PRONABES CUMPLIÓ
Por: Carlos Orozco Galeana
El gobierno federal le dio final a PRONABES, un esquema de apoyo nacional para beneficio de estudiantes que dependen de familias que ganan menos de cuatro salarios mínimos y desean seguir estudiando. Mediante la asignación de una mensualidad de acuerdo al nivel de estudio que se cursa y la zona geográfica en que se ubique su vivienda, el estudiante accede a recursos federales y estatales, de los contribuyentes, para lo cual tiene que cumplir con la normatividad que rige la intervención gubernamental.
El propósito fundamental de PRONABES fue generar equidad educativa, incrementar la cobertura de atención del sistema de educación superior y aumentar el impacto de los recursos destinados a la educación superior pública, mejorando las condiciones económicas para que los estudiantes alcanzaran sus propósitos de superación. Y un rasgo justiciero fue que consideró como estudiantes de alta prioridad a quienes provinieran de comunidades indígenas, tuvieran discapacidad motriz, visual o auditiva, mejor desempeño académico previo, los que realizaran estudios en planes y programas en áreas científicas y tecnológicas, y tuvieran mayor necesidad económica.
En las reuniones del comité estatal PRONABES en el que participé, se habló de la necesidad de que este programa siga siendo confiable en su operación y sea transparente, que no haya jóvenes hechos a un lado por beneficiar a otros que no tendrían derecho porque sus familias tienen más ingresos de los declarados, porque continuarían quizás recibiendo el apoyo teniendo malas notas o porque podrían recibir recursos de otras instituciones en forma incorrecta y en desacuerdo a la norma del nuevo programa de becas, Manutención, como se llama hoy.
Hace tiempo presencié casos de éxito de jóvenes que habiendo recibido becas durante toda su formación salieron adelante y se vincularon a actividades diversas. Hasta hubo uno por ahí que labora actualmente en Chicago, en la industria armamentista. PRONABES le cambió la vida a muchas personas y familias. Me percaté también del origen rural de muchos de ellos, y de cómo las familias están en la pobreza y viven en casas destartaladas donde hay un ambiente inapropiado. La miseria duele y huele. Pero PRONABES actuó y mejoró notablemente la perspectiva de incontables hogares y comprobó que la educación es motor de cambio. Este es uno de los programas gubernamentales exitosos.
A la vez que se ha concluido con ese programa, como ya lo apunté, nació otro que lo sustituye denominado “Becas de Manutención”, que lanzó recientemente su convocatoria a nivel nacional. El gobierno federal, según ha trascendido, aspira a triplicar los apoyos económicos para el presente ciclo, lo que significaría para los gobiernos estatales un esfuerzo adicional pues la mayoría no está en la holgura financiera y tienen que aportar a ese esquema de apoyo.
PRONABES nacional estuvo al pendiente para que no ocurrieran corrupciones y el recurso federal llegara a quien verdaderamente lo necesitó, y eso me parece trascendente que debe cuidarse en el transcurso de la aplicación del nuevo programa. Es vital que la instituciones operadoras en los estados cuiden la claridad en el uso y destino de los recursos y de a cada quien lo que le corresponda. La transparencia debe ser un desafío de todos los días.
En todo México debe iluminar la llama de la honradez. Muchos males y protestas sociales se originan porque se observa el gasto desproporcionado o desviado en numerosos círculos del poder – ejecutivo, legislativo y judicial, y por la corrupción. El recurso para la educación debe ser sagrado y dejar de someterse al arbitrio de grupos, funcionarios o instituciones que se prestan a su desviación.
El nuevo programa de becas del gobierno federal será, como PRONABES, una alternativa para los que estudian con sacrificios y gran voluntad. Si se extiende en su cuantía en relación a PRONABES, la vida de los estudiantes y sus familias, y la del país, cambiará.