CABRESTEA O SE AHORCA

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Por José Díaz Madrigal

Liborio fue un viejo ranchero del rumbo de Comala, que había enviudado más o menos a los 45 años. Uno o dos años después,  pensó en casarse otra vez. Vivía en un poblado cerca de su casa, una dama cotorrona con ciertos achaques que parecían más actitud de chantaje a la numerosa familia, que verdadero problema de salud.La mujer era guapa y trabajadora,  sin embargo en su manera de ser, padecía de un gran defecto: tenía mal genio,  motivo por el cual se le alejaban los pretendientes.  Corría fama de algunos novios que tuvo, que los trataba con la punta del pie; retadora, quisquillosa y regañona; terminaba por desvanecer cualquier idilio en el noviazgo.A sabiendas del mal carácter de aquella mujer solterona,  el viudo empezó a cortejarla. Un amigo de éste,  lo previno de que no le convenía echarse ese trompo a la uña; le decía: mira Liborio,  siendo tú un hombre tranquilo,  serio, metódico y enemigo de los problemas; te vas a llevar a tu casa un constante dolor de muelas con esa mujer peleonera.  Fíjate, a cada rato se le desmaya al papá,  la mamá o los hermanos; por no darle gusto en sus caprichos o no se hacen las cosas como ella quiere.El enamoradizo galán,  daba la impresión de no tomar en cuenta las advertencias que le hacían,  el caso es que se enlazó en matrimonio con aquella dama. Familiares y conocidos auguraban pocas semanas para que el hombre saliera huyendo o la mujer regresara a la casa paterna.No obstante, pasó el tiempo y la nueva pareja llevaba una relación equilibrada, sin desavenencias en armonía; que francamente tenía sorprendidos a quienes la conocían,  puesto que hasta los achaques de mala salud se le quitaron.En una ocasión Liborio se encontró con el amigo que lo había precavido acerca de la que ahora era su esposa,  éste no se aguantó y le pregunta: oye vale, ¿cómo le hiciste para amansar a  tu señora?; el cuidadoso Liborio contesta de esta forma: un grupo se forma de dos o más personas y,  para que un grupo o familia funcione, debemos jalar para el mismo lado con sensatez,  autoridad y sobre todo respeto.Durante mi vida la mayor parte la he trabajado en el campo y,  éste tipo de vida tiene alguna similitud con lo cotidiano que sucede en los hogares. Cuando en el potrero me toca lazar alguna yegua que nunca ha sentido la soga en el cuello, para domesticar, primero le suelto un poco la cuerda que no se vaya a asfixiar y cuando tanteo que ya le bajé lo rejego,  digo esta potranca ya es mía, así que de ahora en adelante “cabrestea o se ahorca” y prefieren lo primero.Cuando se asentó esta administración en Palacio Nacional, ingresó también por la puerta principal la maldad, lo inepto y lo falso; disfrazado  de piadoso franciscano,  con el objetivo de seducir a sus partidarios. La última jalada del ejecutivo federal,  es la obra teatral escenificada en contra de una parte del tratado de libre comercio (T-Mec) en concreto por el asunto eléctrico, más que por el tema petrolero.El presidente está haciendo mucha alharaca con un nacionalismo fuera de época, no es ese nacionalismo de cierto modo sano; donde uno se siente orgulloso de su mexicanidad y de nuestra cultura.  No, lo que abandera Lopez Obrador es un nacionalismo chauvinista,  que exagera desmesuradamente lo nacional frente a lo que llega del exterior,  aunque éste sea por mucho, mejor.Este tipo de narrativa chauvinista, está dirigida a sus seguidores que dramáticamente le aplauden sus jaladas y ocurrencias -pese a que sabe que legalmente va a perder- en particular ahora que dijo que todo esto lo informará en Septiembre el día de la independencia; en esa fecha tiene el propósito de exaltar todavía más el chauvinismo populista con la careta de defensa de la soberanía nacional.El tratado está firmado por el senado mexicano y por él mismo, las artículos y cláusulas están establecidos.  Con dolo Lopez Obrador quiere incumplir un acuerdo pactado entre los tres países. En Septiembre se va a despanzurrar con su demagógico discurso para engañar con infamia a sus huestes fanáticas, con un efecto pernicioso para el pueblo y luego va a meter reversa; haciendo un cálculo de los días que faltan para que termine la consulta y no le vayan a jalar la soga que trae puesta en el buche, que se la han estado aflojando para no asfixiarlo pero ya se la están requintando y le pase como a la yegua de Liborio, que solo tenía dos alternativas: “cabrestea o se ahorca”. Mansito El Peje, va a cabrestear.