TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

“El progreso, la justicia y la seguridad, si bien son bienes políticos, lejos son de ser propiedad de un partido. Usualmente son los partidos demagogos quienes demandan su autoría.” Jorge González Moore, Escritor, poeta e ingeniero británico.

Los temas relacionados con aquellos ciudadanos que ejercen la política abarrotan hoy las redes sociales. Quienes aspiran a un puesto de elección popular, no han resistido la tentación y corren el riesgo de caer en las promesas. Desde sus espacios, esgrimen sus posibilidades y hablan de tales o cuales bondades que, en caso de llegar, harán en favor de los ciudadanos. Aquí el detalle es que la gente está sentida, lastimada, de que se repite una y otra vez la triada de la política: promesa, triunfo, olvido.

Es cierto que no todo el tiempo fue igual, o tal vez la ciudadanía no lo percibía así. Con la evolución mundial, algunos políticos hicieron lo propio, aunque no para bien; en nuestro país se destaparon la compraventa de candidaturas, los grandes negocios, en su mayoría mal habidos, de políticos abusivos e inconscientes, asesinatos al amparo de algunos políticos, promesas, miles de promesas incumplidas, desprecios de los encumbrados hacia la sociedad que los puso ahí, etc. Todo eso pesa en el recuerdo de la sociedad, misma que ansiosa de un cambio decidió de una manera distinta para encontrarse en algunos casos con pura morralla. “De los males el menor”, decía mi madre, detal manera que don Macario dice con acento michoacano, “Sabe, yo prefiero que me represente alguien que apenas sabe hablar, pero que cumpla” y agrega, “a uno que me hable bonito y se lleve nuestros centavitos”.

La anterior es la lógica de un sector poblacional que ha resistido los golpes de la indiferencia, no solo de algunos políticos, sino de la otra parte de una sociedad insensible a las necesidades “ajenas”. Si el hombre pide un taco, le dan las sobras del refri, si pide una ropa, recibe las que están rotas y casi inservibles. “Nadie vende un caballo” por bueno, dice una canción, mucha gente regala lo que no sirve pues, y eso lastima la dignidad de cualquiera. La gente se cansó de ser ignorada y cayó en el peor enemigo de un proceso electoral después del mapachismo, el abstencionismo. Ante la sentencia de que “de todos modos gana el mismo” y la falta de respuestas a sus planteamientos y necesidades, la gente fue erróneamente abandonando a “sus candidatos” y con ello, indirectamente les la concedió libertad hasta para que los muertos votaran.

La sociedad de hoy solo pide ser escuchada con respeto, atendida desde la sinceridad de quienes aspiran a representarle y buscando un sano interés que muchos candidatos no tienen. Recuerdo aquí a los candidatos etílicos, aquellos que después de saludar a sus posibles votantes de mano, subían a sus poderosas suburban para lavarse con alcohol y otros desinfectantes. Por favor postulantes, mas respeto para su jefe el pueblo. Ya se verá al final de los tiempos electorales, quienes sostienen su palabra y quienes pudieran enredarse en la demagogia, que la sociedad se los reconozca y si no, que se los demande.

ABUELITAS:

A palabras de borracho oídos de cantinero, dice un refrán popular, así ha estado trabajando el diputado Guillermo “Memo Toscano”. Dinámico, servicial y altamente comprometido con sus representados, Memo es bien recibido a dondequiera que llega. Buen gestor, ha sabido imprimir con tinta indeleble su espíritu de servicio para bien, sin aspavientos ni falacias, responde. Bien por Memo y Villa de Álvarez, ojalá lo aprovechen quienes deciden, de no ser así, sería un error sin enmienda. Es cuanto.