Brasil: Ocultando una realidad

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    Por: Gabriela Estefanía Osorio Lam
    Un escenario pintoresco se observa para el turismo brasileño  pero, ¿a qué precio? Brasil es conocido por ser un país en el que la población es separada por una gran brecha económica y social además de la existencia de las tan conocidas favelas.
    Una limpieza es necesaria ante los próximos Juegos Olímpicos en el 2015 así como el Mundial de Futbol que se celebrará el siguiente año en la nación carioca que ha sido víctima de fuertes inversiones en cuanto a infraestructuras. El estadio Maracaná es tan solo uno de las muchas obras que ya están en marcha para el pronto y glorioso recibimiento de fanáticos y deportistas a esta nación creciente y desarrollada.
    Pero, ¿qué hay que limpiar? De acuerdo al Instituto Brasileño de Geografía y Estadística existen en Brasil alrededor de 1,8 millones de personas viviendo en calles y plazas de las ciudades. Sin embargo, ante esta realidad y la inexistencia de políticas para sobrellevar esta problemática, se ha optado por medidas extremas para la erradicación de la pobreza y aquellas personas sin hogar. En los últimos 15 meses han sido asesinados 195 vagabundos, la mayoría quemados por anónimos. Diversos organismos en favor de los Derechos Humanos han manifestado su preocupación con respecto a una “limpieza social” con el fin de erradicar la realidad brasileña, en la búsqueda de una buena imagen internacional con el motivo de los futuros eventos de interés global. En estos días, ha salido a la luz un video en el que el año pasado se muestra la caza en las favelas de uno de los narcotraficantes más poderosos de dicha nación. Actualmente las autoridades buscan la manera de preservar las paz en las favelas con el fin de que sean vistas como barrios normales y a los que puedan tener acceso las turistas internacionales en los próximos eventos. No obstante, la limpieza en cuanto a crímenes y pobreza no es el mejor hasta el momento.
    Dada nuestra ceguera parcial o total, aceptamos una realidad maquillada, en la que ignoramos los problemas que acarrea nuestro mundo; nos hacemos los occisos y vemos la vida pasar. Debido a ello, hacemos caso omiso la impotencia que sentimos por el presente y con ello crece la desesperanza por un futuro que a nuestro parecer, nunca llegará o llegará a costa de otros. Y es así que las palabras de Thomas Hobbes cobran sentido alguno: “El hombre es el lobo del hombre” En una sociedad donde lo único que importa es uno mismo así como sus intereses, los únicos que pueden hacernos un mal son aquellos de nuestra misma condición. En este momento, es el sistema internacional que intenta apaciguar a la sociedad, y es la búsqueda de intereses brasileños lo que fomenta el ocultar la realidad de la población por medio de una posible higienización o supresión de aquellos menos favorecidos y la violación de derechos de otros cuantos.