*Alejandro “Pikolín” Palacios portero de Pumas ofrece una gran actuación y evita que el Veracruz gane por primera vez en el torneo.
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Colima.- Pumas de la UNAM y Tiburones Rojos de Veracruz se respetaron al extremo. Jugaron con mucho dibujo táctico y poca inspiración. Anuladas las ideas se acabó pronto el show y de un partido que levantó expectativas quedó el residuo de un bostezo de 90 minutos.
Hubo algunos chispazos ciertamente, sobre todo en el área de Pumas, en donde un canonizado Alejandro “Pikolín” Palacios se comenzó a convertir en santo de la devoción de los aficionados Pumas que lo vieron salvar el arco hasta tres veces de manera formidable.
El Veracruz había hecho propósito de enmienda y buscó su primer triunfo del torneo, sin embargo, tras ocho jornadas, el equipo de Carlos Reinoso sumó un empate más y se va haciendo a la idea de que la liguilla la mirará por televisión. A Pumas en cambio, le llegó el momento en el partido en que comenzó a pensar en la Copa Libertadores -viajan el martes a Paraguay- y administró energías y fuerzas moviendo piezas y fichas. De cualquier forma, para bien o para mal, acumula cinco fechas sin perder.
El segundo tiempo fue de mayor efectividad para el Veracruz pero se desesperaron ante la muralla que fue levantando ladrillo a ladrillo Pikolín Palacios.
Julio Furch a mansalva, disparó con bazuka pero el guardameta como fiera reaccionó revolviéndose en el fondo. La incredulidad de los jarochos incrementó cuando en un tiro de esquina y tras rebotes, Leobardo López sacó un rayo a la portería y ahí estuvo de nueva cuenta Palacios.
La desesperación cundió al estar Édgar Andrade solo ante Pikolín y disparar por abajo pero el portero atajó con un reflejo insólito con la pierna.
A esa altura de la noche, el uniforme abigarrado de Palacios era lo que más brillaba y lo que impidió que hubiera un ganador.
CN/deportes