DERECHO A NACER

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Por José Díaz Madrigal

Era aquella una joven mujer que llegó a Colima desde una remota ranchería de allá del suroeste de Michoacán, posiblemente haya sido madre soltera o quizás viuda, nunca soltó prenda; el caso es que traía dos niños con ella. Encontró donde vivir en una vecindad del Tivoli, una que está pegadita a la vía cerca de la estación del tren. Buscó trabajo y pronto lo halló de empleada doméstica en una casa al norte de la ciudad. Por cierto carisma que tenía, el tono y modito de hablar propios de los habitantes de aquella región, además de lo entrón que era para la chamba, se ganó la simpatía y confianza de la patrona y de los hijos de ésta.Después de algún tiempo conociendo mejor la ciudad, empezó a recorrer las calles desde su casa al trabajo con más seguridad. En uno de esos ires y venires se hizo de un novio. Éste era un policía divorciado que tal vez nunca la tomó en serio. En las andanzas con el poli, le cuajó un chiquillo; luego de avisarle al galán que no le había bajado su periodo por casi tres meses, el muy cínico le contestó: a lo mejor estás un poco embarazada, pero nomás tantito, no te apures ya se te pasará. . . Y la abandonó.Debido a su mala situación económica, la joven señora ya no quería otro niño y menos de un patán irresponsable; de tal manera que en esos primeros meses de embarazo quería abortar. Echó mano de diferentes medios, una vecina de la vecindad le recomendó que tomara agua hervida de hueso de aguacate o que ingiera té de sábila; otra que hiciera una mescolanza de estafiate, orégano y epazote. Ningún brebaje le dio resultado. Más tarde optó por golpearse la parte baja del abdomen con sus propios puños o de plano se dejaba caer de panza, sobre objetos abultados y duros. Tampoco le funcionó y continuó con el embarazo.La patrona con la que estaba trabajando se dio cuenta de que su empleada quería abortar, de inmediato habló con ella logrando convencerla de que no lo hiciera. Dio a luz a una hirsuta bebesita, que tenía pelos hasta en la frente. Pasaron los años, la niña desarrollo una capacidad mayor que la de sus medios hermanos para desenvolverse en el mundo laboral. Emigró a los Estados Unidos consiguiendo un magnífico trabajo. Por otro lado la mamá envejeció, dejó de trabajar y ahora vive en casa propia manteniéndose con el dinero que religiosamente le envía su hija a la que paradojicamente quería abortar.Con 14 votos a favor de los 25 diputados que componen la actual legislatura colimota, fue aprobada la interrupción legal del embarazo hasta los tres meses de gestación. Uno de los argumentos que respaldaron esta decisión, es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación decretó en Septiembre pasado que era inconstitucional la penalización del aborto y estableció que los estados no tienen  competencia para definir el origen de la vida.Que les pasará a nuestros ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para decretar con un falso silogismo que el estado (entiéndase gobierno y pueblo) no tiene competencia para definir el origen de la vida. Por lo menos es un contrasentido del máximo tribunal de este país, que el encargado de aplicar la justicia con una postura ética universalmente aceptada; sabiendo que la esencia de toda ética es lo justo. Por lo tanto defender la vida humana desde el momento de la concepción, que es cuando se une la célula femenina con la célula masculina, siendo así por obviedad este el momento del inicio de una nueva vida, de un individuo nuevo distinto al de la madre aunque sea microscópicamente hablando. Abogar por este nuevo ser es hacer justicia, es defender la vida desde su más pequeño origen; cuando apenas se está anidando el embrión vivo -no muerto- en el vientre materno.Los códigos civiles tanto federales como estatales, castigan a quien atente contra la vida o le quite la vida a un individuo. O acaso ¿no es un individuo -de individual- que tiene vida antes de las doce semanas? ¿no tiene vida el feto antes de los tres meses?. No nos dejemos engatusar por los magistrados de la alta corte con su falso silogismo. . . Claro que tienen vida y no es éticamente admisible que se hagan los disimulados diciendo que no saben cuando empieza la vida. No debemos engañar nuestra conciencia, porque es engañarnos nosotros mismos. La indiferencia y pasividad ante estos hechos es apoyar los crímenes contra la vida y la vida humana es sagrada.El don de la vida, el secreto de nuestra existencia en este mundo; ha sido siempre un gran misterio. Grandes pensadores y místicos de todos los tiempos, entre más penetran en el secreto de la vida se muestran más respetuosos y admirados por este gran misterio. Sin embargo una vez a lo largo de la vida, se aprende en este caminar que el secreto de la misma es: siempre  apostar y defender la vida.Defiende la vida Señor, Tú que das la vida y(Eres amigo de la vida. Sab 11-26)