosa peregrinación reúne a millones de personas que, sin saberlo, acuden a un lugar de culto que lleva siglos de existencia y aun cuando no siempre ha tenido que ver con la religión católica ni con los españoles, sino con una antigua deidad nahua que -aunque muchos no lo sepan-, sigue siendo venerada, la fiesta continua en el corazón de los creyentes.
Muy bueno que se estén reencarpetando algunas avenidas, la verdad es que Colima y sus municipios necesitan una buena mano de gato. Aunque sería muy importante que se hiciera en horarios vespertinos o nocturnos, en razón de que la actividad citadina es mayor por la mañana. En consecuencia, han sido días de aglomeración vehicular y verdaderos embotellamientos en las zonas atendidas. Ojalá que sea factible y que las autoridades responsables lleguen a acuerdos en favor de la población. Es necesario que nuestro estado muestre un mejor nivel cada día y para ello la coordinación interinstitucional es indispensable.
Opacos, viejos y con focos fundidos, deslucen los escasos adornos navideños de la zona centro de Colima, incluyendo un viejo árbol sintético en el jardín de la soledad. Ni una abandonada comunidad merecería esos “adornos”, menos la capital. Ojalá que para el próximo año mejore la creatividad y que la ciudadanía pueda presumir su festejo navideño, pues lo existente en este momento da más tristeza que alegría.
Ese fue mi barrio por muchos años, el centro de Colima, ahí conocí e hice buenos amigos, antes de que los intereses personales y la política nos llevaran por distintos caminos. Recuerdo a Don Nacho Moreno y a su esposa, Doña Cuca, tenían una gran frutería que daba trabajo a los jóvenes mayores que yo. Un día el sanatorio Colima, desaparecido ya, recibió a Doña Cuca, para tener a su séptimo hijo. El niño nació de seis meses y fue necesario tenerlo en la incubadora; Miguel Trejo Ochoa, médico de profesión, visitó a la paciente para valorar al niño y le hizo notar que estaba muy pequeño.
Mas tarde, Doña Cuca platicando con la enfermera le dijo que su hijo era piolín y el dr. por alto, era silvestre, el gato. Naturalmente una platica entre mujeres y a manera de broma; cuando el galeno regresó a visita preguntó por “piolín”. Doña Cuca se sonrojó al saberse descubierta por la indiscreción de la enfermera. Mientras el dr. reía con discreción por su reacción.
ABUELITAS:
Sin caer en la rumorología, por favor, abríguese y aliméntese bien. Incremente la ingesta de cítricos y descanse lo suficiente. Evite excesos en dulce, salados y bebidas gaseosas y sobre todo, consuma agua natural suficiente. Es cuánto.