Adolescentes y educación sexual

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Por: Manuel Olvera Sánchez

Hablar del tema de la sexualidad es algo complejo e imprescindible en la vida de todo adolescente ya que es un derecho que el ser humano obtiene para la construcción del ser; es un momento vital de la persona que se manifiesta desde el momento de la concepción y que lleva a los adolescentes a convertirse en adultos, generando con esto la felicidad y la calidad de vida de hombres y mujeres.

Sin duda lo antes expresado es una realidad que en los últimos tiempos ha merecido la atención de parte de los gobiernos y de sus sistemas educativos; cabe mencionar que los derechos y la salud sexual y reproductiva de adolescentes, fueron ubicados en la agenda internacional desde la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994.

El Plan de Acción resultante de dicha conferencia reconoce y aboga para que los países den respuestas adecuadas a las necesidades específicas de adolescentes y jóvenes, frente a las dimensiones de la sexualidad y la reproducción, abordándolas desde la perspectiva de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, y no solo desde el riesgo o la enfermedad.

En ese mismo contexto, la Conferencia del Milenio, celebrada en el año 2000, sitúa a la salud sexual y reproductiva como uno de los grandes retos de la humanidad, y como indicador del desarrollo de los pueblos.

Como resultado de lo anterior, vemos como hoy en día el derecho a la educación sexual integral forma parte de los derechos sexuales y reproductivos, reconocidos a través de diversos instrumentos normativos, incluyendo la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva.

La educación sexual es el proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, los conocimientos, las actitudes y los valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, que incluyen desde los aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos los asociados al erotismo, la identidad, y las representaciones sociales de los mismos.

Como resultado de lo antes expresado, podemos decir que la sexualidad se aprende y se forma a través del tiempo y espacio; en  lo individual la sexualidad inicia su desarrollo a partir de que estamos en el útero de nuestra madre y finaliza, al momento de morir.

En ese sentido no se puede perder de vista el papel tan importante que juegan el aspecto cultural, los medios de comunicación, la iglesia, la escuela, la familia, la calle, etc., ya que estos espacios es donde se aprende y moldea el aspecto sexual.

Hablar de sexualidad es un caso similar a que si estuviéramos externando o discutiendo sobre la educación, ya que es una actividad que de manera diaria se presenta en las actividades de todo ser humano.

Tratar de limitar en tiempo y lugar donde educaremos sexualmente es un error, ya que esta educación tan compleja es difícil pronosticar bajo qué condiciones la debemos llevar a cabo porque se presenta de manera diaria.

Si se parte de la idea de que todo ser humano trátese de hombre o mujer, infante, joven o adulto, etc., sabe del tema sexual estaríamos cometiendo un error de grandes dimensiones, ya que se deben crear las condiciones necesarias para que a través de programas y políticas publicas gubernamentales se sistematice, organice comprenda y conozca conscientemente lo que hacemos y lo que buscamos.

Desarrollar políticas públicas gubernamentales enfocadas al tema de la educación sexual permitirá hacer conciencia entre la sociedad de temas como los abortos inducidos, embarazos frecuentes, enfermedades, ausencia de autoestima, desconocimiento de nuestro cuerpo, y relaciones basadas en la incertidumbre que desembocan en una desintegración familiar, etc.

Derivado de lo anterior, el Estado bajo ninguna circunstancia deberá escatimar recursos, ya que entre muchas consecuencias que se presentan a raíz de lo mencionado, se encuentra lo relacionado con la deserción escolar, un tema tan delicado para el Estado Mexicano, ya que los jóvenes que inician su vida sexual sin el respaldo de los cimientos que da la educación, propicia que deserten en busca de obtener el sustento familiar que reúna los requerimientos mínimos para una vida digna.

Lo anterior  se basa entre muchos indicadores institucionales como lo es el reportado en el año 2011 por parte del INEGI, en el cual se refleja que uno de cada 5 niños y niñas que nacieron en ese año fueron de madres en la edad de la adolescencia.

En el caso particular de Colima, los resultados arrojados señalan que existe un 18.1% de natalidad entre madres entre los 15 y 19 años, o sea que nos encontramos en ese momento a la mitad del porcentaje nacional

Dependiendo del punto de vista que se le quiera dar a esta problemática, estaremos dimensionando o no lo delicado del presente tema, ya que desde el punto de vista simple no podremos percibir en su gran dimensión la problemática, pero desde un punto de vista empático y social observaremos que se está truncando la educación profesional de una adolescente, y que su futuro no es nada favorable, máxime de la infinidad de carencias que se derivaran de un proyecto de vida no cimentado sobre bases educativas.

Lo anterior refleja que se debe poner especial atención ante este fenómeno, la autoridades deberán considerar dentro de sus programas sociales el hacer conciencia entre las familias lo importante que es la educación sexual dentro del seno familiar y que de manera conjunta se presente una retroalimentación con la finalidad de combatir a tiempo este fenómeno que desafortunadamente crece sin que se vean señales claras de su disminución.

La visión que tenías sobre mí, no la defraudare, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo.

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