PLAN DE CASA MATA

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Por José Díaz MadrigalEn una de las caras del billete nuevo de 20 pesos, aparece la pintura de un enorme arco triunfal, escenificando la entrada del Ejército Trigarante comandado por Agustín de Iturbide  a la ciudad de México, el 27 de Septiembre de 1821.Trigarante significa Religión, Independencia y Unión. La ilustración de ésta obra, refleja en la práctica el nacimiento de México como pueblo independiente. Se trata de un óleo sobre tela de autor anónimo, resguardado en el Museo Nacional de Historia.El mencionado arco se encontraba ubicado en la esquina formada por los cruces de la Calle Madero y Eje Lázaro Cárdenas, muy cerca de Palacio de Bellas Artes, La Torre Latinoamericana y la famosa Casa de los Azulejos.Don Vicente Riva Palacio, escritor y político mexicano vástago de la mayor de las hijas de Vicente Guerrero; aclarando que éste último tuvo la visión y valor de unirse a Iturbide para concluir la independencia nacional. Riva Palacio que escuchó de su mamá, es decir, de primera mano, la crónica de aquella entrada triunfal del Ejército Trigarante  a la capital, misma en la que venía su abuelo. Hace la siguiente descripción de Agustín de Iturbide: El hombre de figura arrogante, de elevada talla; tenía ojos azules de mirar penetrante, cabalgaba un soberbio y lustroso caballo prieto, que no se dejaba montar más que a su dueño.La gente al ver a Iturbide y su ejército gritaba de puro gusto, la música no dejaba de tocar, el repique de campanas de los templos, estallido de cohetes y los cañonazos de salva. El libertador caminaba en su penco sobre una lluvia de flores. Aquello fue una locura, pero una locura sublime, conmovedora; era una borrachera de alegría y patriotismo.Aquel ruidoso frenesí, daba la apariencia de los días de Navidad. La paz, la concordia y la buena voluntad se veía por todos lados. Se acabaron los odios y resentimientos, no había ya realistas ni insurgentes. Todos eran hermanos en México, por obra y gracia de Iturbide, una nación nacía, El Imperio mejicano; con jota se escribía el nombre de la nueva nación.Al poeta español Ramón de Valle-Inclán, que radicó en México, no le gustaba la jota de “Mejico” y demandaba que el nombre de nuestro país se escribiera con equis, como se escribe actualmente. Una vez le preguntaron,  ¿usted porqué fue a México? Contestó: porque es el único país  cuyo nombre se escribe con equis, yo no cambio la suavidad de la equis por la rigidez de la jota.Agustín formó una Junta Provisional Gubernativa, compuesta por 38 miembros, todos escogidos por él. Obró según su propia y libre voluntad. Aquel mismo día, 28 de Septiembre, alguien propuso que Iturbide fuera al mismo tiempo presidente de la junta (especie de cámara de diputados) y de la Regencia (el ejecutivo). Uno de los miembros de la junta se atrevió a protestar, inconformandose por la indebida concentración de poder.Por otro lado Iturbide y los miembros de la junta, se dieron cuenta de que no había dinero en las arcas públicas, ni para lo más urgente. Se debía alimentar a los casi 20 mil soldados que habían desfilado el día anterior, además pagarles el salario. El suntuoso gobierno nacía arruinado. El país estaba en crisis económica, la primera de muchas crisis económicas que hemos padecido los mexicanos.Apenas tenía unos meses el naciente gobierno y se le estaba acabando la luna de miel. Sin dinero en la tesorería, no había modo de cumplir compromisos; encima de esto, de lejos se notaba que no era lo mismo ser un brillante militar a ser un buen gobernante; la popularidad de Iturbide empezó a declinar.Aunado a ese problema, apareció otro elemento de discordia que exacerbó los ánimos ya caldeados, la epidemia que trajo y diseminó el malvado y perverso primer embajador gringo en nuestro país: Joel R Poinsett, la pandilla de logieros de rito Yorkino; éstos se reunían en grupos secretos autodenominados jacobinos liberales,  acerrimos enemigos del altar y el trono; con su venenosa cizaña lograron dividir al pueblo mexicano.En el mes de Febrero de 1823, se promulgó el Plan de Casa Mata  en el puerto de Veracruz. Justamente se están cumpliendo 200 años. Lo patrocinaba un super cuatacho del nefasto gringo Poinsett, el maligno traidor a la patria: Antonio Lopez de Santa Anna, que le funcionó a la perfección derrocando a Iturbide. Desde aquel entonces, la epidemia de los logieros prendió, haciendo un enorme daño a México, que por este motivo llegamos a perder más de la mitad de territorio. La epidemia continúa pero más atenuada, ya no tiene la misma virulencia que en otras épocas, sin embargo está latente. Los mexicanos de pensamiento libre, no debemos dejar que se despierte otra vez; perjudicaría por mucho a éste hermoso país.