CRUELDAD

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El varón que tiene corazón de lisAlma de querube, lengua celestial,El mínimo y dulce Francisco de Asís;Está con un rudo y torvo animal. . .

Por José Díaz Madrigal

Con este verso escrito en 1914 (año que arrancó la primera guerra mundial) principia uno de los más famosos poemas del escritor nicaragüense Rubén Darío. El contenido narrado en ésta larga poesía, habla de un lugar donde imperaba el miedo y la inseguridad; pues un lobo que salía de su madriguera, se transformaba en terror de toda la comarca.En sus ataques la dañina fiera, acabó con rebaños, pastores y cazadores. Su furia era implacable. Llegó la noticia de este sanguinario animal a oídos de San Francisco de Asís. Haciendo el propósito de ir a buscar al despiadado lobo hasta su mismo cubil, con su capacidad de comunicarse con los animales. Cuando el santo varón vió al lobo le dijo: ¡paz hermano lobo! Y la bestia se amansó.En esta historia se resalta dos episodios principales:a) El lobo es un animal feroz y está causando mucho daño.b) Por intervención de San Francisco de Asís, se convierte en un animal bueno.Por auténtica similitud, sí trasladamos aquella bella historia a nuestra época y circunstancias actuales; comparamos la primera conducta del lobo cruel y la cotejamos con lo que realmente vivimos en nuestra sociedad, nos damos cuenta que por pura negligencia, apatía no corregimos a tiempo hechos antisociales, del círculo que nos rodea; en que de alguna forma influimos en su comportamiento. Se deja con esto, camino libre para fomentar guaridas de lobos rapaces, violentos y criminales.Lobuno es el proceder en que ciertas familias favorecen un estilo de vida en que predomina la aspereza cotidiana, las amenazas y la fuerza del mal. A la larga corrompe a buena parte de la población, tomando posturas de injusticias y propiciando otras reacciones de la misma magnitud o quizá peores; tales como robos, asaltos y homicidios.La semana que pasó, en Colima se desató el diablo. Las fotografías de los difuntos se difundieron por las redes sociales. Eran hombres robustos y jóvenes, pero a cual más; todos matados con espantosa crueldad, se ven los cuerpos tirados en el piso entre charcos de sangre y, a lado se observan también piedras y ladrillos con los que les golpearon la cabeza.En un reporte parcial, se dice del pleito a muerte de dos grupos rivales internos en la prisión de La Estancia. Como quiera que sea, se nota a primera vista que no existe control de las autoridades carcelarias adentro del reclusorio, puesto que en la pelea salió a relucir una arma de fuego, por uno de los grupos.La crueldad humana, puede superar cualquier imaginación perversa. Los habitantes de Colima, estamos perdiendo la facultad personal o colectiva de indignación. En lo que va del año, las notas policiacas no dan tregua para informar de asesinatos cada vez con mayor saña y crueldad; que en verdad ni se antoja describirlos a detalle ya que produce un sentimiento de repulsión por actos tan depravados.Como sociedad civil no estamos haciendo el trabajo adecuado. Sin embargo no todo está perdido, haciendo de lado la parte irresponsable de falta de respeto y de valores que es la porción descompuesta de nuestra sociedad; tenemos el deber de insistir ahora si con responsabilidad, sin cansancio; afanandos por la justicia y el respeto a los demás.Por otro lado, la autoridad que haga su chamba. A un delincuente no se le puede tener tanta consideración, es la parte echada a perder del pastel llamado sociedad. En éste -el criminal- fermentó la mala levadura, le salió a flote el alma de bestia. Los policías con experiencia que conocen el actuar de este tipo de sujetos, saben con certeza que hay que tratarlos con rigor, sin dar cuartel. Con la violencia legítima que le permiten las leyes del Estado. A la policía, los políticos no deben tenerlos sujetos de la mano; esto es un grave error que es aprovechado perfectamente por los maleantes.Sí claudicamos tanto la sociedad civil como la autoridad, los malhechores se nos van a subir hasta el gogote como lobos rabiosos, aumentando sus actos pervertidos y cada vez con mayor crueldad, que hace sufrir a un pueblo noble, como este de Colima.