Crónica de la Primera Sesión Solemne

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    De conformidad con los acuerdos que se tuvieron con el gobernador Cavazos, quien decidió asistir a todos los diez relevos de las alcaldías, la cita de José Ignacio Peralta Sánchez con sus electores se programó para las 21:30 horas.

    Muchos ciudadanos, sin embargo, comenzaron a llegar a la plaza con muchos minutos de anticipación, y al hacerlo tuvieron que pasar por una especie de cerco sanitario, puesto que, con la idea de impedir la multiplicación del contagio del virus de influenza, en cada uno de los accesos de la plaza se colocó personal con botellas de gel desinfectante, que invitaban a todos los que iban llegando a frotarse las manos con él.

    Había, pues, expectación en el Libertad desde casi una hora antes, pero la sesión inició 10 minutos después de lo programado, e inmediatamente se anunció un receso para esperar la llegada del gobernador, que venía en camino desde Cuauhtémoc.

    Cumpliendo con el protocolo que en estos casos se sigue, la sesión pública solemne inició nada más con la presencia del tercer cabildo del siglo. A las 21:40 el secretario del Ayuntamiento, Lic. Julio César Velázquez Cottier, pasó lista a los asistentes y notificó al alcalde, C. P. José Antonio Sandoval, la existencia de quórum legal para seguir adelante. Luego, para obviar los trámites, se pidió y se concedió dispensa de la lectura del acta anterior, y a continuación se les solicitó a los ediles entrantes subir al estrado.

    El receso para esperar al gobernador se prolongó hasta las 21:55 hs., que fue cuando se anunció su llegada.
    La banda de guerra de la XX Zona Militar inició inmediatamente los honores a la bandera y en la plaza llena ya de gente y armoniosamente iluminada, se dejaron escuchar las tan queridas notas del Himno Nacional Mexicano.

     
    Se procedió entonces al saludo de los invitados especiales, destacando la presencia de cuatro de los últimos cinco gobernadores pues, a excepción del Profr. Arnoldo Ochoa González, a quien no se le vio ni se le mencionó, estaban Elías Zamora Verduzco, Carlos de la Madrid Virgen,  Fernando Moreno Peña y Carlos Flores Dueñas, así como algunos de los ex presidentes municipales, entre los que alcancé a ver a José Luis Santana Rodríguez, Jesús Orozco Alfaro, Oscar Luis Verduzco, Enrique Michel Ruiz (quien asistió como actual regidor),  Arturo Velasco Villa y por supuesto Mario Anguiano Moreno, iniciador de la administración saliente, y hoy convertido en gobernador electo.

    Ahí, frente a cuando menos dos diputados federales del tricolor, el rector de la U. de C. y aproximadamente unas dos mil personas, el secretario Velázquez Cottier anunció la toma de protesta del nuevo responsable de la administración municipal, José Ignacio Peralta Sánchez, quien, tratando de contener el nerviosismo que le implicara el acto, pasó al frente del estrado y sobre un atril de material transparente, acomodó los dos micrófonos, levantó su mano derecha y pronunció las palabras rituales del compromiso públicamente asumido, rubricando con las palabras: “Y si no lo hiciere así que el pueblo del municipio de Colima me lo demande”.

    Después de los aplausos que este acto mereció, y ya con la voz más controlada, uno a uno fue llamando el nuevo alcalde al síndico y a los regidores, para que pasaran también a la orilla del templete y emitieran su propio compromiso delante de los colimenses. Y así vimos cómo Hugo Vázquez Montes, Leonardo Gutiérrez Chávez, Columba Córdoba Ramírez, Martha García Larios, María Guadalupe Vuelvas Cisneros, Óscar Valdovinos Anguiano, Augusto Lozano Becerra, Enrique Michel Ruiz, Andrés García Noriega, Sandra Ramírez Anguiano, Germán Ochoa Verduzco y Ángel Dueñas Barajas fueron pasando, todos ataviados con trajes o vestidos negros, a su propia toma de protesta. Y, acto seguido, siendo las 22:10, se declaró instalado el nuevo ayuntamiento.

    El síndico y los nuevos regidores volvieron a sus asientos y, como si fuera un torero que dedicara la faena en la mejor de sus tardes, Nacho Peralta dedicó su ejercicio municipal a su esposa Nora Moreno y a Adriana Emilia, su primogénita recién nacida. En quienes dijo hallar suficiente fortaleza para asumir gustosa y entusiastamente el reto de gobernar el municipio capitalino.

    Mencionó enseguida que desde joven descubrió tener una honda vocación histórica y que por lo mismo pretende imponer a su administración un claro sentido histórico, comenzando por intentar lo trascendente y por esforzarse en ser un presidente de tiempo completo que responda a las expectativas de sus gobernados, pero que también sepa decir sí y decir no cuando se requiera.

    Para esos momentos ya su voz era firme y sin la vibración nerviosa inicial, y describía a Colima como un aspecto múltiple que – dijo- él trataría de armonizar, pues en “nuestro municipio coexisten…  el Colima progresista, el tradicional y el que experimenta mayores dificultades”. Un Colima, este último, en el que no se han logrado erradicar ni la pobreza ni la marginación.

    En relación a la pluralidad evidente de su cabildo, aseguró que utilizará un método de don Jesús Reyes Heroles, el encontrar “la unidad en lo fundamental”, sin ver colores, ni partidos, sino los rostros de los colimenses que esperan un buen gobierno, aunque sin renunciar tampoco al ideario de su partido, del que se dijo estar orgulloso.

    Agradeció a Silverio haberlo incluido en su gabinete y se comprometió a vincularse con Mario Anguiano Moreno para aprovechar sinergias y darle un mejor servicio a Colima. E invitó a la ciudadanía a ponerse a trabajar también por el municipio, sin esperar que lo haga todo el gobierno, porque el gobierno no sólo no puede hacer todo, sino que carece de los recursos necesarios para poder hacerlo.

    Después habló de realizar el mejor esfuerzo para salir adelante en medio de las dificultades económicas por las que pasa el país, y en ese punto demostró tener una visión más amplia de la realidad que los alcaldes de los otros 9 municipios, por su formación universitaria, su trabajo de diez años en las finanzas del más alto nivel en México, sus estudios en Inglaterra y los casi cuatro años que duró en el gabinete de Silverio precisamente desempeñando esa responsabilidad.

    Retomó, como era obligado, los temas de su campaña, hablo por ejemplo de aprovechar “las ventajas comparativas y el rol estratégico” que tiene la U. de C., y “la vocación” que tiene la cabecera municipal “para ser una gran ciudad universitaria, para la formación de capital humano”.

    Antes de terminar su intervención dijo, con voz entrecortada y la emoción manifiesta en el rostro, que no podía dejar de mencionar a su mamá, la señora Adriana Sánchez de la Madrid, mujer a la que describió como enamorada de su tierra, y la que aun cuando “ya no se encuentra entre nosotros… estoy seguro que desde donde se encuentra, seguirá apoyándome y orientándome”.

    Los aplausos no se hicieron esperar, y con ello terminó el nuevo y flamante alcalde su participación.

    Luego, a las 22:32 según mi reloj, le fue concedida la palabra al gobernador Cavazos, a quien se le miró sin señal alguna de cansancio pese a haber recorrido durante todo el día el estado y haber participado en todas las demás tomas de protesta (excepto la de Tecomán que se pospuso 8 horas).

     
    Durante los siguientes 13 minutos Silverio se dedicó a saludar a la plana mayor de los funcionarios y ex funcionarios allí asistentes, a felicitar a los y las integrantes del cabildo capitalino que este mismo 15 de octubre concluyeron su responsabilidad, incluyendo a Mario Anguiano Moreno, quien precisamente inició el período que termina y que dentro de dos semanas más lo sucederá a él como gobernador.

    Vaticinó, por último, que con la vinculación de Mario Anguiano Moreno y José Ignacio Peralta Sánchez, les habrá de ir muy bien a los capitalinos.

    Al terminar los aplausos dedicados al gobernador, y ya casi al filo de las once de la noche, el nuevo alcalde retomó la palabra y convocó al síndico y a los regidores a ponerse a trabajar de inmediato, citándolos para la primera sesión del cabildo a las 8 de la mañana del día siguiente. Provocando con esto la sorpresa de los ediles y sonrisas en la mayor parte de quienes lo alcanzaron a oír, pues, o habían comenzado a retirarse del jardín o a subir al templete para felicitar con un abrazo al nuevo alcalde y sus colegas del ayuntamiento.