TAREA PÚBLICA

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RAPIÑA EN MANZANILLO

Por: Carlos Orozco Galeana

Llegó a mis archivos una información procedente de Manzanillo publicada por  el periodista Javier Montes Camarena, en la que dio cuenta de un incremento notable de los emolumentos de los regidores integrantes del cabildo hasta por una suma, muy escandalosa, de 144 mil pesos mensuales para cada uno. Si esta información es real, como parece ser al estar sustentada en documentos oficiales, estaríamos frente a un hecho francamente deleznable de  personas que se preocupan más por incrementar sus sueldos y su patrimonio – tres años se van volando, dirán esos próceres de la patria, hay que apurarnos – que por entregar buenas cuentas a los habitantes porteños.

Me gustaría, desde luego, que esa información fuera una mentira pues refiere, juntando  sueldos y compensaciones, una cifra millonaria anual que  falta hace para mejorar las condiciones de vida de muchas familias que carecen de los más elementales servicios públicos en varias zonas. Quisiera que alguno de los regidores, y la  presidenta Doña Gabriela, saliera a desmentir lo dicho de inmediato o a ratificar la información  si es verídica. El silencio no es aconsejable pues el rumor se multiplica en forma increíble y daña la imagen de las instituciones.  Los regidores tienen que ser partidarios de la verdad y practicarla.

La vida de los ayuntamientos transcurre en un ambiente de crisis  todos los años para los cuales son electas sus autoridades, pero es evidente que en los cuatro más grandes de la  entidad, si se gobierna con austeridad, con sensibilidad y tino, se van enfrentando y resolviendo los problemas, se mejoran las recaudaciones, se atiende a los ciudadanos, se hacen obras aunque sean pequeñas, se mejora el medio ambiente, se apoya la educación, etc. Pero si por lo contrario, los funcionarios que deben poner ejemplo de rectitud se despachan con la cuchara grande del presupuesto  pensando que nadie se dará cuenta de las movidas, entonces estamos frente a situaciones que deben investigarse.

Tuve la  experiencia de haber observado el comportamiento de representantes populares al interior de cabildos y la verdad es que difícilmente alguien puede quitarse el sombrero al tenerlos enfrente cuando han terminado su gestión. Yo no me lo quitaría.  Cojean de la misma pata y se vuelven mercenarios, pues a veces suelen  rehusarse a validar ciertos actos oficiales si antes no reciben algo a cambio del alcalde: más compensaciones o bonos extraordinarios, plazas para familiares o amigos y otros beneficios más.

Podrá decirse, en el caso de que sea de verdad esta rapiña porteña, que los incrementos son  legales porque hubo una solicitud de por medio y un acuerdo colegiado, pero no será ética porque el artículo 3º de la ley que fija las bases para las remuneraciones de los servidores públicos  del estado y municipios plantea que estas  serán remuneraciones adecuadas, sí, adecuadas, porque se trabaje bien y mucho,  “irreductibles e irrenunciables”, es decir, que obligan a los interesados, a estos  regidores tan patriotas, a no renunciar por ningún motivo – solo por muerte – a tales beneficios,  y a que los representantes que les sigan a los actuales accederán a los mismos salarios y prestaciones irremediablemente.

Pregunta: la alcaldesa Benavides ¿no pudo resistir a la presión de los regidores para aumentarse las compensaciones,  o fueron promovidas por ella misma? Debe saber que ese acuerdo no le beneficia políticamente pues la pone en la fila al igual que otros alcaldes  abusivos del poder. Tampoco le hará bien a las carreras de sus otros compañeros regidores, pues los ciudadanos están muy sensibles ante las iniquidades de los gobernantes. Queda la esperanza de que se les remuerda la conciencia a ese grupo de regidores porteños y opten por devolver lo que injustamente auto asignaron.  La señora presidenta querrá continuar como alcaldesa aprovechando  reformas electorales o quizás se postulará para otro cargo distinto, pero  esta rapiña no  la pasarán por alto los votantes. Tienen buena memoria.