El éxodo michoacano

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EDITORIAL

Como si viviéramos una guerra civil en el medio oriente, Michoacán se ha convertido en zona de expulsión de sus propios habitantes, las causas son como si se tratara de un enfrentamiento bélico, aunque en sentido estricto lo es: LA VIOLENCIA.

Si bien los pobladores de muchas comunidades urbanas, rurales e indígenas michoacanas, desde hace más de 3 décadas habían abandonado sus tierras por falta de oportunidades laborales, apoyos al campo o condiciones paupérrimas de bienestar, ahora su gente tiene un motivo más para huir de esos lugares: la inseguridad y el clima de muerte que se acentuó desde el inicio del sexenio calderonista.

Colima, por su ubicación geográfica colindante con el estado de Michoacán, la calidad de vida que se goza en nuestra entidad, las oportunidades de empleo y bienestar, así como los servicios públicos, de salud y educación, entre otros, son un atractivo muy fuerte para que cientos de michoacanos arriben a alguno de los 10 municipios del estado.

Aunque oficialmente se anunció la llegada de por lo menos 100 familias provenientes de la comunidad indígena de San Miguel de Aquila, municipio de Aquila, Michoacán, se tiene registro que en los últimos años han llegado familias de Coahuayana, El Ranchito, Trojes, Coalcomán, Tepalcatepec, Apatzingán y hasta de Aguililla, entre otros municipios.

Para el Gobierno del Estado de Colima, esa situación representa una problemática social más, ya que estos cientos de personas de diferentes edades, requerirán servicios públicos, de salud, educativos y hasta financieros y todo ello no es cosa menor si pensamos en la dinámica económica de la entidad, que en estos momentos no es la más desahogada que digamos.

Además de que muchas de estas personas vienen de comunidades indígenas y por consiguiente en algunos casos tienen la barrera del idioma para comunicarse y eso representa un problema más para la interacción social.

Los censos económicos en la entidad deberán modificarse, ya que los programas sociales que instrumentan los tres niveles de gobierno municipal, estatal y federal, se basan en ese tipo de levantamientos que en muchas ocasiones no coinciden con la realidad y con situaciones extraordinarias como las que se viven ahora, resultará más difícil el apoyo a los nuevos residentes de Colima.

Para ejemplo están las 100 familias michoacanas que se refugiaron en los municipios de Tecomán y Colima, principalmente, por las amenazas de los grupos armados, dejando todo por salvaguardar su vida y la de sus familias. Estos podríamos registrarlos como un dato oficial, faltaría otra cantidad que vienen de manera solitaria por las mismas causas a encontrar tierra segura, así lo prueba inclusive la demanda educativa que se está presentando en las diferentes escuelas de todos los niveles para que les reciban a sus hijos, pero lo que es aún más complicado que en muchos casos sin documentos originales por causa de que las instituciones educativas de sus pueblos de origen están cerradas o sin personal para entregarles documentos oficiales que acrediten, dando una alta preocupación a los angustiados padres y madres que recién llegan a esta ciudad.