La Panga
Por: Mayahuel Hurtado Ortiz
El águila levantó el vuelo en medio de un fuego cruzado de críticas y llegó a Rusia, la siempre potencia científica y tecnológica del mundo. Históricamente, México siempre se ha esforzado por calificar a los mundiales de futbol, salvo en Alemania 1974 y España 1982 por no calificar, y en Italia ‘90, por el conocido caso en donde fue eliminado por meter cachirules en torneos juveniles.
El resultado de hoy no es producto de la casualidad, pues desde Perú 2005, surge una generación de jóvenes dispuestos a todo; me refiero a la selección Categoría Sub 17, el equipo masculino representativo de la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
En dicha categoría, México se consagró campeón de la Copa del Mundo Perú 2005 y por segunda ocasión, como anfitriones, en México 2011. Es la selección más exitosa de su área, ya que cuenta con 7 campeonatos Sub 17 de la Concacaf (1985, 1987, 1991, 1997, 2013, 2015 y 2017).
Se preguntará usted, amable lector, lectora, ¿por qué la referencia? La respuesta es sencilla, cuatro titulares de ese equipo, Héctor Moreno, Carlos Vela, Javier Hernández y Giovanni Dos Santos, actualmente son miembros de la escuadra nacional en la Copa del Mundo Rusia 2018.
Sin duda, la mentalidad de esta nueva cantera de jóvenes les permitió alcanzar las glorias del futbol como Sub 17 y ahora con la Selección Mayor, se plantaron en el Estadio Olímpico Luzhniki y dieron pelea en el campo, donde la escuadra mexicana no sólo enfrentaba el fantasma de jugar contra un integrante del conocido “Grupo de la Muerte”, sino que en la semana las mediciones estaban 90 a 10; es decir, aproximadamente el 90% de los aficionados daban por hecho antes de jugar, que México perdería, incluso el escandaloso 10, Diego Armando Maradona, lanzó una frase que vino a terminar de sepultar los anhelos de una nación que estaba con los sentimientos a flor de piel, para ver a su selección avanzar en las primeras rondas.
Pero los dioses aztecas tenían preparado algo mejor y Quetzalcóatl y Coyolxauhqui, firmaron un pacto, donde Tonatiuh, Ehécatl, Coatlicue, Tláloc y Tonantzin fueron testigos; además, los señores de Xibalbá, aquellos del Popol Vuh de los Mayas, también conferenciaron y acordaron proteger al águila que llevaría a los jugadores de pelota para dar la batalla en el campo y traerse la primera victoria.
Fue así que entre el bello sol brillante, las tormentas tropicales en el sureste, los volcanes amenazantes, los sucesos contra nuestra raza en tierra extranjera y el rugido de la madre tierra, al minuto 35 México anotaba el primer gol por conducto de Hirving Lozano, que sería el que después de varios intentos fallidos al marco alemán, le daría la victoria y los tres puntos a la Selección Mexicana.
Ayer, todo conspiró para que México se bañara de gloria e inundara los titulares informativos que a una velocidad inimaginable, propagaban por la red una noticia que arrancó gritos, risas, llanto, emociones: Los hijos de esta madre tierra aztecas y maya, celebraron con júbilo el sacrificio del equipo nacional, para demostrarle al mundo que las encuestas no son garantía de triunfos, lo que se juega a nivel de cancha y conspira en el ambiente, es lo que dio ayer a la Selección Mexicana los elementos para que poco más de 40 mil compatriotas en la ciudad de Moscú, descargaran el alma, mientras al mismo tiempo México cimbraba a todo lo ancho y largo de la República, coreando el conocido grito de gooooooool, que también nos vistió de dignidad.
Esperemos que este triunfo reactive el patriotismo y civilidad para superar los momentos difíciles que están por venir. Ayer quedó demostrado que el trabajo estructurado y pasión por lo que haces, mata cualquier resultado en las encuestas.
Lo mismo lo traslado a nivel de calle, porque una cosa es que un partido ordene o acuerde una encuesta, en donde la tendencia es favorable, y otra muy distinta es medir el humor social a nivel de calle; ahí, en el contacto y la plática, nos damos cuenta que la realidad es distinta.
Por cierto, a propósito de las encuestas, dura lección para quienes se dicen que “ya ganaron” y ya están armando el gabinete presidencial; les tengo malas noticias, México decidirá en las urnas por quién votar, porque saben perfectamente que las aventuras de transición nos han costado muy caras al país y para muestra están los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, que al querer meter mano en esta contienda, los mismos albicelestes los rechazaron y al final después de tanta guerra sucia terminó con una denuncia del senador Ernesto Cordero al candidato Ricardo Anaya y de éste una disculpa pública en la Ibero para Margarita Zavala por lo que dijo durante la campaña. ¡Vaya familia política!
Por otro lado, quienes ya están perdonando a todos antes de llegar a la silla del águila, les recuerdo que el próximo 1º de julio, millones de mexicanos saldrán a votar y no permitiremos que insulten nuestra inteligencia, el pueblo requiere más que un disco rayado que ante cada pregunta responde “combatir la corrupción” y “la mafia del poder”, con eso no se realizan proyectos ni se genera economía para el país; igual ocurre con la foto que subieron del concierto de los Rolling Stones en Brasil y se dijo que era un evento de “ya saben quien” en Playa del Carmen, Campeche. Ya basta de jugar con la ciudadanía y sus necesidades.
Tampoco será posible el moche de manos que promete “El Bronco•, eso sería regresar a las épocas de la barbarie.
Cierro mi columna con una reflexión: En el pasado debate hubo cuatro candidatos, el primero José Antonio Meade, que en los dos últimos encuentros dio las mejores respuestas y propuestas, además de ser el único en dedicar un espacio para reconocer el trabajo de la Selección Mexicana, saludarlos y desearles éxito en el mundial Rusia 2018. Después Ricardo Anaya, que prácticamente fue a boxear con el tercer candidato, AMLO, que quiere hacer historia invitando a sumarse a su proyecto a quienes ha denostado desde hace más de 18 años; por último, “El Bronco”, quien desobedeció al INE y estuvo checando su celular en modo discreto, cuidado que en una de esas le cortan la mano a él.