TAREA PÚBLICA

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CALIDAD EN SALUD

Por: Carlos Orozco Galeana

Una de las áreas que mejor ha funcionado en el gobierno estatal, ya lo he escrito, es el sector salud, coordinado por un servidor público que posee un alto nivel profesional y que se  las sabe de todas en su área y que no le  saca la vuelta a la operación ni a los problemas aunque le puedan significar un quebranto a su imagen personal (por aquello de que no tolera la irresponsabilidad en los trabajadores y actúa haciendo lo conveniente) o incluso a su salud. Esa persona  es Agustín Lara, que en buena hora ocupa ese cargo público y hace  una labor  eficaz dándole   certidumbre económica-financiera a la SS tras recibirla en condiciones sumamente complicadas. El mismo dice que esta situación fue uno de los retos fundamentales que tuvo que enfrentar en su inicio.

A cuatro meses de acabar la administración, dice sentirse satisfecho de lo alcanzado. Hace énfasis en una diversidad de programas en operación  y sobre todo en la infraestructura que ha ido incorporándose para brindar una atención  mejor a los colimenses, lo que se comprueba con las últimas giras locales.

Pero en estos comentarios, me concretaré a citar tan solo uno, y es el  de atención de calidad y prevención para una vida mejor,  que pretende como su nombre lo indica  atacar enfermedades diversas originadas por el incremento en la incidencia de padecimientos “por efectos de la globalización y el cambio climático”.

El sector salud colimense dispone de tres unidades médicas especializadas integradas  con un equipo multidisciplinario  que incluye la participación de  nutriólogos, psicólogos, médicos y enfermeros (as), que han sido capacitados  en la atención de enfermedades diversas, habiéndose otorgado solo en el 2014 casi 200 mil consultas.   Según la Encuesta nacional de salud y nutrición,  Colima “trae una tendencia a la baja”, y se ha registrado  la disminución de la prevalencia de la obesidad entre adolescentes de un 39.6 a un 37.1 por ciento.

De igual forma, Colima se mantiene por arriba de la media nacional en atención a personas que sufren afecciones del corazón  por hipertensión arterial, un padecimiento por cierto muy silencioso que causa problemas intempestivos porque la gente, sufriéndola, no lo sabe por no acudir a los servicios médicos y carecer de una actitud de cuidado de su salud. Es enfermedad de nuestro tiempo. Colima atiende al 42 por ciento del total de personas que la sufren. Y en cuanto a la diabetes, dice la Secretaría, atiende en sus unidades un 40 por ciento del control metabólico, cuando a nivel nacional se hace al 34 por ciento.

Eliminar hábitos humanos negativos  por decreto es andar cuesta arriba.   Los gobiernos de la región latinoamericana, y el de México en particular,  se están dando cuenta de que hay un déficit educativo y cultural que impide cuidar la salud. Hay problemas  financieros que tienen una repercusión en el gasto y en el pib. En México, un 70 por ciento de adultos padece  sobrepeso y obesidad; cada persona con este problema representa una afectación a la salud pública, y  a pesar de que la legislación  ha aprobado medidas para fomentar el ejercicio y hábitos saludables y prohibido venta de alimentos chatarra en cafeterías en escuelas  y colocado bebederos para evitar el alto consumo de bebidas azucaradas, la incidencia se mueve poco hacia abajo. Pero es vital perseverar.

La acción de educar a la población para que modifique comportamientos ha de ser combinada con una nueva reglamentación  jurídica que obligue a las empresas influyentes elaboradoras de alimentos a  eliminar  en sus alimentos procesados los altos contenidos de sal, azúcar y grasa que emplean, o de plano que se retiren del mercado si no son capaces de restructurar una  oferta alimenticia.

Porque la obesidad  cada año causa en el mundo unas 3 millones de muertes según apuntó hace poco el Foro Económico Mundial, que expuso el origen del mal en las firmas que elaboran bebidas y alimentos. Lo que hay en todas partes de México, es una industria voraz y gobiernos en América Latina que son complacientes y pierden más de lo que ganan. Ganan en impuestos, pero estos los tiran en atender en sus hospitales y clínicas a una población mal educada y con peores hábitos de consumo.

Colima ha mejorado mucho en salud los últimos 5 años, pero siempre harán falta más recursos   para ir  a fondo en la construcción de una cultura sanitaria.   El Secretario Lara Esqueda ha cooperando bastante y justo es reconocerlo.  Es el único que podría repetir en el gabinete que viene.