La Panga

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Operación Mochila y Seguridad en Planteles

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

A lo largo de toda una trayectoria como maestra me resulta muy grato ver que la Operación Mochila encabece los 27 protocolos de seguridad en los planteles en el estado de Colima. Y es que para nadie es una novedad el que lleguen al interior de una escuela los alumnos que en sus mochilas traen objetos, artefactos y sustancias que se prohíben de manera vehemente en un reglamento, pero que si algún maestro se atreviere a pedir para su revisión, se consideraba hasta hace unos días, un atentado contra los Derechos Humanos de los menores.

Siempre estuve en contra de que se impidiera a los docentes revisar las mochilas de los alumnos, puesto que en algunos casos, muy aislados, me tocó decomisar, si es que esa palabra se pudiera utilizar: Cigarrillos, encendedores, manoplas, fajos, cadenas, desarmadores, picahielos, navajas, entre otros objetos que no eran permitidos y eso incluye algunas sustancias. Pero lo peor venía cuando se citaba al padre de familia para hacerle entrega de esos artefactos y en algunos casos se sulfuraba, amedrentando al maestro que se había atrevido a señalar dicha falta. En otros casos, recuerdo que más tardaba el padre de familia en abandonar la escuela, en que el alumno volviera a traer los objetos y hay que decir también de los padres responsables que aplicaban la dureza para que el hecho no se volviera a repetir y estaban al pendiente de sus hijos.

Y es que cito a los papás, porque el secretario de Educación, Oscar Javier Hernández Rosas, tiene toda la razón al utilizar como parte angular de la implementación de los 27 protocolos a los padres de familia. Porque aunque no nos guste decirlo y a los padres no les guste escucharlo o leerlo, los objetos con los que lastiman o las sustancias que los dañan no se les proporciona en el interior de la escuela, casi siempre vienen de casas, o quizás, de la pandilla a la que pertenecen generalmente los alumnos entre los diez y los 17 años, en hogares en donde las figuras paternas están ausentes o trabajan duras jornadas para llevar economía al hogar.

Señoras y señores, por mucho que el gobernador José Ignacio Peralta y el Secretario de Educación implemente acciones efectivas para garantizar la seguridad en planteles, si no existe una verdadera coordinación y participación activa de los padres de familia, en donde se vuelvan el aliado del maestro y del director del plantel, para generar filtros de seguridad en beneficio de los educandos, no habrá nada que pueda proteger la integridad del alumnado ante la apatía de sus progenitores.

Debemos caer en cuenta que los jóvenes de esta generación traen exceso de información y el acceso a las redes sociales y a los videojuegos no solamente los acerca a la música, al desarrollo creativo, sino que además, los contenidos con alta carga de violencia están generando conductas reprobables como la ocurrida en un colegio de Monterrey, en donde de manera inmisericorde, un adolescente, quien portaba una arma de fuego calibre 22, sin titubear,  realizó varios disparos lastimando a la maestra y a varios de sus compañeros. A mí me gustaría hacer una pregunta en general a los padres de familia que les compran video juegos carísimos como San Patricio, que nada tiene que envidiarle a un curso de capacitación para exterminar personas. Lo triste es que aquéllos niños que no tienen un X Box, un PSP, un Nintendo, o alguna consola acuden a un ciber café y por diez pesos la hora se les permite tener acceso a este tipo de “juegos” que comprobado está, alteran y enajenan a nuestros niños y adolescentes.

La Operación Mochila solamente se puede revisar en la escuela, pero debería de existir la Operación Casa- Contexto Social, en donde el padre de familia esté al pendiente de qué escucha su hijo en la radio, qué ve en el internet y en la televisión, cuáles son sus videojuegos o pasatiempos favoritos, quiénes son sus amistades, qué tipo de actitudes tiene y aunque nos duela reconocerlo, qué tipo de esquema familiar es del que provienen los amigos de mi hijo, cuáles son los límites que le pongo como padre cuando lo dejó salir el fin de semana, cuál es el horario permitido, y la más importante, cuánto tiempo de calidad invierto como padre de familia, para conocer a mi hijo.

La seguridad comienza en casa, se fortalece en la escuela y se refleja en las calles. Los protocolos  considerados un gran acierto del actual gobierno estatal, hablan de garantizar la seguridad para maestros y alumnos, en casos como desaparición o ausentismo, amenazas de explosivos, detonaciones con arma de fuego, robo, vandalismo, riñas, fugas de gas o químicos, picaduras o mordeduras de animales o insectos, violencia o acoso escolar, y cómo reaccionar ante los desastres naturales como podrían ser un huracán, un tsunami, un sismo y tormentas eléctricas.

Si cada padre de familia se suma a cumplir cabalmente cada una de estas acciones concretas que proponen el gobernador y el secretario de Educación, estamos en condiciones no sólo de decir que formamos a ciudadanos responsables del futuro, sino además, estamos reorientando el curso de niños, adolescentes y jóvenes que en un par de décadas serán los depositarios del poder y las acciones para el futuro certero de Colima.  Esta responsabilidad es de todos los pobladores de nuestro estado.  ¡Enhorabuena!