Falta de inversión, la crisis de nuestras instituciones en México… a un paso de la Violencia

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Entre libros y café

Por: José Luis Cobián León

“El mal es constante y rutinario. No dependas de nadie en tu vida, porque hasta tu sombra te abandona cuando estás en la oscuridad”. Anónimos

Hace unos días aplicando aquello de que un café “es un abrazo atrapado en una taza”, Entre Libros y Café se envolvió en un encuentro con una buena mujer de Manzanillo, fina e instruida, de las que saben tomarse el tiempo en precisar sus metas, buscando nuevos y mejores métodos para asegurarse una base sólida de trabajo exitoso y una ciudadana ejemplar de la que puedo contar su lucha por las causas sociales, por ello, al igual que Julio Cortázar, bajo la defensa del café y sin el deseo de incorporarme a los problemas pero sí de comentarlos por la situación que está viviendo.

Ella fue víctima del odio que nubla la inteligencia dejando las miserias al descubierto obligándola a separarse de su pareja, pero al igual que una oscura roca que emerge de la superficie del mar cuando desciende la marea se quedó sola, frente algunos personajes pertenecientes a instancias que imparten justicia, quienes no tuvieron ni el tacto ni la atención, aun sabiendo del abuso de su pareja hacia ella y por ende a su hijo, quizás motivados me contó, a la cercanía y amistad de estos con su ex pareja, encausando así una agilidad poco común en la carpeta de investigación, y aunque al final se dictaminó estar con el niño una semana cada uno, dicha sentencia le pareció injusta para su hijo y para ella.

No obstante, para proseguir estimado lector, debo ser objetivo al plantear dos preguntas con sus respuestas: “¿Toda la verdad está en una sentencia? No. ¿Aquello que no está en una sentencia, es una mentira?” No. Porque como asegura la abogada penalista de familia, Begoña Gerpe: “Lo que está en una sentencia es lo que se ha podido probar y los jueces dictan la sentencia de acuerdo a lo que dice la ley, porque los jueces están sujetos a la ley, los abogados están sujetos a la ley y todos los ciudadanos estamos sujetos a la ley”, es así que aunque una sentencia pueda ser injusta, no se opina, se cumple, y si no estamos de acuerdo con una sentencia, la recurrimos, es decir; entablas o mantienes un recurso contra una sentencia como asegura Begoña, porque, es lo poco que nos queda en este estado de derecho.

Por lo anterior, no se trata tan solo de señalar, ni de acusar a un juez, a un fiscal o a quienes son parte, la importancia estriba en buscar la voluntad política para que no solo se queden haciendo reformas al código penal (esto lo explicaré más adelante), porque de ser así, seguirán haciendo política de la desgracia de la gente. Prosiguiendo con el tema, tras estos acontecimiento ella se vio envuelta en la preocupación sobre la estabilidad de su pequeño que a veces pareciera que a nadie le importa, dando lugar al “es mi hijo, es mi derecho”, pero acaso se han preguntado sobre el derecho del niño, es aquí un llamado a los padres que como parejas deciden separarse, deben de ser honestos, centrarse en lo que le conviene a su hijo, teniendo en cuenta que al entrar en estas contiendas, los que nos representan, en ocasiones, no nos representan y no les importamos.

Por otro lado sabemos que en un debate hay que atacar la idea no a la persona, digo esto porque cuando ella decide alzar la voz, fue atacada en redes sociales por una porción de la sociedad que ni siquiera son minoría, y aquí impera lo que quizás ustedes y yo hemos lidiado más de una vez, cuando las personas desconocen un tema no saben argumentar, lo que da lugar al insulto, al descrédito, al intento desesperado de ridiculizar a la otra persona metiéndose hasta en la vida íntima, para que la persona se calle, porque como bien dice Begoña, cuando esa persona habla, hace temblar las bases, las influencias en instituciones y a una porción de la sociedad aborregada.

Asimismo en el proceso ella experimentó la incomodidad cuando le preguntaron si tenía algún tatuaje, rasgo o seña como parte de identidad por si algo le sucedía, es aquí que poniéndonos en el lugar de las víctimas debemos utilizar el escalpelo de la razón para poner en foco dos temas: uno cuidar que no escale la violencia y dos la necesidad de inversión en las instituciones para que exista personal específico, calificado y capacitado para atender y dar seguimiento a estos temas de violencia o de conflicto familiar así como evitar estas aberraciones. En este sentido quiero apoyarme en la abogada Estefanía Vela Barba, Directora Ejecutiva de INTERSECTA, organización feminista que se dedica a la investigación y a la promoción de políticas públicas para la igualdad, quien ha participado en publicaciones en medios como The New York Times en español, Nexos, Letras Libres, El Universal, Vice en español, Reforma y Marie Claire, quien entabló una mesa de diálogo con Carlos Puig y Héctor Aguilar Camín sobre estos temas.

Sobre el primer punto expuso la necesidad de observar casos en los que se pudo haber hecho algo antes y no se hizo, como fue el feminicidio de Ingrid Escamilla Vargas, ocurrido el domingo 9 de febrero de 2020 en la Ciudad de México, asesinada por su pareja en su propia casa en un contexto de violencia familiar, lo grave, fue de las mujeres que si denunció antes de que escalara la violencia y qué pasó, nada, solo se demostró que es justo cuando las mujeres denuncian cuando se genera una reacción, es aquí donde deben entrar los refugios o los centros de justicia, que como dice Vela, si una mujer quiere una salida qué posibilidades reales tiene de salirse sin que escale la violencia para que dejen de tener miedo a denunciar, y para esto es necesario, mencionó, observar la falta de inversión al recurso de sociedad civil que impacta entre otros a los refugios, lo que obliga a revisar también las políticas de los refugios y las políticas de los centros de justicia.

Pero no se trata de echar culpas, sino analizar las causas actuales para encausar el cambio, porque como decía Vela, el problema penal se quiere resolver con más cárcel ahora para los fiscales o los policías y eso no es correcto, en este sentido la organización internacional de la sociedad civil World Justice Project, señala, que la policía en México tiene sus facultades completamente limitadas y todo se les carga a los fiscales, “En México, la regla es que los delitos no se investigan. Ni unos, ni otros. El sistema de justicia penal convirtió a sus fiscalías en un cuello de botella tan estrecho que, muchas veces, ni el delito más flagrante logra atravesar su burocracia”.

“Si tuviéramos que unir con puntos el camino que nos trajo hasta aquí, el primero de ellos habría que ponerlo en el artículo 21 de nuestra Constitución. Estamos en una lista diminuta de países que pusieron a las fiscalías a cargo de la investigación de los delitos. Y las policías actúan sólo bajo su conducción y mando. Los casi 300 mil agentes de policía desplegados a lo largo y ancho del país no pueden investigar nada sin que un fiscal se los autorice expresamente mediante oficio. Fiscales, por cierto, tenemos poco más de 6 mil. Para fines ilustrativos, si dividimos el total de delitos que ocurren al año (ENVIPE 2019) entre el número de agentes del Ministerio Público del orden estatal (Censo Nacional Procuración de Justicia Estatal), a cada uno le correspondería dirigir la investigación de algo así como 5 mil delitos al año”.

Por consiguiente basándonos en las cifras de World Justice Project, nos daría querido lector aproximadamente 416 casos al mes o 13 casos al día para investigar; en relación a esto Vela explicó la importancia de quienes están realmente en el terreno y quienes deberían estar autorizados para estar entrevistando vecinos por su cercanía con la comunidad son los policías, lo que permitiría esclarecer delitos, esto muestra que tan solo en la parte de fiscalías y en la parte penal hay mucho por mejorar, asimismo la necesidad de pasar fiscalía, por fiscalía y fiscalía para empezar a invertir.

Otro hecho importante que mencionó Estefanía Vela, fue sobre la investigación realizada por la Dra. Alejandra Ríos Cazares, acerca de que en las fiscalías especializadas que ya tienen años encontraron muchísimas personas que querían ayudar, que no eran machistas, que querían auténticamente ayudar pero estaban rebasadas, lo cual demuestra la disposición y que el machismo no es una generalidad, lo que hace falta es voluntad política para que no se queden solo en reformas al código penal sino que se traduzca en inversión institucional.

Aquí la interrogante que tendríamos que poner sobre la mesa sería: ¿Cuándo se detonó la crisis de los feminicidios? Lo que nos permita identificar las causas y quiénes son los involucrados para detenerla, quizás sea la tarea para un próximo aporte, lo importante es sembrar la semilla para el cambio, tan necesario como alguna vez mencionó Albert Einstein “Un nuevo tipo de pensamiento es esencial, si la humanidad ha de sobrevivir y avanzar hacia niveles más altos” Finalmente los invito a incursionar al bello mundo de los libros compartiéndoles algo de mis lecturas para sorprender al amor: Amo la violencia con la que tu sonrisa me destruye la rutina, para que no quede nada en el tintero: [email protected]