TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Personalidades neuróticas:

La vida nos muestra diariamente caminos diversos, de cada uno de nosotros depende asumir la responsabilidad de ella y en consecuencia, determinar si caemos en la victimes o en el aprendizaje.  Una situación cualquiera, puede marcarnos e incluso, llevarnos a “embarrar” a otros, buscando culpables externos a lo que internamente decidimos. Siempre será más fácil decir “fue ella o él”, en lugar de asumir la parte que nos corresponde. Existen personas que pueden vivir en el resentimiento “eterno”, culpando a otros, por algo que ellos decidieron o permitieron en su pasado. Si a eso le agregamos las carencias afectivas, las metas u objetivos no cumplidos, pues tenemos a una persona dolida, resentida, que buscará quien pague por su molestia.

Siendo capaz incluso, de magnificar las circunstancias que motivaron su molestia, con tal de que el “otro” pague su sentir. Lo anterior forma parte de una etapa no resuelta en la infancia, esa persona se crio en un mundo carente de afecto, aunque se le dio materialmente todo. Son infantes insatisfechos y su personalidad es belicosa, vengativa e incluso agresiva.

Como todo en la vida, necesitan mantenimiento emocional, alguien que les acompañe para encontrar su propia reconciliación, pues la sanación llega solamente con el perdón de sí mismos.

Mientras llegan a ella, (a la sanación) difícilmente estarán en paz, cada vez que vean a la persona o personas, “producto de su mal”, revivirán la herida y buscarán vengarse o agredir. Este tipo de personas ejercen un liderazgo negativo, acusan, buscan problema, provocando, imponiendo su criterio, su objetivo es la venganza. Están emocionalmente ciegas y solo quieren desahogarse, pierden su objetividad y con ello, la oportunidad de aprender de sus vivencias.

“Todas las personas somos suicidas en potencia” dice un reconocido psiquiatra, también todos podemos caer en actitudes hostiles y funestas. Finalmente somos humanos, producto de una colonización ancestral, venimos acarreando mucha basura emocional.

Demandantes, absorbentes, controladores y otros adjetivos más, forman parte de su conducta adulta, finalmente nadie somos perfectos. Es entendible, sin embargo, aquí entra lo que Fritz Perls señala, “el neurótico no ve lo obvio”, y en la ceguera que les da la ira, suelen intervenir en temas que no les incumben, se victimizan y convencen a otros de su fantasía nacida de la inseguridad, la desconfianza y el desamor en sí mismos. Crean una imagen de gente bien que convence, pues se fabrican un halo de perfección.

Una perfección que están muy lejos de tener, insisto, lo único seguro es que somos seres inacabados y en consecuencia, perfectibles. Si todos pudiéramos entender que la vida es como la chispa de una flama, totalmente volátil, fugaz, perecedera. Seguramente nos daríamos la oportunidad de sanar-nos, de equivocarnos una y otra vez sin dejar de aprender, de vivir, de sonreír y sobre todo… de volar.

 

ABUELITAS:

Conocí a Joel siendo yo muy joven, era uno de esos iconos capitalinos que a nadie ofendía, a nadie hacía daño. Su apodo favorito era “La orquídea”, le gustaba bailar, platicar y ser libre, ser feliz.

Vecino del barrio de la salud tenía el aprecio de mucha gente, servicial y buena persona. Hace un par de días me enteré de lo burdo de su muerte, misma que causó una desagradable sorpresa entre quienes le conocimos, ojalá que las autoridades hagan suya la investigación y den con el paradero de quien o quienes hayan sido los responsables. Descanse en paz Joel Lozano Guzmán, La Orquídea. Es cuánto.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.