Mujer inglesa está dispuesta a todo por convertirse en parapléjica

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EL TIEMPO.COM

EE.UU.- Cuando tenía cuatro años, Chloe Jennings-White visitó a una tía que, producto de un accidente en bicicleta, había terminado con aparatos ortopédicos en sus piernas. Sin sospechar que una extraña enfermedad psiquiátrica se desarrollaría en su cabeza, desde entonces, Chloe -hoy de 58 años- ha buscado todas las posibilidades para terminar como su familiar, y, ojalá, necesitar una silla de ruedas para vivir.

Jennings-White es una científica inglesa, que vive en EE.UU.; posee un doctorado en química, y está felizmente casada con Danielle Saint-Marie, de 44 años. Pero la mayor parte de su vida ha estado desconforme con su cuerpo, y solo hace cinco años supo que eso se debe un trastorno llamado Desorden de Identidad de la Integridad Corporal (BIID, por sus siglas en inglés), que hace que quienes lo padecen, sientan el deseo de ser discapacitados o amputarse partes de su cuerpo.

Tras ser diagnosticada con esa enfermedad, la mujer comprendió todos los peligrosos intentos que ha realizado en su vida por quedar parapléjica.

Ya a los 9 años se rehusó a ponerse la vacuna contra la poliomelitis, en plena epidemia de la enfermedad en su país natal. Según comentó a los medios ingleses, durante ese período vio cómo algunos de sus compañeros necesitaron aparatos ortopédicos debido a la enfermedad, y ella se entristecía por no haberse visto afectada.

Entre los 12 y 16 años se fracturó cinco huesos, intentando accidentarse para lograr su cometido, aunque admite haber temido por su vida. Y hoy, siendo amante del esquí, su objetivo es el mismo.

“Hacer una actividad que me dé la oportunidad de quedar parapléjica me da una sensación de alivio, ante la ansiedad que me provoca el BIID”, dijo al The Huffington Post del Reino Unido.

Su deseo casi llega al límite cuando contactó a un médico que estaba dispuesto a cortarle los nervios del ciático y femoral, pero ella no tenía los medios para juntar los más de 12 millones de pesos que le pedía para la operación. “No sé por qué (esto) molesta a la gente”, comentó Jennings-White al diario The Sun.

Allí, explicó que durante su niñez disfrutaba al jugar a escondidas a ser discapacitada y hoy, mantiene esta práctica, con una silla de ruedas que se compró en internet, y con la que intenta hacer todas sus tareas.

“La primera vez que me senté en la silla de ruedas, me sentí muy bien. Me sentí como si estuviera en un lugar al que pertenezco”, dijo. “Algo en mi cabeza me dice que mis piernas no deberían funcionar (…) Al tener cualquier sensación en ellas, se siente como si algo estuviera mal”.

Jennings-White ha logrado que Danielle comprenda su trastorno y que le permita con libertad usar la silla de ruedas en su casa, aunque eso signifique que su esposa se lleve gran parte de las tareas del hogar.

Según el psiquiatra de Jennings-White, Mark Malan, pacientes que sufren de la misma enfermedad que ella, deberían optar a inhabilitar las funciones que deseen por un tiempo determinado, teniendo la opción de cambiar de parecer si así lo desearan. “La pregunta que suelo hacer es: ¿Será mejor tener a alguien que finge usar una silla de ruedas o que comete suicidio?”, dijo al Daily Mail, intentando explicar la profundidad del trastorno.