TAREA POLÍTICA

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DIÁLOGO Y CONCILIACIÓN

Por: José Luís Santana Ochoa

Si hablando se entiende la gente, ‘cuantimás’ los políticos como quienes conforman la LVIII Legislatura Local que en buena hora se libró de dos truculentos y rijoso-compulsivos integrantes, el guerrerense Nabor Ochoa López y el oriundo de la tierra de hombres que es Coquimatlán, Francisco “El Tamacuas” Ánzar Herrera. Sin este par de personajes de la picaresca política colimense, es de esperarse que la civilidad, el diálogo y los consensos imperen sobre las actitudes intransigentes y los comportamientos sectarios, la conciliación sobre la confrontación. A medio mes de que los nuevos diputados iniciaron su encargo trianual, cuando ya deben haber cobrado su primera quincena,  hay claros indicadores de que están quedando atrás el atrabancamiento de algunos que llegaron con ansias de novillero, muy acelerados, y la reacción negativa de quienes se resistían a entender y a aceptar el cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso decretado por los electores el domingo 07/06/2015.

Parece que la coordinadora de los diputados panistas en el Congreso del Estado, Martha Leticia Sosa Gova, se ha sosegado y entendido que se logra más con miel que con hiel, pues a últimas fechas ha envainado su espada quizá convencida de que en el líder de los diputados priistas tiene a una persona educada, transparente e institucional como lo es Federico Rangel Lozano, con quien acordó la reinstalación de la Comisión de Gobierno Interno en la que ella va como presidente y él como secretario, así como permitirles a los diputados únicos, solitarios,  participar con voz pero sin tener derecho al voto en las decisiones que se presenten. Digno de resaltar es el hecho de que el acuerdo político que fue presentado por el ex alcalde capitalino tuvo la votación unánime de los 25 integrantes de la LVIII Legislatura Local.

Martha Leticia y  Federico tienen la responsabilidad histórica de conducir al poder legislativo estatal en un ambiente social y político enrarecido por la violencia, el colapso de las finanzas estatales y municipales, el desempleo, el fracaso de la prevención de epidemias y el desencanto de la población por todo lo anterior y muchas cosas más. Porque es temerario atizarle al fuego que puede salírseles de control, más les vale a todos los 25 diputados locales privilegiar la armonía interna y no perder tiempo en pleitos de comadres que a nada positivo conducen, sino aplicarse en serio y a fondo a encontrarle salida y cauce a las inquietudes y expectativas de los colimenses que demandan y merecen que sus representantes en el Congreso del Estado de verdad se ocupen de lo importante y trascendente dejando de lado las guerritas de vanidades.

Atrás deben quedar el cobro de facturas, revanchas y venganzas de los diputados panistas agraviados en sus compañeros que los antecedieron en el Congreso del Estado. La cuenta nueva es con sus colegas priistas actuales que merecen de parte de los azules al menos el beneficio de la duda. Un poderoso incentivo para que los diputados de todos los partidos políticos con representación en el Congreso del Estado se conduzcan con madurez, responsabilidad y centrados en la gente que los eligió, es la posibilidad de que sean reelegidos para el mismo cargo en las elecciones de 2018. Por ello, más que luchas internas por imponer los intereses de sus colores y siglas partidistas, es de esperarse que todos ellos abanderen las causas más sentidas de los colimenses. En el logro de este cambio de orientación serán determinantes los liderazgos del priista Federico Rangel Lozano y la panista Martha Leticia Sosa Govea.

EL ACABO  

  • Más que pretender citar al desgraciadamente todavía gobernador, Mario Anguiano Moreno, a comparecer ante el Congreso del Estado, lo que los diputados locales panistas deben intentar es ponérselo a la Procuraduría General de la República.
  • Para bien o para mal, el tema la convulsionada Colima llegó para quedarse a los medios de comunicación llamados nacionales.
  • La plaza está que arde.
  • Terrorífico el final de la nefasta administración anguianista
  • Lo que mal empezó peor terminó. ¡Y siguen bastos!