Previene experto de Costa Rica sobre hongo que podría afectar las plantas de banano del país

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*Iniciaron este lunes las conferencias de la Semana Académica Digital que organiza la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Colima.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-   Con la conferencia “Manejo Integrado de la marchitez por Fusarium en Bananos”, arrancó este lunes la primera Semana Académica Digital de la Biología y Agronomía 2020, que contempla siete charlas de reconocidos investigadores a lo largo de la semana, todas relacionadas a estas ciencias en tiempos de COVID-19.

Al dar arranque a este evento virtual, Gilberto Manzo Sánchez, director de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA), dijo que la semana se enmarca en los festejos por el 80 aniversario de la Universidad de Colima y los 44 años de fundación de este plantel, ubicado en el campus Tecomán.

Mauricio Guzmán Quesada, el primer conferencista, explicó que la marchitez o muerte por Fusarium en los bananos es una enfermedad altamente destructiva para estas plantas y que se encuentra ya en el continente. En el caso de México, la raza 4 de la enfermedad se encuentra encuarentenada, de ahí la importancia de evitar su ingreso a México.

Esta enfermedad, dijo, es causada por un hongo de suelo (Fusarium Oxysporum f sp cubense) que agrupa a una serie de aislamientos capaces de afectar todas las variedades de bananos, y aunque muchas de ellas son resistentes a la raza uno y raza 2, sucumben ante la raza cuatro, “por lo que representa una seria amenaza para la producción y la economía de los países donde este fruto es sumamente importante”.

El hongo es un patógeno de suelo que puede sobrevivir hasta por 30 años debido a que produce estructuras capaces de sobrevivir incluso en ausencia de cultivo. De acuerdo al investigador, provoca dos patologías: la principal es la que da el nombre a la enfermedad: marchitamiento; “entra por las raíces e invade vascularmente toda la planta bloqueando la entrada de agua y nutrientes, en una primera instancia; con ello, las hojas comienzan a perder turgencia, se ponen cloróticas, se doblan y después se necrosan”.

Las hojas más viejas del banano son las primeras en manifestar los síntomas y por último las más jóvenes: “debido a que la planta muere antes o al momento de florecer, difícilmente llegará a producir, y además todos los retoños de la planta son afectados”.

A la segunda patología se le conoce, dijo, como distorsión de crecimiento o muerte progresiva; “en este caso, las plantas se distorsionan en su crecimiento con abultamiento, rajaduras y deformaciones que se pueden confundir con otras enfermedades. La diferencia es que la planta vive por más tiempo, pero es un periodo infeccioso y es más difícil de detectar, requiere de más conocimiento”.

Cada una de las patologías, detalló, depende de las condiciones climáticas en el momento y de las variedades que se estén siendo afectadas; “sin embargo, en ambos casos el suelo se contamina y sería muy complicado volver a plantar este fruto”.

En cuanto a la dispersión de este hongo, que hasta el momento sólo ha llegado a Colombia desde Asia, explicó que se disemina mediante semilla convencional; “toman semilla de una planta enferma y la siembran en otro lugar o la venden, pero también por suelo contaminado que puede ser arrastrado con el calzado, maquinaria o cualquier tipo de herramienta que pueda arrastrar suelo, aunque sea en cantidades pequeñas”

El Fusarium, añadió, puede ser arrastrado a grandes distancias por agua de lluvia, corriente superficial o cuerpos como ríos o riachuelos. Asimismo, también los animales pueden causar dispersión, tanto domésticos como insectos; es el caso del “Picudo Negro”, otra plaga de banano que puede acarrear estructuras reproductivas. A estos riesgos se suma que las malezas son hospederos alternativos.

Para evitar que este hongo se disperse en América y en México, comentó que se requiere de buenas prácticas culturales de bioseguridad, que incluyen la desinfección de herramientas, calzado y unidades automotoras usadas en huerta, pero no con cualquier tipo de desinfectante “porque son resistentes a varios de ellos; se han identificado productos más efectivos como amonios cuaternarios, productos tipo yodóforos y el glutaraldehido” 

Guzmán Quesada afirmó que están trabajando para tratar de contener la plaga que se encuentra desde junio del año pasado en Colombia, donde lamentó que la detección no fue lo más temprana posible, “a tal punto que en todas las fincas está presente el patógeno”

Por su  comunicación y flujo migratorio, calificó como complicado controlar una plaga de esta naturaleza; sin embargo, esto es posible con una verdadera coordinación de actividades.  

En estos tiempos de COVID-19, señaló, “las plataformas virtuales son idóneas para tomar medidas de bioseguridad y prevención para que los países de la región fortalezcan sus capacidades en términos de prevención para contenerla: la dispersión se da poco a poco y el tiempo que ganemos será clave mientras nos preparamos mejor para darle tiempo al mejoramiento genético”.

Recordó que la plaga tiene años en países asiáticos como Filipinas, donde ha podido afectar cerca del 80 por ciento de bananos; “es un riesgo que está amenazando la seguridad alimentaria de nuestros países. Los bananos son muy ricos en nutrientes; no subestimen el riesgo, tengan esto en cuenta: el banano es seguridad alimentaria y es un negocio que podrá ser mejor si lo cuidan y protegen”.

Según los datos con que se cuenta, recalcó que la dispersión de este patógeno podría continuar por diez o quince años más, para que en 20 años tengamos una contaminación continental; no obstante, esto dependerá positiva o negativamente de las prácticas que hoy apliquen los productores.

Al concluir, reconoció la iniciativa de esta semana académica digital y felicitó a la Universidad de Colima por sus 80 años; “en ese tiempo no hace falta imaginar la cantidad de egresados y el gran aporte que están haciendo al país”.

Mauricio Guzmán es máster en Protección de Cultivos de la Universidad de Costa Rica, con estudios de posgrado en la Universidad del Estado de Carolina del Norte (NCSU, USA), en control biológico de enfermedades. Es coordinador de Fitoprotección de la Corporación Bananera Nacional (CORBANA S.A.) en Costa Rica, presidente de la Comisión Nacional para la Prevención de las Plagas y Enfermedades de las Musáceas de Costa Rica y miembro del Comando Latinoamericano para la Prevención y Manejo de Foc R4T.