TAREA PÚBLICA

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SUCESOS EN EL PRI

Por: Carlos Orozco Galeana

Fue la noticia de varios días y semanas. Dio la vuelta al mundo y hasta diarios sudamericanos, europeos y norteamericanos se interesaron en ella. “Defenestran a líder del PRI del Distrito Federal”, cabecearon algunas publicaciones al informar que el otrora líder de los pepenadores tenía una oficina de reclutamiento de mujeres jóvenes a las que incitaba a prostituirse. Todavía se habla de esto en radio. A cada una se le asignaba un sueldo según las “prestaciones “ que ofrecía a su dirigente.

Este tipo de informaciones causo repugnancia por la vileza de esas prácticas. De ser ciertas finalmente las imputaciones, el dirigente priísta con licencia Cuauhtémoc Gutiérrez, tendrá que recibir el castigo que merece, así como los que le hayan ayudado a realizar tan   nefanda conducta. No se puede ser tan impune y desde una institución tan conocida como un partido político, hacer objeto de bajezas a mujeres que solo desean trabajar pero son convocadas a someterse sexualmente.

El PRI reaccionó con rapidez, lo viene haciendo desde hace mucho tiempo y pronto. Hizo cuenta rápido de los daños y separó a su dirigente defeño para que la justicia lo juzgue. Perfecto. Este partido está en vías de recuperación en el DF como para darse el lujo de desatender lo que ocurre con su comité político. Al paso de los años, tan pronto la oposición perredista lo borró del mapa electoral, el PRI ha ido de tumbo en tumbo allí, pero en la última elección se recuperó y, ante el desgaste del PRD en la gobernación por más de 18 años y por los errores e indefiniciones de Miguel Mancera, se apresta a aprovechar la oportunidad en el 2015, cuando intentará regresar a la gobernación del DF.

Pero se le atravesó, pues,  la conducta presuntamente criminal de Cuauhtémoc Gutiérrez y el de varios de sus auxiliares por promover una red de prostitución de mujeres que han de ser protegidas por las leyes, pues nadie tiene derecho a abusarlas y degradarlas por un empleo. Cuauhtémoc Gutiérrez tenía callo en su comportamiento inmoderado. En el 2003, diarios como El País de España publicaron información sobre su conducta, misma que replica al parecer 11 años después.

El acuerdo de separar al dirigente Gutiérrez provino con toda certeza del presidente Peña Nieto, que ha dado muestras de actuar con rapidez en casos que le representan un desgaste a su partido o al gobierno que representa. Manda otra vez el mensaje de que no tolera conductas ilícitas de los políticos priístas, así sean muy encumbrados o reporten largos años de servicios en sus expedientes. Ya les tupe por lo pronto a varios exgobernadores, a los que se ha encarcelado por sus conductas previsiblemente ilícitas.

Si el PRI desea seguir recuperándose en el país, esto es fácilmente deducible, ha de renovarse en la ética de sus dirigentes, promover los liderazgos auténticos, con méritos ciudadanos, con espíritu comunitario, que sean respetuosos de la ley e inspiren confianza, generadores del bien y partidarios de la justicia. Solo así será más fuerte el PRI: con dirigentes firmes provistos de moral y con buenos candidatos en elecciones.

Además, los ciudadanos quieren ver a los más capaces en la conducción de los partidos y, en los gobiernos, gente apta, honesta, trabajadora, eficaz y solidaria con los más pobres. Los improvisados en política, o los faltos de experiencia pero más de carácter para, desde luego, no pueden reaccionar a las exigencias de gobernar o representar a la sociedad por su inseguridad y la facilidad con que son cooptados por grupos o corrientes que solo persigue intereses propios.

En la medida en que los partidos se sujeten a una ética que los haga invulnerables ante la corrupción, recuperarán la confianza pública. Creo que moriré y no lo veré. No se puede proclamar la democracia jurando principios mientras los actos personales e institucionales vayan en sentido contrario al buen desarrollo democrático y a la transparencia.