Triunfan Pizarro y “El Zapata”

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*En la primera corrida formal de la Feria de Todos Los Santos Colima 2016. *Cortan una oreja cada uno. *El rejoneador Cuauhtémoc Ayala, en silencio. *Buena entrada en el Lienzo Charro Camino Real.

COLIMANOTICIAS

Colima.- Los diestros Federico Pizarro y Uriel Moreno “El Zapata”, fueron los triunfadores de la corrida de toros que se efectuó ayer, en el Lienzo Charro Camino Real, luego de cortar una oreja en el marco de la Feria de Todos los Santos Colima 2016, que registró una buena entrada, pese a la lluvia que se presentó este sábado en la tarde donde se inundado el ruedo y retrasando la corrida por alrededor de una hora.

En la primera corrida de Feria de la historia, la afición taurina respondió con una buena entrada en el inmueble de la Estancia, se tuvo que esperar una hora más para que sonaran tambores y metales.

Partiendo plaza, los toreros con sus respectivas cuadrillas inician con la lidia; Federico Pizarro, vestido de blanco, con pasamanería negra, empezó lanceando con sólo dos verónicas, y los peones, haciendo su chamba con sólo una banderilla.

Pizarro se fue a tercio de muleta, con pases de derecha, muy pocos por naturales, tirándose a matar y con estocada un poco caída, suficiente para que su toro, de nombre “El Profe”, rodara sin puntilla, y el juez le otorgara una protestada oreja.

En su segundo de nombre Montés, un toro negro como sus demás hermanos, llegaban menguados al segundo tercio.

Pizarro destaca solamente en los quites por chicuelitas y verónicas, para finalmente con la pañosa pasar sin pena ni gloria.

El capitalino tuvo el noble detalle de brindar la muerte de este toro a los esforzados monosabios encabezados por “Manonegra”, merecido brindis por como dejaron el ruedo y hubiera un ruedo sin mayores riesgos para los toreros.

Uriel Moreno, El Zapata, inició de rodillas su trasteo con el capote y llegando a su clímax, con lo que mejor le sale, el segundo tercio, colocando pares al violín con mucha maestría y dominando este tercio.

Con ello, se llevó una carretada de aplausos como preámbulo y sin hacer gran cosa con la muleta, fue por la estocada y recurriendo al descabelle, le otorgan una oreja, negándole el juez el segundo apéndice.

En este sentido, muy mal se miró el juez, quien ante los gritos del público, se levantó a agradecer las mentadas y mandándole besos al público, restándole seriedad a su envestidura de autoridad.

El segundo de su lote, un toro capirote y burraco, precioso de lámina, pero descastado y sin trapío, abrevió en toda la lidia, destacando su peso de 550 kilos que provocaron dos tumbos a los varilargueros, yéndose al burladero de matadores en silencio.

Cuauhtémoc Anaya vino con sus ocho caballos desde la bella Mérida, Yucatán, a enfrentarse a un toro de la Guadalupana, en un terreno no apto para el rejoneo.

Nada más hay que decir, salvo su enorme voluntad para destacar en el difícil arte del rejoneo. Incluso uno de sus caballos sufrió una terrible cornada.

CN/deportes