Participa UdeC en acciones para proteger a las tortugas marinas, en Manzanillo

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*En esta labor trabaja un grupo de ocho voluntarios, en su mayoría estudiantes universitarios, que se dedica a monitorear y vigilar por medio de recorridos nocturnos a la hembra durante su visita a la playa, a fin de protegerla. 

Redacción|COLIMANOTICIAS

Manzanillo, Col.-  Como parte de las colaboraciones que realizan los investigadores de la Universidad de Colima en el ciclo de charlas “Ciencia y café”, que organiza la Dirección General de Divulgación Científica en el café Starbucks de Manzanillo, en días pasados la profesora investigadora Sonia Quijano Scheggia expuso la serie de esfuerzos que actualmente se realizan para proteger a la tortuga marina en la zona de esta bahía.

Sonia Quijano resaltó la importancia de la tortuga dentro del ecosistema marino, de acuerdo con su lugar en la cadena alimenticia de especias como las medusas. Asimismo, refirió que al puerto de Manzanillo llegan principalmente tres especies: Golfina, Laúd y en menor medida la Prieta.

Dijo que dichas especies visitan las playas de este puerto en diferentes épocas del año, en un promedio de 200 tortugas. No obstante, añadió, “el año pasado, en los meses de agosto y septiembre, sólo llegó la mitad de lo acostumbrado”.

También, Sonia Quijano expresó que el objetivo de este proyecto recae en las acciones y medidas voluntarias para proteger a la hembra durante su visita a la playa. Destacó que en esta labor trabaja un grupo de ocho voluntarios, en su mayoría estudiantes universitarios, que se dedica a monitorear y vigilar por medio de recorridos nocturnos, apoyándose en la Policía Turística, PROFEPA, Protección Civil y la población en general.

Sin embargo, afirmó la investigadora, “la situación está sujeta a muchos problemas debido al lucro, contrabando y consumo de estas especies, algo que es considerado como delito federal. Los ‘hueveros’ son hábiles y esto representa un negocio clandestino muy lucrativo para ellos; cada tortuga pone alrededor de 90 huevos y los comercializan entre cinco y 10 pesos”, puntualizo Sonia Quijano.

De igual manera, comentó que dentro de estos esfuerzos existen tesis que afirman que, en algunas zonas del puerto, se consume carne y huevos de tortugas, lo que significa que es una tradición arraigada y muy perjudicial para las especies.

La investigadora dijo que dentro del campamento tortuguero existe información adecuada para el tratamiento de estas especies, pues conlleva un procedimiento especial para la siembra de huevos: “Otro esfuerzo de protección consistía en que se realizaban liberaciones con la participación de mucha gente del puerto para crear conciencia colectiva, sobre todo en los jóvenes y niños”.

Sin embargo, añadió, estas liberaciones se han reducido debido al gran número de personas inexpertas o descuidadas, lo que resultó muchas veces perjudicial para las propias tortugas; otra medidas legal es la Norma 162 para campamentos tortugueros, la cual prohíbe estas liberaciones a gente no acreditada o especializada.

Para finalizar la doctora dijo que efectivamente todos estos esfuerzos representan a veces muchos inconvenientes, y entre los principales se encuentra el equipamiento para los recorridos.

No obstante, reflexionó que con el paso del tiempo se ha incrementado el apoyo de la población, que se comunica cuando ve a una tortuga que llega a las costas, así como en la toma de conciencia para dejar de consumir estas especies protegidas. “Falta mucho por hacer y estas situaciones sólo se evitan con educación”, finalizó Quijano.