TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Del dicho al hecho, hay mucho trecho. Mi madre.

Cuando llegué a la Cruz Roja era yo casi un niño, fui aceptado en el Comité de Juventud que en aquel entonces recibía niños de ocho a dieciocho años. Actualmente pocos quedamos en activo de aquellos que yo conocí, tres o cuatro, cuando mucho. Algunos dejaron este plano y otros, la atención a la familia y al trabajo les impidió continuar; más de alguno cambio el peto por un mandil.

Conocí algunos que llegaron con ideas distintas a las de la institución y al darse cuenta de que no era lo que esperaban, se fueron.

Otras personas han dado hasta de más y no han sido reconocidas favorablemente; me queda claro que  en una institución atendida por humanos, de pronto el celo o las diferencias de criterio ponen a prueba la creatividad y el ingenio. Afortunadamente han sido menos las situaciones álgidas que las exitosas. Como lo señalé hace unos días, recientemente se llevó a cabo el cambio de Delegado estatal en un marco de cordialidad y reconocimiento mutuo entre quien Salió y el entrante. Naturalmente en este tipo de circunstancias existe gente que no está preparada para asumir los retos del cambio y en consecuencia, saber aprovechar las áreas de oportunidad que la vida institucional ofrece. Esto se ve hasta en las mejores familias, más de alguno se inconforma porque de ser el de las confianzas pasa a ser el de la cocina y de ser el que parte el pastel, pasa a ser quien lava los trastos, etc.

Para bien, los principios institucionales son una base determinante en la vida de aquellos que traen la camiseta bien puesta y eso hace la diferencia. Sin duda, la experiencia y capacidad del nuevo Delegado, además de su don de gentes, le permitirá superar los retos y con ello, la Cruz Roja seguirá brindando su mejor cara a nuestra sociedad. Todos los cambios son buenos, incluso algunos necesarios, seguramente el Dr. Héctor Galindo valorará lo conducente y reconocerá además de la capacidad y preparación, la lealtad institucional, eso es esencial.

Desde estas líneas le reitero a él y a todo el equipo de la benemérita institución, mi sincero deseo de éxito, la sociedad colimense merece una Cruz Roja de nivel excelente y eso solo se puede lograr con gente capacitada, conocedora, de buena voluntad y sobre todo leal a la institución.

Hablando de la Roja, así solíamos llamarle cuando éramos muchachos, felicito también al personal de Armería que pese a ciertos ajustes sigue brindando servicio a la ciudadanía. Una institución que vive de la caridad no puede darse el lujo de despilfarros o de tener una nómina demasiado gruesa, porque entonces, reflejaría falta de capacidad en el manejo de la administración y afectaría otros rubros. A pesar de que a la delegación de Armería, que en gran medida depende económicamente de la Delegación estatal y le recortaron dos administrativos, el personal operativo sigue atendiendo al municipio.

Aproximadamente Cruz Roja en Armería atiende  de catorce a quince servicios al mes, mientras que aquí se atienden hasta el triple en un solo día. El gasto de administración es de casi cincuenta mil pesos y bueno, para dar y servir, no hay presupuesto que ajuste y aunque el Presidente municipal apoya, hacen falta más recursos. Afortunadamente, reitero, la población armeritense puede estar tranquila porque el servicio de ambulancia está asegurado y se presta sin ningún problema. La magia que Cruz Roja requiere es hacer más con menos, seguro así lo entienden sus administradores. Tarea nada fácil, aunque si, posible. Es cuanto.