DESTITUCIÓN ANUNCIADA
Por: Florencio Llamas Acosta
En otras colaboraciones he planteado que todas las organizaciones se encuentran e interactúan con su entorno buscando mantener una estabilidad al exterior y un orden al interior; para lograrlo desarrollan acciones encaminadas ya sea para controlar o adaptarse al entorno.
Desde esta perspectiva, la Universidad de Colima, como organización, se sintió amenazada en su orden interno y estabilidad sistémica, cuando en el mes de marzo del 2011 el secretario general del SUTUC, Dr. Leonardo Gutiérrez, ventiló ante la opinión pública el tema del FOSAP, expresando que era preocupación de los trabajadores universitarios, en especial de los jubilados y pensionados, el transparentar el manejo del dinero por parte de rectoría. Asimismo denunció que desde 2005 no había sido depositada la mayoría de los recursos correspondientes en la cuenta del FOSAP. A la par, también denuncia que la rectoría violó el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) y el propio reglamento del FOSAP al no depositar más de 250 millones de pesos en los últimos siete años.
Con esta declaración, un asunto interno entre rectoría y la dirigencia sindical, fue llevado a la opinión pública, apareciendo en el escenario estatal.
En respuesta a la queja presentada por el SUTUC, el 11 de marzo de 2011, el entonces rector Miguel Ángel Aguayo López, dio a conocer que al respecto al fondo de pensionados y jubilados de la institución, la recibió con 245 millones de pesos y que tenía 610 millones de pesos y que éste garantizaba la viabilidad de la nómina de pensionados y jubilados por los próximos 25 años, acordando ambas partes el 16 de marzo de 2011 auditar, desde febrero de 2005, el manejo de los recursos del FOSAP, con la finalidad de transparentarlos y aclarar su uso.
Desde entonces y en el contexto la sucesión rectoral, se intensifica el conflicto interno y la dirigencia sindical empieza a representar un peligro para la armonía de la institución educativa y para la gobernabilidad del estado.
Después de varios intentos por conciliar los intereses y llegar a una solución negociada entre las partes, el conflicto se ha prolongado por tres años, y la amenaza de desestabilizar a la universidad ha sido constante.
Durante este lapso Leonardo Gutiérrez al optar por el choque, ha desgastado a su persona y a la institución, pues poco a poco fue perdiendo el poco respaldo de la base trabajadora, descuidó el proceso de reelección como secretario general convirtiéndolo en una debilidad; además nunca se interesó por ganarse la opinión pública, se enfrentó con la dirigencia estudiantil, perdió la cohesión de su comité y su ceguera y sordera lo llevaron a confrontarse con el Gobierno del Estado.
El último de sus errores fue darle la espalda a sus delegado e ignorar los acuerdos de la asamblea, es por eso que el día de ayer, los medios de comunicación dieron cuenta que la mayoría de los delegados (32 de 41 delegados), en Asamblea del Sindicato acordaron la destitución del Dr. Leonardo Gutiérrez como dirigente del SUTUC y el nombramiento de Luis Enrique Zamorano Manríquez, como nuevo secretario general de este sindicato, quien ostentaba el cargo de secretario de organización.
Sin lugar a dudas la destitución estaba anunciada, pues Leonardo se equivocó en sus estrategias al amenazar la estabilidad del sistema y utilizar la confrontación como instrumento de solución, al privilegiar sus intereses y convicciones personales e ignorando los intereses gremiales y acuerdos de delegados. Con Zamorano la solución del conflicto puede reencauzarse por la vía del diálogo y los acuerdos que, sin perder la estabilidad y orden, permitan la atención a las demandas del sindicato, por eso, hoy se aplica aquella frase que dice que “para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo” ¿O usted cómo lo piensa?
*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.
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