Por: Jonás Larios Deniz*
Las siguientes doce preguntas se responden con sí o no, es el cuestionario que propone el Consejo Estatal para la Prevención y Atención a la Violencia Intrafamiliar (CEPAVI). ¿Le interesaría responder de acuerdo con su experiencia como esposo, esposa, novio, novia, pareja? 1. ¿Estoy yo en una relación violenta? 2. ¿Siente usted que su pareja la ha hecho sentir miedo, inseguridad, dolor y/o humillación? 3. ¿Su pareja la ha asustado o amenazado por medio de acciones, miradas, gestos o enojos descontrolados? 3. ¿Siente usted que su pareja la rebaja como persona, la denigra y/o la humilla? 4. ¿Le impide su pareja tomar decisiones sobre su vida o sobre la de sus hijos y es él el que toma todas las decisiones? 5. ¿Controla su pareja todo lo que usted hace; por ejemplo a quién ve, con quién habla, lo que lee, en qué gasta el dinero, etc.? 6. ¿Su pareja le ha hecho algún daño físico o la ha amenazado de hacérselo? 7. ¿Su pareja la ha golpeado, herido, pateado, abofeteado, arrastrado o ejercido otra agresión física contra usted? 8, ¿Su pareja la ha encerrado, prohibido salir o ha impedido que usted se mueva para hacer algo de su gusto o para trabajar? 9. ¿Su pareja la ha obligado a tener relaciones sexuales sin que usted quiera? 10. ¿En el acto sexual, le ha provocado dolor, le ha hecho cosas que le desagradan y la humillan? 11. ¿La hace sentirse la culpable de las peleas, las situaciones de violencia o los malestares de él o sus hijos? Y 12. ¿Siente usted que su relación de pareja es frecuentemente o siempre mala, no la hace feliz y le produce dolor? La reflexión que hace el CEPAVI (http://www.cepavi.col.gob.mx/servicios.php) es que si se responde de manera afirmativa a una o más preguntas, debe buscar ayuda porque se encuentra en una relación violenta. Ahora bien, si usted que está leyendo no vive violencia en casa, pero identifica a alguna persona pasando por una o más de estas situaciones, debe acudir en su ayuda o pedir orientación sobre qué hacer a algún organismo o institución, por ejemplo al CEPAVI. La preocupación por la identificación de la violencia y su tratamiento ha sido creciente en el mundo y en México, por lo que los gobiernos han destinado recursos para su prevención. El avance en la discusión de las causas y la definición de los nuevos fenómenos implicados o de las situaciones que resultan de ella, van también en aumento, particularmente en dos ámbitos: a) las instituciones de educación superior, a través de la docencia y la investigación, y b) las organizaciones no gubernamentales que viven esta realidad desde la atención de víctimas. De acuerdo con el CEPAVI, “la violencia implica poder, fuerza, destrucción. Es una forma universalmente conocida y muchas veces practicada mediante la cual se impone la voluntad del más fuerte contra la o las personas más vulnerables. Es también una forma utilizada para dirimir conflictos o desacuerdos entre personas o grupos de personas en cualquier lugar del mundo de cualquier clase social, económica o política. La historia nos habla de guerras, genocidios, torturas; de armas nucleares y bacteriológicas; también hace referencia a asesinatos, violación o destrucción del ecosistema. Existen distintos tipos de violencia así como distintos los actores que intervienen en ella, desde los más poderosos que destruyen con pueblos enteros, hasta la violencia que aniquila a miles de mujeres, niños y niñas en sus hogares” (http://www.cepavi.col.gob.mx/servicios.php). Desafortunadamente, el inicio de cualquier historia de violencia está en las familias, en su disfuncionalidad; esta afirmación, lejos de acusar a madres y padres, destaca que es ahí donde da inicio la ruta de la paz y el bienestar para sus miembros y para la sociedad en general. Vivir violencia no es normal.
*Profesor-investigador de la Universidad de Colima.