PLAYA GIRÓN

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Por: José Díaz Madrigal

Para Sofía. . . (17/04)

Siendo como soy, un hombre de  partido. Solo reconozco un solo tribunal: el de mi partido. . . Este fragmento, es un diálogo de uno de los protagonistas de la novela de corte socialista “La Madre” del escritor ruso Máximo Gorki. Esta novela que salió a la luz a principios del siglo pasado, estuvo en boga entre el estudiantado mexicano de universidades públicas y, era recomendada ampliamente por los mismos profesores de literatura de dichas instituciones. El enunciado con que se inician estas líneas, trata acerca de la férrea autodefensa de un personaje que no admite una opinión distinta, otros puntos de vista y, ni siquiera reconoce que está violando la ley vigente en esa época en Rusia, donde está preso.

La Madre, es una de esas obras históricas, que relata el sufrimiento del pueblo ruso en las postrimerias de un régimen zarista decaído y corrupto; que sirvió como estímulo para que algunos líderes de ese país, tales como Lenin y Stalin; animaran al pueblo a sublevarse contra el gobierno, en la lucha conocida como: Revolución de Octubre del 17. Triunfó el levantamiento, sin embargo en poco más de setenta años que duró el estado socialista; dejó más víctimas que los cientos de años que prevaleció el gobierno de los zares.

Cuando existió la Unión Soviética, se puso de moda en Latinoamérica, sobre todo en algunos intelectuales, hombres de letras, maestros de escuela y abogados; el pensamiento socialista.
Era aquella moda, una especie de carnet de identidad que daba cierta fama y un aire de rebeldía, el ser distinto a los demás, el ser considerado de izquierda. Principalmente entre la gente de renombre académico, pero esa actitud era mucho menos en el común del pueblo.

Uno de los abogados de izquierda que logró engatusar a sus paisanos, por el carisma y por la facilidad de palabra, fue el cubano Fidel Castro. Este al igual que Lenin y Stalin en tiempos del Zar, aprovechó la inconformidad de los cubanos en contra del dictador Fulgencio Batista; para que a base de una lenta guerra de guerrillas que mantuvo por más de dos años en La Sierra Maestra, lo derrocara.

Fidel Castro fue un político habilidoso, taimado, zorruno y especializado en engañar a las personas. Tomó el poder el primero de enero del 59 y, no pasó mucho tiempo para hacerle un gran honor al título de la novela de Gorki; en relación a la economía cubana: le dió en “La Madre” al instaurar un gobierno destructor y autoritario, de izquierda-socialista.

A todos los cubanos que no razonaban como él y expresaran su forma de pensar diferente, haciendo pública esa discrepancia de pensamiento; sin ninguna consideración o miramiento los fusilaba o sí bien les iba los encarcelaba aunque hubieran sido fieles compañeros de lucha armada; es decir, era un maldito traidor de cabo a rabo. Los cubanos que pudieron salir a tiempo, lo hicieron, provocando un gran éxodo ante todo para dirigirse a los Estados Unidos.

Los miles de cubanos desplazados de su tierra por necesidad al país de las barras y las estrellas; no quitaban el dedo del renglón de regresar a su patria para liberarla de la dictadura de izquierda hecha por Castro y sus secuaces. Se empezó a formar un grupo de exiliados, la mayor parte de estos eran jóvenes que de modo soterrado fueron apoyados por el gobierno norteamericano.

La madrugada del 17 de abril de 1961, 1400 cubanos del exilio desembarcaron de 4 buques en PLAYA GIRÓN, esta se encuentra en la parte sur de la isla de Cuba, justo a la entrada oriente de una ensenada llamada Bahía de Cochinos. El factor sorpresa que creían tener los que estaban desembarcando no era tal, puesto que ya se sabía el lugar a donde iba a llegar el ejército de exiliados.

De inmediato se dieron los avisos y llegaron de la Habana, no muy distante de aquel lugar, aviones de combate para repeler la invasión, los cubanos que venían del mar, estaban esperando la ayuda de la aviación norteamericana, puesto que a unos kilómetros de la costa, se encontraba un portaaviones y algunos destructores que no entraron en acción, ya que no les dieron la orden. Dejando en las manos de Fidel, que estaba bien pertrechado, a los más de mil exiliados que pararon como prisioneros de guerra. La invasión fue un fracaso.

Mucho se ha discutido el porque Kennedy se echó para atrás en el momento más importante de esa operación militar. Haciendo hipótesis,  es posible que cuando le informaron al presidente de que había sido descubierta con antelación la campaña para invadir Cuba, sin el componente táctico y de ventaja que brinda una sorpresa militar y, que además el ejército de voluntarios estaba siendo bombardeado por la aviación cubana, Kennedy se desanimó. Quizá por dos factores que en esos momentos pesaron mucho en la decisión presidencial -que meses más tarde, tal vez se daba de topes en las paredes de La Casa Blanca, por haber reculado en Cuba- el primer factor es que sabía personalmente de los horrores de las luchas armadas, ya que él las había pasado en carne viva cuando fue soldado en La Segunda Guerra Mundial. El segundo factor acaso sería, el no querer comprometer de manera abierta al ejército norteamericano en una invasión.

Como quiera que sea, fue un gran error de cálculo que tuvo Kennedy y, siendo uno de los más queridos y mejores presidentes que haya tenido esa nación; humanamente falló y regó el tepache, quedando aquella aventura en el Caribe con víctimas mortales por ambos lados. Que solo sirvió para que  Castro se perpetuara en el poder por casi 50 años y también para que el  trovador cubano Silvio Rodríguez, le pusiera letra a una copla llamada “PLAYA GIRÓN”