HUELGA EN LA UTM

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Que en una universidad los trabajadores emplacen a huelga no es una buena noticia porque indica que las relaciones a su interior están desquiciadas. Un paro de labores desencadena  daños difíciles de reparar aunque posteriormente haya  entendimiento.

Quien paga los costos de ese tipo de movimientos es la sociedad, esto es instituciones,  alumnos, padres de familia, la economía, etc., por lo que las partes en conflicto deben pensar también en los efectos colaterales  nocivos que conlleva una huelga.

Diario El Noticiero, en su edición de 26 de este mes, refiere que el sindicato de la Universidad Tecnológica de Manzanillo ha emplazado a huelga   a este centro de trabajo por el despido injustificado de unos 40  trabajadores docentes, (que son por cierto bastantes para un centro de estudios pequeño como este) así como “por violaciones a su contrato de trabajo.”

Su líder, Raúl Navarro Gutiérrez, reveló que  al despedir a los docentes ni siquiera se les dio la indemnización de ley que les incumbía e incluso se dio el caso de despedir a mujeres tras haber dado a luz. Otro punto de queja es el relativo a que la institución, según Navarro, “no quiere rendir cuentas claras sobre las aportaciones que debe hacer al sindicato, y se niega a rendir cuentas”.

Este asunto crítico viene a sumarse a otros más de los muchos que enfrenta el gobierno estatal en su agenda diaria. No tiene pausa Nacho Peralta. No es bueno despedir trabajadores nomás porque sí, sin que se cumplan los requerimientos de ley para tal fin porque pareciese que en la Secretaría de Educación no importan los derechos de los docentes.

La Secretaría de Educación, como institución de credibilidad y confianza, debe conducirse con respeto y generar confianza en el magisterio. No puede ir por ahí dando latigazos y lastimando en sus derechos y en su moral a quienes aportan mucho a las instituciones como son los maestros.

Es grave pues que esto ocurra a ese centro de estudios superior  de Manzanillo por la corta vida que tiene. Vive una etapa de crecimiento y está consolidándose como una entidad educativa de calidad y por ello no es positivo que se altere su vida académica. Escribía que 40 profesores despedidos son un gran número para la plantilla reducida que tiene. Y entonces la pregunta obligada es: ¿qué intereses hay detrás de ese despido prácticamente masivo?

Ojalá intervenga el gobernador Ignacio Peralta en este tema pues sabido es que lo hace frecuentemente para resolver asuntos educativos que no pueden resolverse en la SE por falta de diálogo y carencia de visión. Debe anteponerse el interés colectivo por encima de cualquier actitud autoritaria y revanchista para evitar un deterioro más de la vida de Colima.

Hemos de cuidar nuestras instituciones con esmero, que no se desestabilicen por la existencia de personalismos que no ven más allá de sus narices. La universidad manzanillense es, sin duda, un logro importante de los gobiernos estatal y federal y  la cara bonita del puerto ante la problemática social y la inseguridad reinante que tiene a todo mundo pasmado allí.

Y piénsese sobre todo en los efectos colaterales que se derivarían de un paro permanente que a nadie convendría. Es importante pensar en el bien común antes de sacar a relucir las bayonetas de la intolerancia. No hay instrumento mejor que el diálogo franco y abierto. Siendo universitarios todos los que ahí coexisten, no será tan difícil encontrar soluciones.

Las instituciones de educación superior en Colima, públicas y privadas, se caracterizan por llevar la fiesta en paz y por respetar los derechos de maestros, estudiantes y administrativos. Es deseable que esta situación  perdure así ya que cualquier daño a la educación es de suyo irreparable.