A CHILE PELÓN

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EL HILO DELGADO: AJONJOLÍ DE TODOS LOS MALES

Por Edgard Saúl Díaz Aguirre*

Hace algunos días la institución encargada de Procurar Justicia a través de su titular, procedió a dar de baja a elementos de la Policía de Procuración de Justicia por haber impedido el trabajo periodístico de una profesional de la comunicación, decisión que hubiera resultado loable, y hasta reconocida por la sociedad, si los elementos policiales hubieran recibido, previamente, la capacitación necesaria, y la instrucción debida, para ejercer con ética y profesionalismo su labor policial, desafortunadamente no es así, los elementos policiales carecen de medios suficientes para hacer bien su trabajo, desde recibir sueldos de hambre, hasta tratos inhumanos al interior de dicha institución que van, desde obligarlos a cumplir con horarios infrahumanos, hasta obligarlos hacer lo que en esas condiciones, es casi imposible de realizar.

Me pregunto ¿Cómo sancionar a un trabajador que no ha recibido la instrucción mínima adecuada para cumplir con eficiencia y eficacia, con profesionalismo y ética la encomienda que les exige su labor?  ¿Cómo exigir que efectúen su trabajo, si su selección para ingreso, no se encuentra avalada por una verdadera y estricta medida, que garantice a la sociedad, la paz y la tranquilidad que tanto reclama?

Convencido estoy, que en el caso que nos ocupa, existe corresponsabilidad de quien, por decreto, tiene la obligación de implementar mejores y más eficaces acciones en pro de una excelencia en la capacitación y selección de su personal. Indebido es exigir lo que no se da. Indebido es que en harás de quedar bien ante  la opinión pública, se sacrifique, en un santiamén a dos agentes del orden publico los cuales resultan los menos culpables de haber ingresado a una institución que no le proporciona los medios, ni los elementos mínimos  indispensables para ejercer bien su cometido.

Preocupante resulta, que se llegue a generalizar este tipo de determinaciones, a razón de la presión social, o en su caso, por tratarse de determinado grupo social, puesto que, si bien es cierto, que los agentes de la policía violentaron el libre ejercicio de la libertad de prensa y de expresión, también es cierto, que no es castigando su conducta como se lograra corregir o subsanar su mala actuación.

No queremos que el hilo se rompa por lo más delgado, lo más delgado representa a la clase trabajadora de colima, lo más delgado representa, en más de las veces, el sostén de la familia colimense, lo más delgado representa, a esos hombres y mujeres que a diario salen a cumplir con su cometido para servir, en la medida de sus posibilidades, a la sociedad colimense, lo más delgado representa ese sector social de trabajadores que tratan siempre de cumplir a cabalidad su deber al interior de las oficinas de gobierno.

Los colimenses queremos que el hilo ya no se siga rompiendo por lo más delgado, se requiere, si,  que se adelgace ese hilo por la parte  más abultada, en donde reinan los poderosos, los potentados, los que siempre circulan en camionetas blindadas y con aire acondicionado, de ellos, quienes aparentan ignorar la realidad de quienes hacen la talacha, de quienes se parten la madre todos los días, todas las horas, sacrificando con ello a su familia.

Se requiere la verdadera dignificación de la clase trabajadora; capacitándola mejor, propiciándoles un ambiente laboral digno, basado en el respeto a sus derechos humanos y laborales, promoviendo, inclusive, horarios que les permitan convivir más con su esposa y con sus hijos, y a que se les proporcione ayuda psicológica constante, permanente, que coadyuve a que realicen mejor su cometido. Instituciones más humanizadas, alejadas de la perversión  de jefes prepotentes, déspotas; actitudes que han dañado severamente la confianza que siempre debe de reinar en todas las relaciones laborales.

Los colimenses ya no queremos que el hilo se rompa por lo más delgado, ello degrada a nuestra sociedad, destruye el estado de derecho, y coadyuva al incremento del desempleo, y muchas veces al engrosamiento de los grupos criminales en donde, muchas veces, tienen su mejor refugio quienes son echados como perros a la calle de las oficinas gubernamentales. Es tiempo ya de que se tomen medidas drásticas perfiladas al mejoramiento de la procuración de justicia en colima. Es tiempo ya que se decidan de una vez por todas, a crear un verdadero y eficaz instituto de formación profesional para los trabajadores de esa importantísima institución; un proceso de selección y capacitación, para poder así, exigirles mejores resultados.

Ya no más ingenieros frustrados, o abogados fracasados en la nómina de la policía de procuración de justicia, ya no más personal que no encontró otra oportunidad que el de ser policía. Se requiere elementos de seguridad con vocación de servicio, que sientan verdaderamente en su sangre, esa pasión por el cuidado de los ciudadanos; que se pongan la camiseta y se entreguen en cuerpo y alma al servicio de la ciudadanía. Solo así podremos dar el primer paso para lograr el mejoramiento de nuestras instituciones de seguridad pública. Policías que no les tiemble usar sus armas o detener a un delincuente, que se desenvuelva  como  un verdadero policía, que imponga respeto, pero sobre todo, que le de confianza a los ciudadanos.

Los colimenses estamos hartos de escuchar noticias bañadas de sangre, de la sangre causada por la incompetencia de  de quienes dirigen esas instituciones. Los colimenses estamos hartos de directivos que a la hora de la hora, avientan la piedra y esconden la mano, escudándose cobardemente, en ese hilo delgado que tanto han masacrado, y que muchas veces son los que menos culpa tienen de su incapacidad. Los colimenses queremos escuchar a gobernantes que den la cara, que expliquen, que nos expliquen lo que están haciendo en materia de seguridad; que nuestro congreso local les exija cumplir con su juramento de cumplir y hacer cumplir la ley.

Caso contrario, la sociedad se los reprochara siempre, caso contrario, se entregaran, irremediablemente,  a la ley de la selva, ante los tristes y penosos resultados, y ante la promesa alucinadora de vivir seguros y felices. La sociedad colimense no se merece el colima que vivimos, queremos acciones que reflejen la eficiencia y la eficacia de quienes tienen obligación de servir, y no de servirse de las arcas del estado. Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata. ¿Aún es tiempo?. . . Esperemos que sí.

 

*ABOGADO POSTULANTE

PRESIDENTE ESTATAL DE PRENSAMERICA/COLIMA

DIRECTOR DE LA REGION DE LA ZONA OCCIDENTE DE MEXICO DE LA AGENCIA DE PRENSA MUNDIAL

Correo Electrónico: [email protected]

Twiter: @achilepelon68

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