TAREA PÚBLICA

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FORMACIÓN DE PROFESORES

Por: Carlos Orozco Galeana

Hay quehaceres en los diversos ámbitos oficiales ignorados por el análisis  cotidiano de los medios. Robo a los  lectores su atención para decirles que, derivada de los postulados de la Ley general del servicio profesional docente,  se han impartido ya dos diplomados para tutores de docentes con la participación de la  Universidad Pedagógica Nacional, el Instituto Superior de Educación Normal de Colima y la propia Secretaría de Educación. El sábado antepasado, inició un tercer diplomado para 160 nuevos profesores que fueron  evaluados satisfactoriamente y serán tutores para junio de este año.

Este trabajo es cuesta arriba. No está siendo fácil arrancar con esta política de recuperación educativa que pasa por la capacitación y actualización de nuevos profesores. Como se sabe, la SEP aplica actualmente criterios diversos en sus evaluaciones para reconocer  el trabajo de los maestros en el país, pagándoles incluso   mejor si se confirman sus saberes,  o en su caso, reprogramándolos para evaluaciones posteriores. El ánimo institucional no es el echar a la calle a los maestros, ha dicho el secretario  Aurelio Nuño.

De esta forma, los nuevos docentes habrán de ser acompañados por los tutores en formación para que den mejores resultados frente a sus grupos y eleven así la calidad de sus servicios. En sistemas educativos asiáticos, en los niveles primarios los maestros son auxiliados por otro maestro – asistente – en las aulas para aclarar dudas a los alumnos y no permitir atrasos. Estos pueden recurrir al docente auxiliar en los recreos o al final de clase o tomar sesiones educativas para seguir al ritmo de sus compañeros. El resultado es que no hay reprobados y todo mundo contento.

En México podría optarse por costumbre  no reprobar a nadie en los niveles básicos, se abatirían los rezagos y no daríamos pena ante el mundo, pero  estaríamos simulando  porque la estructura laboral   del país no les permitiría a los pasantes forzados trabajar en forma tal que aportaran a la riqueza del país y  tuvieran ingresos mejores.

El presidente Enrique Peña Nieto, bien asesorado por científicos de la educación y el lNEE,  se atrevió a dar un  paso renovador en nuestra educación. Tienen razón los que dicen que los arreglos últimos no son una reforma a fondo sino solo enmiendas parciales que servirán de muy poco. Pero, digo, por algo debía comenzarse. Por lo pronto, la Sep averiguó quien trabaja y quien no y se ahorrará miles de millones de pesos; si, lee bien, lector, millones, y ahora mismo se dejó de pagar a 2,000 maestros comisionados en tareas sindicales; además, pondrá a chambear a aviadores. Otro logro más.

Nuestra educación está siendo removida, más no en sus cimientos. Pero algo es algo, no podíamos continuar así, dilapidando recursos, simulando como si no pasara nada, con  instituciones controladas por unos cuantos grupos, con escuelas en abandono y desorganizadas.

Los diplomados para tutores son, pues, una de las acciones más importantes dentro de la estrategia de recuperación educativa que significará tener maestros más preparados. Los facilitadores – instructores – son profesionales de aquellas tres instituciones citadas y han mostrado empeño en comunicar a los tutores una temática que convierta a los  docentes de nuevo ingreso en profesionales con más rendimiento y seguridad en su desempeño. Esta tarea que se hace en Colima, operada por la maestra Margarita Ochoa exitosamente,  ocurre también en el resto del país, al mismo tiempo. Es una acción concertada,  planeada y  eficaz.

El gobierno se dio cuenta, por otra parte, que la formación normalista era un factor a considerar como una posible causa, entre otras, del declive educativo nacional por  las razones que cité en artículo anterior y porque otorgaba plazas a egresados que quizás no tenían la formación pedagógica que se necesita para dirigir grupos de alumnos, y además  procedían de escuelas normales que no funcionaban como debía ser. Los jóvenes maestros no tenían culpa, ni tienen,  de no recibir una educación verdaderamente profesional en su formación, ni de ser abandonados a su suerte una vez egresados de las normales. Por esta causa, en 15 años los maestros procederán de las normales solamente en un cincuenta por ciento,  se establecerá una competencia para ocupar plazas a aspirantes de otros sistemas como UPN y universidades donde se hayan cursado carreras humanísticas.