LABERINTO PRIISTA

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Nomás pasando la elección, trascendió que René Juárez Cisneros optaría por ocupar una diputación federal pluri, posición desde la que buscaría la coordinación de su bancada, lográndola finalmente. El guerrerense renunció al Cen del Pri tras quedar su partido en el tercer lugar de la elección, rebasado en la conformación del congreso hasta por partidos pequeños, con un candidato presidencial que no ganó ningún distrito de los 300 existentes en el país y ni una de las 9 gubernaturas disputadas.

Por esos días de tristeza, Juárez Cisneros se sinceró diciendo que el Pri había perdido porque se olvidó de servir a los ciudadanos. A confesión de parte, relevo de pruebas. Además de ese olvido imperdonable, el tricolor se sostuvo obediente a los dictados de Peña Nieto, y en el pecado llevó la penitencia. Y es que Peña afectó la credibilidad partidaria. Les endilgó primero un presidente priísta ajeno a las bases pero muy cercano a él, luego a un candidato dizque ciudadano salido de la burocracia y ajeno también al priísmo, y por último les puso a un coordinador de campaña, a un muchacho tiernito en las lides electorales que no se sabe hoy por donde anda ni qué hace. Esta triple ofensa le engordó las ánforas a Morena.

Y como si faltaran los malos momentos, se especula con la separación de la CNC del sistema priísta, que se uniría a Morena en busca de sobrevivencia. La CNC es una agencia política, sede de innumerables políticos cuya representación la han usado para su beneficio propio. Y falta considerar la revuelta que impulsa el movimiento más visible a su interior de la mano del exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruíz, un político  que arrastra mala fama. Hay pesca a río revuelto, pues, y lo peor que le pudiera pasar a este partido es aparentar un cambio para que todo siga igual. A nadie sorprendería si cobra realidad este supuesto.

En Colima también se esperan cambios en el Pri. Le dieron durísimo. Pero ahí nadie es culpable. Fue la ola de Morena, fue la ola, afirman. Pero la pregunta es ¿ quién o quiénes hicieron posible esa ola con sus actos equívocos ? Hacia adelante, el tricolor tendrá que echar mano de liderazgos de valía, no de políticos mediocres o cuestionados que ya se apuntan por ahí para ocupar el lugar de Rogelio Rueda que ya no siente lo duro sino lo tupido como si fuera el responsable único de la debacle.

Hacia el futuro, debe ocupar esa posición quien apuntale una relación independiente y constructiva respecto al Ejecutivo estatal, cosa que se antoja difícil. El que se ponga bien la camiseta ahí saldrá mal con el gobernador. Quien manda en el Pri, debe pensar que su dirigente no solo lidera a sus militantes sino que debe ser reconocido por el resto de la sociedad como una persona honorable y congruente. Pocos ciudadanos empatan con una mala dirigencia partidaria o con un gobernante que no cede un ápice en el control político de su partido.

Por ello, el Pri tiene un destino en desnivel hacia los comicios del 2021, donde podría ser superado y ubicarse hasta en un lejano tercer lugar. Morena crecerá, Acción Nacional buscará su recuperación y prosperará si encuentra la unidad, y Movimiento Ciudadano querrá consolidarse como una opción de cambio real tras ganar dos municipios importantes.

Sobre advertencia no hay engaño. Debe hacerse una reflexión auténtica y madura, auto crítica en el PRI, sin complacencias ni simulaciones. Lo mismo vale para otras formaciones a las que no les fue bien. Algo podrá hacer también el gobernador Ignacio Peralta en ese proyecto de recuperación priísta. Como ejemplo: humanizar su gestión y localizar sus conductas inadecuadas a fin de no repetirlas. Escuchar a los ciudadanos con buen ánimo y responder positivamente a sus demandas, y ampliar su presencia física en Colima.

La recuperación del Pri pasa no solo por la aclaración de las causas de su derrota, sino por la modificación de conductas de los dirigentes políticos y de la burocracia gobernante. Pueden comenzar ya.