TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer. Sir Francis Bacon

“Como te ves me vi, como me ves te verás”, solía decir mi abuela cuando se trataba el tema de la vejes; esta es quizás la sentencia que más recuerdo de mi infancia, cuando soñaba con tener veinte años para poder moverme con libertad y comprar un juguete de la Casa Mary, las golosinas  que a mí se me antojaban, los sopitos de “Güeya” o un delicioso refresco Titán de medio litro. Cuando el tiempo llegó, tarde me di cuenta de que había que trabajar para cumplir mi sueño, no  era solamente crecer sino asumir la responsabilidad de mi vida y valerme por mí mismo.

Mi abuela ayudó con su presencia y amoroso apoyo, para que mi madre pariera, es decir, siempre estuvo ahí cuando ella la necesitaba, en los momentos más difíciles de nuestra historia de vida, la abuela estaba presente. Las tardes de lluvia borrascosa, los paseos por la zona centro de la ciudad, los interminables día de arduo  trabajo que mis padres realizaban, los recorridos del panteón a la feria, las visitas a las huertas para cosechar los mangos, las tardes de soledad; eran fortalecidos por su amorosa presencia, ¿usted que me lee ha sentido ese abrazo que todo lo cura,  lleno de cálida ternura y sin esperar más nada? ¿Ese abrazo que representa la seguridad nacida del amor universal que nos prodiga una abuela o nuestra madre? Si responde  que sí, no necesito decir más, pero si no, le aseguro que se ha perdido del mejor regalo que la vida nos puede dar.

En la antigüedad nuestros ancestros se regían por un consejo de ancianos y estos, eran respetados por su sabiduría y experiencia en la vida; durante años ese principio se mantuvo y las personas mayores tenían un lugar preponderante en nuestra sociedad. Hoy tristemente nos damos cuenta de que sufren abandono, o incluso vejaciones de su propia familia, los tiempos son los mismos, quienes hemos cambiado somos nosotros. En el 2010 la población total de 60 años y más según el INEGI era de  58,728 y los beneficios que estas personas reciben (los que saben) son del 50% de descuento en predial, agua y transporte, siempre y cuando cuenten con su credencial correspondiente Inapam.

El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores Inapam, del que es  titular a nivel nacional Aracely Escalante Jasso, dio a conocer hace dos meses que buscaría acuerdos con gobiernos estatales para brindar beneficios a las personas mayores de sesenta años, hasta hoy poco o nada se ha sabido, al menos no en Colima, ojalá alguien me desmienta, pienso que ninguna persona o sector social debe estar sujeto o condicionado a las dádivas  institucionales, con mayor razón los adultos mayores, necesitamos tener presente que si el creador y dador de vida lo permite, algún día todos seremos viejos, incluso los servidores públicos del Inapam. Sirvan estas líneas para expresar mi reconocimiento y mi más profunda gratitud a todas esas personas que llamamos viejos, abuelos, ancianos o adultos mayores, por ser la base de nuestro hoy, por legarnos su historia, su raíz y la vida misma.

 

ABUELITAS:

Quien está de plácemes y con justa razón, es el alcalde colimense Federico Rangel Lozano, lo anterior por haber recibido “El Galardón Nacional a las Mejores Prácticas de Gobiernos Locales 2013”. El premio lo reciben todos y cada uno de quienes  laboran para el ayuntamiento capitalino, es un premio que expresa la organización y el trabajo de un equipo que se esfuerza para servir con buena voluntad y compromiso social, es el claro reflejo de un liderazgo sencillo y humano que conoce de las necesidades y busca soluciones. Expreso mi felicitación al Maestro Federico y a todo su equipo de colaboradores por este logro. Es cuánto.