Recolección de poda y cacharros: la improvisación no es la solución

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Por: Ángel Durán

En anteriores administraciones municipales, la recolección de ramas y cacharros funcionaba bajo un esquema claro: desde el inicio del año se publicaba un calendario con las fechas programadas para cada colonia. 

Esto permitía que la ciudadanía se organizara con anticipación y asegurara que los desechos estuvieran listos cuando pasara el camión. 

Sin embargo, la actual administración ha cambiado el método sin ofrecer una alternativa funcional: los avisos se dan con apenas uno o dos días de anticipación a través de la página del Ayuntamiento, sin horarios precisos, obligando a la gente a mantenerse al pendiente constantemente de publicaciones digitales.

Este nuevo sistema no solo es poco práctico, sino que afecta la planeación de los ciudadanos. 

Podar un árbol o preparar los cacharros para su recolección no es una tarea que pueda realizarse de un día para otro. 

Además, no todos los ciudadanos tienen acceso constante a internet para monitorear la página del Ayuntamiento. 

Lo que antes era un proceso ordenado y previsible, ahora se ha convertido en un esquema de incertidumbre y desorganización.

El servicio de recolección de poda y cacharros no es solo una cuestión de comodidad, sino de salud pública y ecología. 

Un sistema eficiente previene la acumulación de residuos en las calles, evita focos de infección y contribuye a la lucha contra enfermedades como el dengue, que se propagan en temporada de lluvias cuando hay acumulación de desechos que retienen agua. 

En este sentido, reducir la previsibilidad del servicio afecta directamente a la salubridad del municipio.

Además, esta falta de planeación impacta negativamente el trabajo de los propios recolectores y genera un problema logístico innecesario. 

Cuando los ciudadanos no tienen claridad sobre las fechas y horarios, los residuos se sacan en días no programados, lo que genera acumulación y desorden en la vía pública. 

Esto no solo daña la imagen urbana, sino que hace más difícil el trabajo del personal de limpieza, que termina recogiendo ramas y cacharros en momentos no programados, incrementando costos y esfuerzo.

Si el Ayuntamiento busca mejorar el servicio, la solución no es improvisar y dejar la responsabilidad en los ciudadanos con avisos de última hora. 

La verdadera modernización del servicio debería incluir herramientas de comunicación más eficaces, combinando un calendario anual con notificaciones periódicas que refuercen la información. 

Podrían utilizarse medios accesibles para toda la población, como anuncios en radio local, mensajes de texto o incluso volantes distribuidos en las colonias con antelación.

El uso de tecnología puede complementar, pero no sustituir, una estrategia de comunicación clara. 

No todas las personas consultan a diario las redes sociales del Ayuntamiento, y exigir que la ciudadanía esté constantemente pendiente de una página web para un servicio tan fundamental es una exigencia desproporcionada.

Es momento de que el Ayuntamiento reconsidere su estrategia y retome un enfoque más organizado y funcional. 

La recolección de poda y cacharros debe ser un servicio con fechas claras y establecidas desde el inicio del año, permitiendo a la ciudadanía prepararse con tiempo y evitar el desorden que hoy impera.

Es un derecho contar con servicios públicos eficientes y bien planificados. 

La solución no es la improvisación ni la falta de claridad, sino la responsabilidad y el compromiso de las autoridades con una gestión efectiva.

Si queremos una ciudad más limpia y ordenada, debemos trabajar juntos: el Ayuntamiento con una mejor planificación, y los ciudadanos cumpliendo con los horarios establecidos. Es tiempo de exigir servicios eficientes y dejar atrás la improvisación.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a CN COLIMANOTICIAS.