El control del peso debe llevarse a cabo mediante un plan de alimentación saludable e implica también medirse la cintura, ya que una investigación realizada en México demostró que la persona con menos de 83 centímetros de cintura, no tiene diabetes.
La actividad física adecuada debe efectuarse en sus diversas formas (actividades de la vida diaria, trabajo no sedentario, recreación y ejercicio). De esta manera, se sugiere mantenerse físicamente activo a lo largo de la vida, adoptando prácticas que contribuyan a evitar el sedentarismo.
Y en cuanto a una alimentación saludable, se recomienda la moderación en el consumo de alimentos de origen animal -por su contenido de grasas saturadas y colesterol- y de alimentos con exceso de azúcares, sal y grasa, así como consumir verduras, frutas y leguminosas, fuentes de nutrimentos antioxidantes y fibra.
En el estado se ha impulsado la prevención mediante aspectos educativos, de detección oportuna, acceso a los servicios de salud, elevación de la calidad de la atención médica y atención integral por equipos multidisciplinarios capacitados y actualizados, que les permite identificar factores de riesgo y controlarlos oportunamente, para evitar complicaciones en la población y muertes prematuras.
Así mismo, se aplica el cuestionario de riesgo para diabetes, obesidad y presión arterial a toda la población mayor de 20 años que por primera vez acude a consulta a una unidad de salud, con el fin de detectar factores de riesgo que pueda ser determinante para desarrollar una enfermedad crónica no trasmisible, como la diabetes.
Además, el equipo de nutriólogos y activadores físicos de los centros de salud, las Unidades de Especialidades Médicas, los planteles de educación básica y los grupos de ayuda mutua intervienen en la población adulta y escolar con el fin de modificar y fomentar hábitos saludables a través de talleres, pláticas, orientaciones, asesorías, capacitaciones y atención a población con sobrepeso y obesidad.