ADULANDO AL FUTBOL

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Jorge Martínez

La Ley Packard…

La pecaminosa y salerosa arrogancia invade con gallarda facilidad la gran empresa que resulta el futbol mexicano permitiendo sublevaciones, creando nuevos dioses, mesías, faraones, ídolos y efigies sin experiencia, conocimiento, capacidad y liderazgo. Háblese de jugadores, directivos, federativos, árbitros, comisionados, presidentes, técnicos, representantes, etc. Figuras de humo blindadas hasta las cachas por una especie de fuero legislativo y militar, donde lucen intocables para poder aplicar la Ley de Herodes.

Desde hace muchos lustros se viene criticado fuertemente sobre el “Draft” y con ello una esclavitud. En ese mismo tenor y desde la década de los 70 y principios de los 80 se hablaba de una reducción de plazas para extranjeros que no se ha producido, por el contrario, recordemos que para el ciclo Apertura 2012 y Clausura 2013, se aprobaron cinco foráneos por club.

Y es que hablar sobre la necesidad de bajar el cupo de extranjeros a tres, a dos, ahora a cuatro, etc., se ha convertido en un verdadero mito, fábula, leyenda, ficción, quimera, tradición, invención y cuento. Hoy por hoy, le agregamos que salen a jugar todos los naturalizados más los extranjeros (refuerzos), por lo que hay equipos poseedores de 11 ó 12 en su plantilla y que pronto jugarán todos dejando a los mexicanos en la banca, ¡si es que encuentran lugar!

Las autoridades federativas no saben cómo responder y muchos colegas ya no saben ni qué preguntar. Por lo menos antes no existían tantos protocolos para entrevistar a los “funcionarios y burócratas del futbol”, ¡ahora es casi imposible!, al menos que seas cuate, camarada y consentido del jefe de prensa para que te conceda las “exclusivas”, esas que cualquier colega podía conseguir en la mismísima banqueta al final del entrenamiento o sesión; las famosas “banqueteras”.

Las notas sobre estos temas en los diarios deportivos mexicanos, son como leer un libro antiguo pero con otro traductor y de otra editorial. Encontraremos semejanzas, pero al final nos daremos cuenta que se trata de la misma red, del mismo tipo de malla y que el tejido está plasmado bajo un mismo argumento donde la intriga, maquinación, confabulación, conspiración, enredo y trampa nos conllevan a la misma trama.

¿De qué futbol mexicano estamos hablando?… ¡Ah!, ¿de aquel donde los jugadores son naturalizados, son mexicanos, pueden y tienen al derecho a jugar?, ¿donde los árbitros son seres humanos, sepan o no del reglamento y tienen derecho a equivocarse?, ¿ese donde los federativos tienen patria y potestad sobre los estatutos, reglamentos y preceptos para modificarlos a su antojo y conveniencia?; ¡Újule julita! diría Don Jorge Martínez Calderón.

Gran parte de culpa tiene la prensa nacional, pues concientiza al pueblo de acuerdo a sus intereses en beneficio de una gran portada por ejemplo. En ese sentido, cuando los grandes caen, los pequeños ocupan sus puestos y todos se olvidan del pasado, es cuando decimos que en México no se tiene memoria.

En México el futbol es el niño bonito y consentido del deporte en todas sus extensiones, sobre cualquier otra disciplina deportiva; cuando se enferma, tiene a muchos médicos a su alrededor tratando de encontrar el malestar para pronto aliviarlo, cueste lo que cueste. Pero ninguno de los médicos se atreve a diagnosticar éticamente con la verdad, nadie dice: “este niño tiene problemas de vicios varios”, ¡imagínense! seria insultar al César. La realidad es que aquí, la última o primera opción de acuerdo a la perspectiva de cada quien, es contratar, alquilar, colocar, emplear incluso asalariar, a quien la billetera señale y sobre todo, a quien sepa a plenitud el argumento que siempre quieren escuchar los dueños del futbol, ese que endulza sus oídos.

Esto no exime a las grandes empresas, de donde surgen la gran mayoría de propietarios de los clubes y quienes finalmente son los que aportan grandes cantidades de billetes verdes para la manutención y sobrevivencia del deporte mismo, por medio de la Federación Mexicana de Futbol.

¿Cómo saber si van demasiado lejos al permitir tanto extranjero en la Liga MX?, ¿Cuál es el regulador?, ¿Es la mejor opción para los jugadores mexicanos?, ¿Dejarán de debutar a jóvenes mexicanos en la Liga MX?, ¿seguirá siendo el mejor de Concacaf el arbitraje mexicano?, ¿todos los arietes que llegan de refuerzos a la Liga MX valen la pena?, ¿Habrá 11 tricolores de otro color?… nos pudiéramos seguir de filo preguntando pero, ¿quién realmente puede contestar algo distinto a lo que trilladamente hemos venido escuchando durante los últimos 30 años?

La Ley Packard dice: es imposible que una empresa pueda incrementar sus beneficios a mayor velocidad que su capacidad para conseguir el personal adecuado que sostenga ese crecimiento. En el futbol es lo mismo, tener la gente en los asientos correctos, luego decidan a dónde conducirán. Y desde luego, siempre es mejor seguir buscando antes que contratar a la persona equivocada.

“Sin que nos gane el sentimiento, hasta la próxima” A.A.G.

Contacto: [email protected]       Twitter: jorgemtzpires

*Director de Deportes HMX Mundo Ejecutivo TV y Columnista del diario deportivo OVACIONES.