El respeto al derecho ajeno…

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Por: Jonás Larios Deniz*

Presidente de México, inspirador de muchas generaciones de mexicanos que al ser de clase baja o de grupos discriminados soñaron con grandes metas para su vida. Benito Juárez de origen indígena es uno de los símbolos indiscutibles de esfuerzo y trabajo en la historia de nuestro país. Representa el ejemplo, para todos los tiempos, de que la educación transforma. El peso de su nombre en la construcción de la nación mexicana es resultado, en parte, de la condición humilde que permaneció en su personalidad a lo largo de su vida.

Indio zapoteca, oaxaqueño, huérfano, analfabeta (hasta su adolescencia), peón del campo, pastor de ovejas, encuadernador, seminarista, abogado, Regidor, Ministro, Diputado Local, Juez, Gobernador, escribiente, Ministro de Gobernación, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, masón, Presidente de México, liberal, reformador y Benemérito de las Américas. Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao un pueblito ubicado en la zona montañosa de Oaxaca, por lo que en 2015 conmemoramos el 206 aniversario de su nacimiento. Mi profesora de primero de primaria nos contó su biografía y me impactó de tal manera que lo convertí en mi ejemplo a seguir durante muchos años, tal vez todavía siga siendo una de mis fuentes de inspiración para seguir creciendo en mis actividades personales y profesionales. Dice mi mamá que todo el tiempo estaba queriéndole contar la vida de Benito Juárez y que ella me hacía muchas preguntas al ver mi entusiasmo por aquel pastorcito que según la versión de mi profesora de primer año de primaria había huido a Oaxaca por miedo a su tío Bernardino, ya que por descuido se le habían perdido dos ovejas. Con pena le refería las peripecias del pobrecito Benito y como sin saber hablar Español llegó a la capital del estado y con mucho, mucho empeño había aprendido el idioma Español y después a leer y escribir. Luego, mi mamá me pedía más detalles, a lo que yo con mucha admiración le narraba detalles de esta increíble historia del niño Benito. Le relataba una y otra vez, que era indio zapoteca, huérfano, pastorcito y muchos años después Presidente de México. Hace algunos años visité la habitación de Benito Juárez y su esposa Margarita Maza, en el Palacio Nacional; estaba su cama, sus ropas, un ropero y una mesa de noche. Me sentí nostálgico y orgulloso de Juárez. Recordé mi niñez y renové mi vocación como profesor que exige, aprende y enseña a través del respeto. El mundo nos distingue a los mexicanos a través de la frase de Don Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”

*Profesor-investigador de la Universidad de Colima