TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Fito Páez.

Movimiento, bullicio, ruido y congestionamiento vial en Colima ciudad capital. La gente corre, “háblale al taxi”, dice una señora a su hijo. Se acerca la fecha impostergable y como cada año pasa más o menos lo mismo; en los medios de difusión los anuncios comerciales se esfuerzan para que el auditorio compre. Una gran parte de los festejos tradicionales de toda índole están sustentados en el comercio, siempre hay quien vende, en consecuencia, siempre habrá quien compre.

No es que comprar sea malo, el problema es que el consumismo suele ser como la humedad, se mete poquito a poco y cuando nos damos cuenta puede ser demasiado tarde. Recibir un regalo es un privilegio, regalar es un don que no a todos se nos da, sin embargo, en la medida que damos también recibimos. Así como las oraciones, cada vez que damos de corazón es una acción que se multiplica por diez, demos lo que demos, claro está. Luego entonces, es conveniente dar lo mejor y no por interés de lo que regrese, sino por convicción.

“Esta noche es noche buena y mañana navidad”, era sin duda la frase más esperada por mi cuando era niño. Representaba recibir un regalo sorpresa y la sana expresión de mi madre en el sentido de que el Niño Dios tenía que cuidar el dinero porque eran muchos los niños a los que había que llevarles regalo. Con el tiempo comprendí la realidad atrás del mensaje y valoré lleno de amor el esfuerzo y no pocas veces, sacrificio, para que el árbol luciera algo; más allá de las luces titilantes de la vieja extensión, siempre había un regalo para todos.

Esta noche físicamente no están mis padres ni mi abuela Lupe, faltan muchos de los que amé y amo, la vida es así y así tenemos que vivirla, mientras estamos disfrutar, aprender y nunca dar paso atrás.

Es buen momento para hacer un alto en el camino, para reflexionar en lo vivido y asimilar lo aprendido. Es noche buena, de paz y de amor, un momento para recordar la fragilidad humana de un Dios que se vuelve hombre para convivir con nosotros y entregarnos su legado, el más importante y esencial, sin duda, que un padre puede dar a sus hijos, amar sin medida y perdonar nuestras faltas.

“No es necesario gastar en detalles que solo serán para un momento” decía mi padre, “mejor cuidemos que nuestras acciones sean mejores cada día, ese será el mejor regalo que podemos dar”, decía.

Los años enseñan, el aprendizaje es constante nos demos cuenta o no y entonces, la vida y sus ciclos nos llevan por caminos insospechados.

Sirvan estas líneas para expresarle una vez más, mis mejores deseos hoy y siempre, que la unidad familiar se vea enriquecida con las nobles expresiones y que, al calor de la familia, ¡celebren la vida!

Cierto estoy de que nada es para siempre, como los extraño, esta noche oraré por aquellos que cumplieron su ciclo y daré gracias por el tiempo compartido y lo que con ellos aprendí, principalmente daré gracias por el amor recibido. Cuando Dios disponga volveremos a encontrarnos, lejos del comercio mundanal y de aquello innecesario; finalmente entiendo que estamos aquí de pasadita.

Por favor, sea generoso, comparta lo que tiene con aquellos que necesitan, ¡Feliz Navidad!

ABUELITAS:

Desde esta modesta colaboración, me sumo al luto que vive Indonesia al haber sido una vez más golpeada por la naturaleza. Me uno en oración por ellos.

LAHARES:

“Al final, lo que queda es abrazarse, confiar en el otro, amar y dejarse amar en medio de la balacera que es la vida” Fito Páez. Es cuánto.