LA NIÑA DE YAUTEPEC

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Por José Díaz Madrigal

Don Ignacio Manuel Altamirano, fue de los primeros escritores que le dieron prestigio literario a México, ya como país independiente. Es autor de varias novelas de corte histórico, entre las que figura El Zarco, que se publicó después de la muerte de don Nacho.El Zarco viene a ser, más que todo, una obra típica en el entorno de falta de autoridad de un mal gobierno; incapaz y caótico superado por la delincuencia. La novela está ambientada en Yautepec Morelos, pero de alguna forma refleja lo que sucedía a nivel nacional con la proliferación del bandidaje. Aquella era la época en que Juárez era presidente de la República.Los bandoleros prosperaron por regiones o determinados territorios, principalmente porque había una autoridad permisiva, negligente que en muchos casos llevaban tajada de las ganancias, producto de robos y asaltos.El protagonista de la novela es El Zarco, un antiguo trabajador de una hacienda cañera, ubicada cerca de Yautepec. El apodo de Zarco, se refiere a las personas que tienen ojos azul claro. Éste personaje era un muchacho de temperamento brutal y sin sentimientos; joven, de buena presencia, rubio con ojos de color y mirada agresiva. Curiosamente ese tipo de mirada, de hombre malencachado, fue lo que cautivó a Manuela; la hermosa novia que vivía en Yautepec. Sin importarle a ella, más bien le parecía fascinante el saber que El Zarco fuera jefe de un grupo de bandidos.Manuela era una chica de aproximadamente 20 años, blanca de seductores ojos negros, boca chica y risueña. Bastante bonita, sin embargo esa belleza le producía un carácter petulante, soberbio y desdeñoso. Vivía solo con su mamá que era viuda. Manuela era cortejada también por Nicolás, lugareño trabajador, al cual despreciaba por su aspecto modesto y sencillo. Mejor se “julló” con El Zarco y, éste se la lleva a vivir a una recóndita guarida de ladrones.Es en este lugar denigrante en que El Zarco deja ver su verdadera personalidad, Manuela se da cuenta de lo sinvergüenza que es su novio; por tal motivo se arrepiente de haber huido con él. Hasta entonces le cae el veinte y empieza a interesarse por el humilde Nicolás.La mamá de Manuela, apenada por la fuga de su hija, se enferma y muere. Antes de morir, pide ayuda a Nicolás para rescatar a su hija de las garras del Zarco. A éste ya le pisaban los talones un grupo de guardias armados por particulares, parecido a las autodefensas actuales. Un día entre los días, se le acabó la suerte al Zarco; es capturado y colgado de unas ramas. Manuela enloquece y muere al pie del árbol donde colgaron al Zarco.El Lunes pasado ocurrió lo que ya es cotidiano en nuestro México. Otro múltiple asesinato, en este caso fue en el mismo Yautepec, la población de Morelos donde se desarrolló la novela del Zarco. Ahora vuelve a ser escenario de un dramático suceso, cuando acribillaron a una familia que viajaba por ese poblado; dejando un saldo de tres adultos difuntos y dos niñas heridas.Lo particular y trágico de éste homicidio, es que una de las niñas de apenas 10 años, herida de bala; fue quien bajó del vehículo pidiendo ayuda, después que mataron al papá, la mamá y una tía. “Ayuda, ayuda, ayuda” gritaba LA NIÑA DE YAUTEPEC. Logrando la pequeña desesperada, que un motociclista se parara, al que le muestra el terrible cuadro dentro del auto.Altamirano por un tiempo apoyó a Juárez, luego se distanció de él, debido al mal gobierno que estaba ejerciendo. No dudó en convertirse en un fiel porfirista, puesto que vio que don Porfirio si sabía gobernar. Éste erradicó el fenómeno del bandolerismo, trayendo con esa ausencia, la seguridad pública tan anhelada y al mismo tiempo, progreso y la famosa paz porfiriana.Ahora otro juarista trasnochado, López Obrador, que de sobremanera admira al de San Pablo Guelatao, está aplicando el mismo método que aplicó Juárez: El mal gobierno.Los mexicanos añoramos un gobierno fuerte, que se haga respetar, que no le tiemble la mano para ejercer el mandato y poder que ganó en las urnas. Queremos seguridad en calles y carreteras, con esas dos cosas y cuidar las finanzas, el progreso llega por añadidura.