DEFENDIENDO AL NEOLIBERALISMO

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Por José Díaz Madrigal

Abraham Lincoln fue el dieciseisavo presidente de los Estados Unidos, los norteamericanos lo recuerdan como uno de los mejores mandatarios que ha tenido su país. De hecho, su figura está acuñada en una moneda y también grabada en un billete de mucha circulación; es decir, en dos elementos legales de pago. Privilegio que nomás tienen otros dos presidentes: Washington y Jefferson, considerados estos últimos como padres fundadores de los Estados Unidos.

Al contrario de los padres fundadores que fueron hombres adinerados, Lincoln fue un presidente de origen modesto; nació en lo que se puede llamar un rancho alejado de la zona urbana, en el estado de Kentucky. Su labor constante y disciplinada, sumado a un fuerte apetito por progresar; lo llevaron a ser abogado. Dice alguno de sus biógrafos, que se hizo de modo autodidacta, con poca educación formal.

Radicado en Illinois, fue agarrando fama entre colegas, clientes y el pueblo en general, por el esfuerzo que imprimía en un trabajo limpio, honrado y justo que hacía en los tribunales; donde llevaba casos jurídicos. Esa decencia fue el motivo para que fuera nominado para integrar la Asamblea Estatal de su estado adoptivo, en la cual sirvió por diez años consecutivos.

De la Asamblea Estatal, pasó a ser parte del congreso nacional, lugar en el que estuvo un período de cuatro años. Tiempo después aceptó ser candidato del partido Republicano, de reciente creación, para postularse como senador de los Estados Unidos representando al estado en que vivía. Esa posición de senador la mantenía el diminuto pero belicoso Demócrata Stephen A. Douglas, que no perdía oportunidad de mofarse de la estatura de Lincoln, durante la aguerrida campaña que sostuvo con este, terminando por derrotarlo.

Lincoln perdió el escaño en la cámara alta del congreso, sin embargo ganó reconocimiento nacional; por los bien pensados discursos que sustentó en los debates públicos contra Douglas.

Abraham Lincoln defendía la libertad de empresa y de todas las personas, estaba totalmente en contra de la esclavitud; una práctica que iba en contra de la dignidad humana, pero que era permitida en los estados sureños de la Unión Americana.

Lincoln resaltaba el valor del trabajo de los hombres libres. La libertad en el hombre, explicaba, es el medio para vivir en sociedad; que permite elegir y conseguir sus objetivos de una forma honesta y humana. Enarbolando estos principios de libertad, ganó la presidencia de los Estados Unidos.

Hace dos años al rendir protesta como presidente, López Obrador dijo con claridad: este día se acaba el neoliberalismo en México. Caro nos ha salido al pueblo, el regreso del populismo retrógrado del pasado. Lo hemos experimentado en nuestro país, lo hemos visto en otras partes del mundo. El estado empresario no sirve, poquísimas empresas en manos del gobierno prosperan, y cuando lo hacen, lo hacen brevemente; para después pasar a ser un lastre para las finanzas.

La razón es sencilla, casi por lo regular, se coloca a políticos corruptos como administradores de empresas paraestatales. Como ejemplo, dos botones: PEMEX  y CFE, las dos entidades más grandes y que más pérdidas causan al país. Estas dos empresas en ruina económica, hay que decirlo sin tapujos; dirigidas por políticos de larga trayectoria de corrupción. López Obrador sabe que son delincuentes, por esto es preciso proclamarlo con la mexicanisima expresión. . . Le vale madre.

La actitud del presidente cuando lo cuestionan acerca de ambos directivos, toma la postura que tienen los grandísimos sinvergüenzas; con una risilla cínica y burlona, no responde en firme a lo que se le pregunta.

Lejos quedaron aquellos postulados que tanto pregonaba, la honestidad valiente, la de hacer limpieza de corrupción tal como se barren las escaleras: de arriba hacia abajo. No ha cumplido absolutamente nada.

Produce enojo, que haya engañado tanta gente con promesas falsas y tramposas. Ahora lo que nos queda, es oponer resistencia para que no siga desmantelando instituciones. Ya acabó con los fideicomisos, acabó con las guarderías, acabó con fondos de estabilización, acabó con fondos contra desastres, no compra medicamentos, les bajó las participaciones de los estados. Ha hecho velados intentos de quitarle la autonomía al Banco de México, se intuye el propósito; apoderarse de las reservas. No tenemos que permitirlo.

Defender al neoliberalismo, es como defender la libertad individual; parecido también como a defender la libertad de prensa y la libre expresión de ideas y opiniones. Defender el neoliberalismo es similar a luchar por la libertad de culto o libertad religiosa.

Defendámonos del estatismo inepto, corrupto, enemigo de la innovación; que está haciendo López Obrador. Los mexicanos libres con dignidad, tenemos el deber de proteger la libre empresa, el trabajo libre, libertad de moverse de empleo y la libre competencia que beneficie a todo el pueblo. En eso consiste defender el neoliberalismo.

Aprendamos de los grandes hombres, Lincoln defendió la libertad a toda costa y, encaminó a su patria a ser la gran potencia económica que es. Nunca se rindió y venció a los enemigos de la libertad.