VISITA PRESIDENCIAL (Indira, con más sensibilidad que Griselda Álvarez)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

Un sinnúmero de analistas locales se han referido apropiadamente a la visita que hizo a Colima la semana anterior el presidente Andrés Manuel López Obrador, calificándola como esperanzadora en términos generales. Y vaya que lo es, pues no se recuerda que un primer mandatario haya hecho lo mismo antes haciéndose acompañar de su gabinete en pleno y cuyos miembros dieron pormenores de la problemática de Colima ofreciendo muestras del interés que les suscita su desarrollo.

Amlo mandó una señal poderosa: el gobierno entrante e Indira en particular, cuentan con el respaldo total del gobierno federal lo que significa un estímulo importante para hacer y acelerar gestiones benéficas sobre los asuntos del mayor interés para los colimenses y para proyectar obras de infraestructura que apuntalen el desarrollo y el crecimiento económico.

En su mensaje, Amlo dejó en claro que Indira tiene en su régimen un aliado incondicional por lo que no se duda que transcurriendo las semanas y meses siguientes irá haciéndose ella de un control mayor de la situación irregular en que sumió a Colima el anterior gobernante, sobre todo en el tema financiero donde reina aún la oscuridad más desastrosa.

Mas situaciones adversas hay en otros ámbitos de la entidad, pero hay problemas más fuertes que otros como el de la inseguridad pública, la afectación de las comunicaciones terrestres por la tardanza en la construcción de un tramo de la nueva autopista Colima – Guadalajara, los problemas que genera el coronavirus y más recientemente la influenza; en educación debe hacerse también una buena averiguación no solo en cuanto a nuevos programas sino en asuntos que tienen que ver con la necesaria transparencia.

Destaca el anuncio de más inversiones en infraestructura portuaria y de mejores vialidades en Manzanillo que progresa en su operación pero no expande beneficios a la población en términos aceptables porque la Federación no participa lo deseable. Es importante mantener inversiones en el puerto, pero atender los problemas sociales más ingentes es también prioritario.

Pero el asunto más escabroso que enfrenta la 4T es el de la aclaración debida de la situación financiera que, al parecer, no encuentra explicación aún. Amlo dejó en claro que debe hacerse la justicia pero “sin venganza”. Tiene que aclararse como es que Colima se hundió en esa catástrofe económica el último sexenio. No se concibe cómo, con un alto endeudamiento, siguieron haciéndose obras casi inútiles que nadie pidió. Un gobernador sensato, equilibrado, no hubiera ejecutado edificaciones sin sentido y continuado haciéndolas cuando había carencia de recursos. Para terminarlas, IPS, tomó recursos de otros rubros, desviándolos de manera irresponsable. “No puede morir a besos”.

Yo pienso que Amlo, al margen de su deseo de ajustar cuentas con algunos malandrines neoliberales, podría ya haber puesto sus ojos en el exgobernador Peralta para no pasar a la historia ( él mismo lo dijo) como cómplice de una anormalidad financiera de carácter extraordinaria. Si no hay justicia en el Caso Colima, el discurso anti corrupción quedará sin sustento. Avanzar o retroceder significa viabilidad gubernamental o fracaso político.

Ya he dicho otras veces que Indira encarna la esperanza de una vida mejor. La izquierda que representa luchó muchos años para alcanzar el poder y sería lamentable que perdiera una oportunidad histórica de encabezar muchos años una transformación verdadera que rescate a Colima de la ignominia de un poder omnímodo, depredador y cómplice de los peores comportamientos de sus supuestos servidores.

Como colimense, apuesto a que Colima estará mejor en las manos de la joven gobernadora y que incluso superará el trabajo de Griselda Alvarez. ¿Por qué digo esto? Simplemente por formación profesional y humana. Indira tiene juventud e ímpetu, deseos de trascender. Griselda provenía de la élite, del mundo fifí, ( amiga el alma de Margarita López Portillo, quien fue la arquitecta del dedazo a su favor). La oriunda de Chiapa, no sabía cómo dirigirse al pueblo, con el mundo de los varones. Feminista a ultranza, poseía un ego descomunal que le impedía tratar con respeto y sencillez a quienes diferían de sus pensamientos, criterios y decisiones políticas. No había más incomodidad para ella que tener enfrente a alguien que pensaba distinto. Su fuerte mirada hacía sentir que su rechazo hacia ti era invariable y definitivo.

Indira, en cambio, es la franqueza y la frescura hecha persona. Podrá diferir o no estar de acuerdo en lo que tú dices, pero mantiene una postura condescendiente, la cordialidad y la sonrisa.

Además, como política profesional que es, tiene la inteligencia y la determinación de dialogar con todas las fuerzas políticas. Desde luego que encontrará resistencias por la posición de grupos de poder históricos, que han perdido ya privilegios, pero no dudo en que terminarán sumándose a su proyecto.

Estamos pues en una etapa nueva, de esperanza fundada. Quiero seguir pensando que habrá una mística de usar el poder con sentido de servicio, no de apropiación. No para favorecer camarillas, enriquecer a ambiciosos y reforzar cacicazgos.   El poder es servicio, es condescendencia absoluta hacia los otros. Es transparencia y respecto por todos y hacia todos. Es hacer la justicia. Las fuerzas derrotadas en la elección pasada, tuvieron muchos años para esforzarse y promover el bien, para asumir responsabilidades, pero se cansaron, como el procurador Murillo Karam en el caso Ayotzinapa.

Escrito lo anterior, Colima vive ya con la mirada puesta en un presente y un destino mejor. El pueblo puso a Indira al frente y ella ni tarda ni perezosa da sus primeros pasos, esperanzadores pasos, aplicándose en varias temáticas que luego abordaré.