El SUTUC: en caída libre
Por: Rogelio Guedea
La crisis del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC) se recrudece. El interior del SUTUC, contrario a lo que algunos de sus más exacerbados voceros lo han pregonado, se resquebraja. El SUTUC está quedando acéfalo y, parece ser, sin rumbo. Las últimas noticias lo prueban: gente cercana al líder sindical Leonardo Gutiérrez le ha dado la espalda o, por el contrario, han tomado conciencia de que el camino que estaban siguiendo daba a un voladero. Estos “incondicionales” que pelearon hombro a hombro con él (dícese Luis Enrique Zamorano Manríquez y el abogado Ulises Álvarez) se han desmarcado de Gutiérrez Chávez, sorprendiendo a propios y extraños. Pero no se les culpe: que es de personas sensatas rectificar. No importan las razones (ni superficiales, ni de fondo) de este rompimiento, por lo demás, sino lo que desvelan: la crisis del SUTUC es evidente. Su liderazgo se cae a pedazos. Acontecimientos previos coadyuvan a esta pulverización: el NO a la huelga por parte de la Junta de Conciliación y Arbitraje, el reporte de la Auditoría Superior de la Federación, el apoyo unánime de casi dieciocho mil alumnos que firmaron contra la posible huelga en nuestra casa de estudios, el rechazo de un número significativo de líderes de opinión colimenses. Etcétera. Como lo anuncié en una entrega pasada, la cerrazón de los líderes del SUTUC han sepultado las posibilidades de su propia sobrevivencia. El cambio de liderazgo, parece ser ya, es inminente. Urge que al interior del SUTUC surja un mediador que ponga en medio de la casa sindical una mesa de diálogo en donde prive la tolerancia y el recto juicio, de otra forma los más de dos mil agremiados tendrán que pagar los platos rotos, lo que sería injusto. También urge la intervención de la autoridad, porque nuestra máxima casa de estudios no es de dos ni de veinte mil: es de todos los colimenses. El nuevo líder del SUTUC tiene que surgir del consenso de la comunidad universitaria, no de los votos de unos cuantos. El nuevo líder del SUTUC tiene que responder a los desafíos del futuro, no a los resentimientos ni a las inquinas del ayer, que la comunidad universitaria no tiene porqué padecer.
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