TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

En el año 2009, activistas en favor del medio ambiente se manifestaron en contra de proyectos privados que ponían en riesgo las mil 300 hectáreas de mangle que integran el cuerpo lacustre con la operación de una planta regasificadora y la propia termoeléctrica que en ese entonces tenía 30 años. Esperanza Salazar Senil, representante ambientalista señaló que “Es lamentable que las autoridades federales responsables del cuidado del medio ambiente estén protegiendo a las empresas privadas que sólo destruyen el entorno, desplazan comunidades y generan mayor pobreza en nuestro país, en vez de proteger el ecosistema”. agregando también que la construcción de la planta implicaba la violación al artículo 60 de la Ley General de Vida Silvestre.

Sin duda, estamos ante uno de los mas graves ecocidios que afecta no solo a flora y fauna, sino también a la vida humana. Me refiero a la cacareada contaminación que genera ante la indiferencia de las autoridades responsables de vigilar y sancionar en su caso, a la termoeléctrica de Manzanillo. 

Bajo la responsable pluma de Alfredo Quiles Cabrera, éste medio da cuenta de una seria inconformidad de los pescadores de la laguna de Cuyutlán, el cuarto humedal más grande en el pacífico mexicano, en voz de su líder María Elena Velasco Chávez. Quien señala que los manglares y especies diversas se han visto severamente afectadas e incluso algunas de éstas, muertas, señalando además que el impacto a la pesca “es tremendo”.

Nada pasó en el 2009, los funcionarios que fueron denunciados por los ambientalistas en ese entonces, fueron protegidos y las voces se perdieron. 

El propio presidente de la república (diciembre 2019) minimizó en su visita el grave daño que genera al medio ambiente la termoeléctrica cuando el gobernador del estado le solicitó apoyo para que solo fuera gas el que se use para su funcionamiento y así, evitar la contaminación y el daño a la salud pública.  “Me estaban comentando que sólo el 5% de los insumos o de la energía eléctrica se produce con combustóleo en esta central, sólo en 5%, 95% es gas y no hay contaminación, tenemos que seguir avanzando en ese propósito”. (Diego Badillo, El Economista) diría el Chapulín Colorado, ¡oh! ¿Y ahora, quien podrá defendernos?

Al final del camino no habrá dinero ni posición social que libre a los malos funcionarios de pagar la factura que les corresponda en la deuda contraída con el medio ambiente y con la vida. 

Hoy se sabe que especies de pesca como la piña, malacapa, el chihuilín, chococo, tecuatete y choro, se han prácticamente extinguido a consecuencia de la grave contaminación. El combustóleo es igual a muerte, con eso se hace funcionar el sistema de la termoeléctrica. Enfermedades que resisten a loa antibióticos y tratamiento en general, daños a la agricultura y desde luego al mar, son solo algunas de las consecuencias graves que representa la antigua modernidad llamada termoeléctrica. 

La semarnat y la profepa, saben, conocen desde siempre ésta problemática y han evadido en aras de la modernidad asumir su responsabilidad. Quienes han estado en el poder presidencial conocen de primera mano la realidad y se han concretado a aplicarnos la canción de Guanajuato, la vida no vale nada.

ABUELITAS:

Evite riesgos, sígase cuidando, la economía social reclama el regreso a la vida “normal”. Solo hay que seguir observando algunos aspectos convenientes. Ciertamente no es el aislamiento lo mas recomendable, tampoco las aglomeraciones, mantengamos un justo medio y fortalezcamos a nuestro sistema inmunológico. Lo digo de verdad, en Colima, todos nos necesitamos, por cierto, ¿Ya cooperó con la Cruz Roja? Es cuanto.