SINDICATOS EN RUINAS (En las instituciones educativas, primero los cuates )

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

Con la solidaridad mía y la de mi familia por el deceso de Francis Levy Lavalle, a quien conocimos desde pequeño. Pronta resignación a sus padres.

Un exdirigente sindical y exfuncionario público dijo recientemente que el SNTE dejó de ser fuerte y poderoso y que “está incapacitado para defender lo más básico”, por lo cual convocó a participar en una “asamblea nacional por la transformación sindical” que haga surgir liderazgos nuevos que sustituyan a los anquilosados dirigentes de aquella organización mediante procesos de elección democráticos.

“Están reprobados los que dirigen al Snte en Colima, son necesarios líderes con fuerza moral y empáticos con los trabajadores y que representen una defensa legítima y real. Son tan negativos los actuales que ni siquiera han podido defender el salario de los maestros”.

Hay razones válidas para meditar sobre el ambiente de pobreza en que se desenvuelve el sindicato magisterial, otrora poderoso en tiempos del salinismo y el panismo. En esos tiempos, nadie chistaba a los dirigentes, coludidos y entregados como estaban al poder presidencial. La maestra Elba Esther Gordillo repartía diputaciones, senadurías y delegaciones de Sep a sus incondicionales y mantenía   amenazados a los gobernadores si se oponían a sus designaciones.

Pero vino la debacle política para el poderoso sindicato y la maestra fue apresada y acusada de enriquecimiento ilícito por disponer de las cuotas sindicales que le permitieron hacer un patrimonio envidiable. Nomás brincaban los millones en su lujoso escritorio, acción en que tuvo el apoyo de profesores incondicionales ( verdaderos bandoleros) a los que les fueron retirados los cargos con la promesa de portarse bien de ahí para adelante. Incluso, el régimen peñista permitió que uno de los suyos continuará al frente de la organización sindical.

Paulatinamente, a medida que los líderes en los estados compartían el poder por la negociaciones del SNTE con los gobernadores, aquellos se fueron olvidando de sus representados. Prefirieron cargos al frente de instituciones educativas y diputaciones que servir a correligionarios, a quienes han abandonado a su suerte. Se quedaron así sin sustento moral.

Una mayoría de ellos, al menos en Colima, tiene el control de instituciones educativas, aunque algunos carezcan del perfil más adecuado. Si el lector hace un repaso, verá que son exlíderes sindicales y allegados muy suyos los que despachan en las principales oficinas educativas. Primeros los cuates, cómo no. En otras palabras, el sindicato se apoderó de instituciones a costa de la filosofía de servicio auténtico que debe regir en su operación por el entreguismo y el desacierto de gobernantes medrosos que entregaron la educación gubernamental a personajes de dudosa valía. Con ello, con sus enjuagues, el gobierno entregó la rectoría educativa a los sindicatos y entronizó a algunos malandrines que, por cierto, fueron corridos a tiempo con una patada en el trasero antes que causaran más daño.

Ahora toca remar contra corriente, recuperar ese mando educativo que está en otro lado. ¿ A quién sirven los líderes, al Estado, al sindicato, a los trabajadores, a sus cuates o a sí mismos ? Al primero, de plano, no; al segundo, a aquellos otros, pues tampoco; está claro que sirven a sus intereses políticos personales.

Es tiempo, entonces, de inaugurar una época nueva en el sindicato magisterial; sus líderes antiguos y presentes están colocados hoy en la órbita laboral o representativa porque eso es lo que escogieron. Un buen número de ellos identificó una veta rica y la prefirió por su contenido ($) antes que el servicio a sus correligionarios.

Los maestros deben ir por la recuperación de su status. Los han ninguneado desde el poder y nadie se ha puesto al frente de su lucha porque, como dije, sus supuestos líderes están ocupados en otros menesteres, tienen una mano o acaso las dos ocupadas en cuidar lo que han amasado. Es tiempo de reconsiderar su posición social vanguardista y no permitir que por negociaciones en lo oscurito, sean ignorados en su alta valía al grado de que no les pagan a tiempo por su trabajo.

Si hay un movimiento magisterial nuevo, los maestros deben cuidarse de no caer en manos de líderes sin escrúpulos y capaces de venderse por un plato de lentejas, trámite que conocen muy bien.

La sociedad requiere organizaciones dirigidas honestamente, con transparencia y cuentas claras, auténticas en el ejercicio de sus principios y capaces de instrumentar los cambios requeridos. Los sindicatos han de avanzar a la par que los reclamos sociales, tener una capacidad de respuesta que permita su participación en el cambio. Por la naturaleza de su contribución, gozan de la confianza pública ( los que trabajan, claro), en tanto que los indiferentes merecen la reprobación de todos.

Pero los cumplidos y los incumplidos han de tener momentos de lucidez para darse cuenta que desunidos no pueden avanzar hacia una situación de mejoras particulares ni tampoco a una vía laboral que permita reorientar los servicios educativos con base en una mística que distinguía a los profesores de antaño, antes de que tuvieran “líderes” mediocres y ventajosos.

Todo cambio, por lo demás, es positivo. El sindicalismo en sí mismo, no es defectuoso pero si lo es la tergiversación de los liderazgos que suelen aprovecharse de las bases para lucrar bien y bonito a costa de sus más sanos intereses.

Una buena acción oficial sería que todos los profesores regresaran a sus salones de clase, que para eso estudiaron y se formaron. Indira Vizcaíno tiene esa idea y me parece que es correcta. Si un maestro quiere sobresalir y actuar en política, que no use el trampolín del sindicato, que no cobre por no trabajar y que se dedique a servir y si sus servicios son requeridos en otros ámbitos de la sociedad, que sean los ciudadanos los que pugnen por su desempeño. La educación en Colima tiene que reorganizarse.