Antorcha Campesina

    0

       
    Sin embargo, es necesario también decir que los tiburones  del gran capital del mundo, tampoco desean cambiar sus esquemas económicos, ante el gran fracaso de su sistema socioeconómico, ahora hundido en la peor crisis económica de los últimos setenta años; crisis que está generando cientos de millones de desempleados, la agudización de la pobreza mundial con sus inevitables secuelas: desnutrición y mortandad infantiles acrecentadas; la insalubridad y las pandemias que azotan a gran parte de los pueblos más pobres del orbe, sin faltar los grandes movimientos migratorios provocados por el hambre, la falta de empleo y los bajísimos salarios. No han aprendido la lección los capitostes del gran capital, y eso quedó reflejado en los resultados de la recién realizada -en Londres-, Cumbre del G-20, la cual nos mostró meridianamente la visión retrograda de la plutocracia mundial; visión que se deriva de su insaciable hambre de acumulación de riqueza en sus manos.
        
    A pesar de que China, Rusia y Brasil, entre otras naciones que participaron en la Cumbre del G-20, pugnaron por que los inmensos recursos que maneja el FMI (Fondo Monetario Internacional) ya no sigan siendo utilizados para controlar, por parte de los depredadores de la humanidad a las naciones subdesarrolladas, sino que éste organismo internacional se haga más “democrático”, dándole más poder de decisión a naciones “emergentes” que participan en el Fondo con aportaciones monetarias (pues resulta, por ejemplo, que Bélgica que tiene una menor aportación al FMI que Brasil, tiene un mayor porcentaje en las votaciones del FMI). Las potencias capitalistas con Estados Unidos a la cabeza, en general, son las que deciden el rumbo de los préstamos y las condiciones que se imponen a los países que se endeudan.

    El FMI, dicen varios analistas, es el gran ganador de la reunión del G-20 en Londres, pues los mandatarios ahí reunidos decidieron fortalecer al organismo dotándolo con  un millón de millones (un billón) de dólares adicionales. Dinero que será utilizado para “enfrentar a la crisis”. Cuando se dice que el FMI “ayudará a salvar a los países emergentes de la crisis”, no crea usted, amigo lector, que se está pensando en  buscar darle empleo a los millones de desempleados generados por la crisis o en darle mejores salarios y mejores condiciones de vida a las grandes masas trabajadoras, cada vez más empobrecidas de los países “emergentes”, o se está pensando en brindar “ayuda” a los casi mil millones de hambrientos que hay en el mundo.

    No, en realidad, el FMI recibirá pronto cuantiosísimos recursos, salidos de los impuestos de los contribuyentes de todos los países participantes en el fondo, no para aminorar los brutales efectos de la crisis sobre la población trabajadora, sino para,  ayudar a los grandes bancos de las naciones “subdesarrolladas”, pues, resulta que en la mayoría de estos países, los bancos son filiales de la ahora banca quebrada de las potencias súper potencias; banca que no debemos olvidar, con su quiebra por su irracional hambre de ganancias,  inició la actual debacle mundial, y,  arrastró con su irresponsable proceder a sus sucursales en el mundo subdesarrollado, por lo que ahora el dinero que se preste por el fondo, es para inyectarle “liquidez” a esas sucursales tercermundistas.

    He ahí el verdadero interés por “rescatar” a los países “emergentes”. Pero el FMI, no dará los recursos con la devoción del buen samaritano que se siente satisfecho por ayudar al prójimo. No, las fauces del monstruo financiero imperialista  ya asoman con su letal brillo depredador. El FMI impondrá, como siempre lo ha hecho, sus condiciones a las naciones de capitalismo atrasado.

    Exigirá la reducción del gasto público (que se traduce en que los Estados bajan su inversión en salud, educación, servicios elementales a la población como agua potable, energía eléctrica, etc.); reducción de los salarios a la clase productora de la riqueza, y por tanto, más empobrecimiento de la misma. En fin, del fortalecimiento del FMI los pobres del mundo sólo podemos esperar mayor explotación, mayores calamidades económicas y sociales.  Hoy más que nunca la clase trabajadora de México debe organizarse para enfrentar la cruzada de la plutocracia del globo.

    Colima, Col. a 27 de abril de 2009

     
    *El autor es dirigente estal de Antorcha Campesina en el estado