TAREA PÚBLICA

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PAZ CONTRA VIOLENCIA

Por: Carlos Orozco Galeana

No fue algo casual que un reporte del Índice de paz global 2012 elaborado recientemente por el Instituto para la Economía y la Paz nos situara en el sitio 135 de 158 naciones en donde la violencia es un fenómeno recurrente, de todos los días, que perturba y  destruye las relaciones humanas.

Esta posición tan destacada de México se explica, dice el reporte, por la lucha contra el crimen organizado, la violencia, las muertes y  la inseguridad en nuestro país, pero también encuentra en parte su razón de ser por la intolerancia de muchos que se sienten dueños de la verdad y participan en tropelías y con una gran cobardía contra rivales ideológicos. Caso muy lamentable el del diputado federal originario del Grullo, Jalisco, Gabriel Gómez Michel, baleado y calcinado anteayer.

Hay violencia por todos lados, es la esencia de hoy. Pero según el gobierno federal, tiende a controlarse. Nada vale más que los gritos, las amenazas de linchamiento, la violencia en  las  ejecuciones con saña ocurridas en cualquier lugar. Pocos protestan por ello, nos hemos acostumbrado ya a dar las explicaciones de siempre que satisfagan la curiosidad del momento. La paz está lejana, pero gobierno y sociedad deben seguir luchando juntos.

La fórmula: paz contra violencia. La paz es un bálsamo para las conciencias, permite que las sociedades desarrollen su máximo potencial y progresen en la concordia. Con la paz, México debe avanzar. Así lo hicieron, por ejemplo, los belicosos japoneses que, luego de ser derrotados por los norteamericanos en la segunda guerra mundial hicieron un pacto, trabajaron duro y son hoy una potencia envidiable.

La paz la logró también el pueblo chileno tras la dictadura militar de Videla y Pinochet. Este país descuella por su avance democrático, por su desarrollo económico, pero también porque han sabido procesar las diferencias respetándose unos a otros. Nada ocurre por casualidad ahí.  México debe perseguir este ideal.

La violencia nos daña muchísimo. Aparte de conmovernos, nos agobia porque vemos que nuestros hijos e hijas  inmersos en un ambiente violento cuyos efectos ya se sienten. Por eso el presidente Enrique Peña Nieto  convoca a la paz en México. Ha sabido comunicar esta necesidad tan urgente, por lo que me parece que hoy,  cuando se confirma la tendencia de disminución de los delitos dolosos hasta en un 40 por ciento a nivel país y en un 42 por ciento en Colima, estaríamos asistiendo al inicio de una recuperación que se aprecia urgente,  y a la confirmación de una política de estado consistente en que se persiga,  atrape y  castigue a quienes delinquen de una manera más efectiva y están contra la paz.

Aquí en Colima, el gobierno de Mario Anguiano Moreno ha  aplicado dispositivos diversos para combatir a los criminales en base no solamente a lo que la ley le exige como mandatario sino también en función de acuerdos con los sectores. Por lo que se refleja  en los medios, habría  una disminución de hechos violentos.  La Secretaría de Gobernación  ha informado que los delitos de alto impacto (homicidios,  robos, extorsiones) han disminuido registrando  un descenso  importante en los ochos meses del año en curso en relación con el mismo lapso en el 2013.

Este dato es de estimación. Por primera vez, en los últimos meses, crece la percepción de que se combate  y se previene mejor la violencia. Desde luego, este es un fenómeno muy presente en nuestros tiempos y para su erradicación absoluta se requiere una renovación cultural, espiritual, que se finque en el respeto a la persona humana y su dignidad, y en general en todos los valores inherentes a la conducta humana.

Es esencial que la sociedad se una para evitar el impacto de la división y el odio, tan comunes cuando las relaciones se perturban por la lucha de intereses. La paz es el antídoto de la violencia. Si esto empieza a comprenderse, lo que hagamos ha de ser en esa dirección. El cambio comienza en cada persona sin embargo…